Estrella Giménez, fundadora de Kirira, en Kenia
“¿A ti no te han hecho la ablación?”
La fundadora de Kirira ha conseguido con su organización evitar cientos de mutilaciones a adolescentes en Kenia
PABLO LINDE Madrid 5 FEB 2014 - ElPaís
Fue prácticamente por casualidad. Cientos de ablaciones femeninas se han evitado en Kenia por una feliz coincidencia. La que propició que Estrella Giménez fuera de safari al país en una fecha en la que iban a hacer la mutilación genital a varias niñas de la región de Tharaka. Pasó por allí a visitar a unos niños que ella y su marido tenían apadrinados con Ayuda en Acción desde hacía años y quedaron horrorizados. Hoy, 14 años después, la fundación que preside es un referente en la lucha contra esta práctica y socia de esta ONG en las campañas que realiza en Kenia.
“Ah, ¿pero a ti no te han hecho la ablación”. Cuando una keniana le hizo esta pregunta sorprendida, Giménez se dio cuenta de que había un claro problema de información. Para empezar, entre las propias mujeres, ya que hablar de eso entre ellas era totalmente tabú. Solo lo mencionaban si se les preguntaba y daban por hecho que se trataba de algo ineludible. En esa primera visita a Kenia poco pudo hacer, más que tratar de explicar que, obviamente, ni ella ni sus hijas habían pasado por esa tortura, que no era algo ni bueno ni mucho menos obligatorio.
Fue en el año 2000. Esas conversaciones fueron el germen de un grupo de trabajo al que denominaron Kirira, y que ahora es una fundación que trabaja con personas en el terreno para concienciar sobre la ablación. Desde entonces, Giménez, 51 años, maestra de idiomas en un colegio de Argamasilla de Alba (Ciudad Real), ha acudido cada año al país. “Es un proceso lento, no es lo mismo construir un pozo que cambiar mentalidades, pero poco a poco se van consiguiendo cosas”, relata.
Es un proceso lento. No es lo mismo construir un pozo que cambiar mentalidades"
Es difícil hacer cálculos exactos, pero para saber el éxito de sus campañas se guían por las niñas que dejan la educación en secundaria. “Cuando una adolescente no vuelve a clase, quiere decir que la van a casar, lo que a su vez significa que le van a practicar una mutilación genital”, cuenta Giménez. En las escuelas donde colaboran (50 en Tharaka y 25 en Tangulbeiy, en el centro de Kenia), cada año faltaban unas 200 con respecto al anterior. El curso pasado esa cifra se redujo a tres.
Para conseguirlo, la clave es hablar. Hablar con naturalidad, primero de lo importante que es la educación, explicar por qué es beneficioso para una adolescente continuar los estudios en lugar de casarse a los 14 años. Por eso, parte importante de la acción de Kirira, además de promover escuelas y crear casas de acogida para niñas que huyen de la ablación, se basa en dar becas de estudios. “Apadrinamos a adolescentes, no a niños pequeños, ya que son ellas las que sufren este drama”, explica Giménez. Después de tratar el tema de la educación, en los talleres que hacen también se conversa sobre la mutilación en sí, sobre los problemas sanitarios y psicológicos que puede entrañar. “Les ponemos ejemplos sencillos; les contamos que en un país hay costumbres buenas y otras que no lo son tanto. Yo les digo que mi madre, en España, no podía abrir una cuenta en un banco sin el consentimiento de su marido y que eso ha ido cambiando con el tiempo”, dice Giménez.
Es lo mismo que han necesitado para asentarse entre las comunidades con las que trabajan. “Poco a poco han visto que hacíamos un trabajo serio. Una vez vino a visitarnos el vicepresidente del Gobierno keniano en helicóptero a ver cómo trabajábamos, fue alucinante, pero muestra que van reconociendo nuestra labor”, explica. Han pasado de recibir el dinero de unos cuantos amigos a conseguir aportaciones de todo tipo de instituciones, además de las de Ayuda en Acción, que es uno de los principales financiadores de sus proyectos.
Kirira ha conseguido que entre las niñas escolarizadas de las poblaciones donde trabajan se reduzca drásticamente la mutilación genital, pero el reto que tienen por delante es hacerlo también entre las adolescentes que no van al instituto. “Representan un 40% del total de niñas de esas edades y suelen ser las más listas, ya que sus sus padres las eligen para cuidar al ganado”, sentencia Giménez un día antes del día mundial de la mutilación genital femenina.
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