viernes, 30 de diciembre de 2011

192.- Cartas de una historia: Jaika Grossman y Abrasha Blum



Cartas de una historia: 
Carta de Jaika Grossman


Vilna, agosto de 1941
Queridos Compañeros

Hoy les escribo desde Vilna. La situación es crítica. Los nazis ya han ocupado la URSS y parecen no detenerse. Hace un tiempo, quienes estamos al frente del Hashomer Hatzair hemos decidimos postergar la Alia. No dejamos de lado nuestros ideales, nunca lo haremos. Una patria socialista en Eretz Israel sigue siendo nuestro horizonte, pero el peligro que nos acecha nos lleva a quedarnos un tiempo más en estas tierras.
Desde que Hitler invadió Polonia el 1 de septiembre de 1939 y comenzó la guerra nuestra vida se ha complicado de manera notable. Hitler ya manifestó en sus escritos el odio que tiene para con los judíos. Alcanza con leer algunos fragmentos de su libro más conocido, Mi Lucha: “Para ganar el poder político, el judío tiró las pocas prendas que aún podían arroparle. El judío democrático y popular se transforma en sanguinario, tirano de los pueblos. En pocos años, trata de exterminar a la clase intelectual nacional, privando a los pueblos de sus guía espirituales y llevándolos a un Estado que los predisponga a formar parte del lote de esclavos avasallados para siempre” .
Dividimos nuestras fuerzas. Algunos compañeros liderados por Mordejai Anilevich volvieron a la Gobernación General para intentar resistir desde allí. Otros acompañados por Aba Kovner nos quedamos en Vilna para formar un frente unificado de todos los movimientos y por eso es que les escribo. Yo entré al Hashomer Hatzair a los 9 años. No sabía bien porque lo hacía. Simplemente sentía que dentro del movimiento se luchabapor una justicia y una igualdad que afuera no encontraba. Todos teníamos los mismos derechos, vestíamos igual, no importaba edad, sexo ni clase social. Diez años más tarde es esa misma sensación la que me mantiene viva, activa, fuerte y por sobre todo esperanzada. Los nazis no quieren un mundo justo, nosotros si.
Desde que comenzó la guerra fui designada para estar en la conducción del movimiento en la clandestinidad. Ya no somos chicos preocupados por la revolución de octubre, hoy tenemos a nuestro cargo el futuro de nuestro pueblo y no podemos evadir nuestra responsabilidad. La guerra estaba evitando que nuestros niños vivan como niños, los había hecho madurar de golpe. Me emociona ver a mis janijim tomando la bandera de la jalutziut, dispuestos a dejar la vida por una justa causa. Me entristece saber que tanta maldad y violencia puede apoderarse de los humanos.
Las noches de insomnio se apoderaron de mí. No puede evitar pensar que todo esto no tiene sentido. ¿Educar para qué? ¿A quién? Si ya todos conocemos cual va a ser nuestro destino, ¿para que seguir? ¿Para qué derrochar nuestras energías en un desafío inútil? Ni la educación, ni las armas nos ayudarán a vencer a los asesinos que buscan nuestro exterminio.

Por las mañanas intento seguir para salvar aunque sea mi orgullo. Aprovechando mi aspecto ario y los documentos falsos que conseguí, mi vida se desarrolla en la clandestinidad. Voy a recorrer los ghettos y ciudades donde haya integrantes de nuestro pueblo para distribuir armas y contarles las atrocidades que los nazis están cometiendo. La gente nos apodo las cashariot. Somos un grupo de mujeres que no conocemos límites ni fronteras, recorremos largos kilómetros sirviendo a nuestro pueblo; ¿Quién puede sospechar de una jovencita rubia con cara de inocente?
La conformación de un frente único de resistencia no puede esperar. Entiendo que les cueste trabajar en conjunto con quienes tenemos objetivos diferentes, con quienes no compartimos la visión del mundo ni la manera de logarla. Pero esta vez la causa lo vale. Hoy debemos priorizar la unión del pueblo para luchar por nuestra identidad y por nuestra dignidad.

Atentamente
Jaika Grossman
Movimiento Juvenil Judío Socialista.




Carta de Abrasha Blum a Jaika



Compañera Jaika:

Varsovia está en crisis. El ghetto quedo completamente cerrado desde noviembre de 1940. La percepción del peligro todavía no ha invadido los corazones de los habitantes del ghetto, a pesar de que ya han comenzado algunos asesinatos aislados. Ya en febrero de este año ejecutaron a doce compañeros por la sola razón de salir de las murallas. El ghetto hace oídos sordos a estos hechos. Los miedos comienzan a manifestarse en otros aspectos; la situación económica es crítica. Las diferencias sociales se agrandan, las enfermedades se multiplican, nuestros chicos se mueren de hambre y todavía no entendimos que estamos en peligro. Los ricos comienzan a abandonar esa vida de lujos que aún en el ghetto habían logrado mantener en los primeros años de guerra y eso comienza a inquietarlos.

La escasez de alimento ha llegado a un punto tan extremo que nuestros chicos son los encargados de cruzar al lado ario para intentar robar un pedazo de pan que nos de energía para vivir. Kaplan escribió en su diario “Pandillas de niños trepando sobre el muro, arrastrándose por las grietas y también escabulléndose por las puertas oficiales del ghetto. Hay algunos alemanes que tienen la misericordia de estos pobres niños y hacen como si no los vieran, se dan vuelta a propósito y los niños con sus abrigos repletos corren como flechas disparadas y pareen pájaros. Pero hay también asesinos que golpean a los niños hasta la muerte. Les sacan las papas y en muchos casos hasta les disparan. Hubo mas de un niño que cayo victima de su sed de sangre…”. Así vivimos en Varsovia, la gente se muere en la calle.
se mantiene activa. Emannuel Ringelblum es un valuarte en esta misión. Posee bajo su dirección un archivo llamado Oneg Shabat para incentivar a toda la población del ghetto a que escriban y dejen testimonio a las futuras generaciones que puedan encontrarlo. Pero lo más importante es que la educación de nuestros hijos no se ha interrumpido. Ahora más que nunca debemos poner nuestra energía en educar ya que es la única llave que nos puede abrir las puertas de un mundo mejor. Es nuestra posibilidad de creer que un mañana es posible, que nuestra vida vale aunque los nazis nos quieran imponer otra cosa. No se si nuestros educandos van a sobrevivir a este infierno, lo que estoy seguro es que mientras vivan no podemos abandonar nuestra misión de educadores, porque sino hemos perdido la guerra antes de empezarla. Hasta nuestros enemigos han notado la importancia de la educación. El Tercer Reich está basado en el fuerte adoctrinamiento la población alemana desde los grados inferiores de la primaria y eso es lo que les permite abusar de su propia población. Nosotros no buscamos este tipo de educación, queremos lograr que nuestros chicos sean librepensadores para buscar de manera crítica la salida a nuestra crisis. En un libro de matemáticas para chicos de primaria figura la siguiente pregunta: “Un avión Stuka que está por despegar, carga 12 docenas de bombas que cada una pesa 10 kgs. El avión parte rumbo a Varsovia, centro del judaísmo internacional. Bombardean la ciudad. En la hora del despegue cuando su tanque de combustible tiene 1000 kgs. de gasolina, el avión pesa 8 toneladas. Al regresar de su cruzada aún tiene 230 kgs. de combustible. ¿Cual es el peso del avión cuando está vació?
Que paradójico resulta que los alemanes que son libres educan a sus hijos bajo un fuerte adoctrinamiento y adoración al Reich y nosotros que nos encontramos con nuestra libertad restringida educamos a nuestros hijos de manera abierta y plural.
No puedo dejar de mencionarte al amigo Korczak y a su compañera Stefa. Son un ejemplo digno de admiración que debemos seguir. La guerra no ha impedido que sigan al frente de su orfanato para niños. Sus enormes convicciones han logrado superar los más inesperados obstáculos que el régimen Nazi le ha impuesto. Korczak es un pedagogo inequiparable, Stefa una trabajadora incansable. A Korczak se lo ve deteriorado por el desgaste que le produce las negociaciones con quienes trafican alimentos para su orfanato. Sin embargo despierta admiración como mantiene a sus chicos, como los cuida, como los educa. Sus concepciones pedagógicas van a traspasar las murallas del ghetto, por lo revolucionarias e innovadoras que resultan.
Podemos hablar de resistencia, podemos hablar de frentes comunes, pero te pido por favor que nunca dejes la educación como valor principal, sino nada más va a tener sentido.
Te saluda, Abrasha Blum.

Extraído de “Holocausto y memoria”, Israel Gutman, Pág. 113
Partido Socialista Judío.



FUENTE: http://homunculushombrecillo.blogspot.com/2010/11/cartas-de-una-historia-carta-de-abrasha.html






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