jueves, 26 de abril de 2012

363.- LOS SISTEMAS DE NUMERACIÓN A LO LARGO DE LA HISTORIA





LOS SISTEMAS DE NUMERACIÓN 
A LO LARGO DE LA HISTORIA


Introducción. El Concepto de Base

  Cuando los hombres empezaron a contar usaron los dedos, guijarros, marcas en bastones, nudos en una cuerda y algunas otras formas para ir pasando de un número al siguiente. A medida que la cantidad crece se hace necesario un sistema de representación más práctico.
   En diferentes partes del mundo y en distintas épocas se llegó a la misma solución, cuando se alcanza un determinado número se hace una marca distinta que los representa a todos ellos. Este número es la base. Se sigue añadiendo unidades hasta que se vuelve a alcanzar por segunda vez el número anterior y se añade otra marca de la segunda clase. Cuando se alcanza un número determinado (que puede ser diferente del anterior constituyendo la base auxiliar) de estas unidades de segundo orden, las decenas en caso de base 10, se añade una de tercer orden y así sucesivamente.
 La base que más se ha utilizado a lo largo de la Historia es 10 según todas las apariencias por ser ese el número de dedos con los que contamos. Hay alguna excepción notable como son las numeración babilónica que usaba 10 y 60 como bases y la numeración maya que usaba 20 y 5 aunque con alguna irregularidad.
  Desde hace 5000 años la gran mayoría de las civilizaciones han contado en unidades, decenas, centenas, millares etc. es decir de la misma forma que seguimos haciéndolo hoy. Sin embargo la forma de escribir los números ha sido muy diversa y muchos pueblos han visto impedido su avance científico por no disponer de un sistema eficaz que permitiese el cálculo.
  Casi todos los sistemas utilizados representan con exactitud los números enteros, aunque en algunos pueden confundirse unos números con otros, pero muchos de ellos no son capaces de representar grandes cantidades, y otros requieren tal cantidad de simbolos que los hace poco prácticos.
  Pero sobre todo no permiten en general efectuar operaciones tan sencillas como la multiplicación, requiriendo procedimientos muy complicados que sólo estaban al alcance de unos pocos iniciados. De hecho cuando se empezó a utilizar en Europa el sistema de numeración actual, los abaquistas, los profesionales del cálculo se opusieron con las más peregrinas razones, entre ellas la de que siendo el cálculo algo complicado en sí mismo, tendría que ser un metodo diabólico aquel que permitiese efectuar las operaciones de forma tan sencilla.
  El sistema actual fue inventado por los indios y transmitido a Europa por los árabes;. Del origen indio del sistema hay pruebas documentales más que suficientes, entre ellas la opinión de Leonardo de Pisa (Fibonacci) que fue uno de los indroductores del nuevo sistema en la Europa de 1200. El gran mérito fue la introducción del concepto y símbolo del cero, lo que permite un sistema en el que sólo diez simbolos puedan representar cualquier número por grande que sea y simplificar la forma de efectuar las operaciones.

Sistemas de Numeracion Aditivos

  Para ver cómo es la forma de representación aditiva consideremos el sistema jeroglífico egipcio. Por cada unidad se escribe un trazo vertical, por cada decena un símbolo en forma de arco y por cada centena, millar, decena y centena de millar y millón un geroglífico específico. Así para escribir 754 usaban 7 geroglíficos de centenas 5 de decenas y 4 trazos. De alguna forma todas las unidades están fisicamente presentes.
  Los sistemas aditivos son aquellos que acumulan los simbolos de todas las unidades, decenas... como sean necesarios hasta completar el número. Una de sus características es por tanto que se pueden poner los símbolos en cualquier orden, aunque en general se ha preferido una determinada disposición.
  Han sido de este tipo las numeraciones egipcia, sumeria (de base 60), hitita, cretense, azteca (de base 20), romana y las alfabéticas de los griegos, armenios, judios y árabes.

El Sistema de Numeración Egipcio

  Desde el tercer milenio A.C. los egipcios usaron un sistema de escribir los números en base diez utilizando los jeroglíficos de la figura para representar los distintos ordenes de unidades.


Se usaban tantos de cada uno cómo fuera necesario y se podian escribir indistintamente de izquierda a derecha, al revés o de arriba abajo, cambiando la orientación de las figuras según el caso.
Al ser indiferente el orden se escribían a veces según criterios estéticos, y solían ir acompañados de los geroglíficos correspondientes al tipo de objeto (animales, prisioneros, vasijas etc.) cuyo número indicaban. En la figura aparece el 276 tal y como figura en una estela en Karnak.
  Estos signos fueron utilizados hasta la incorporación de Egipto al imperio romano. Pero su uso quedó reservado a las inscripciones monumentales, en el uso diario fue sustituido por la escritura hierática y demótica, formas más simples que permitian mayor rapidez y comodidad a los escribas
  En estos sistemas de escritura los grupos de signos adquirieron una forma propia, y asi se introdujeron símbolos particulares para 20, 30....90....200, 300.....900, 2000, 3000...... con lo que disminuye el número de signos necesarios para escribir una cifra.

El Sistema de Numeración Griego

  El primer sitema de numeración griego se desarrolló hacia el 600 A.C. Era un sistema de base decimal que usaba los símbolos de la figura siguiente para representar esas cantidades. Se utilizaban tantas de ellas como fuera necesario según el principio de las numeraciones aditivas.
  Para representar la unidad y los números hasta el 4 se usaban trazos verticales. Para el 5, 10 y 100 las letras correspondientes a la inicial de la palabra cinco (pente), diez (deka) y mil (kilo). Por este motivo se llama a este sistema acrofónico.
  Los símbolos de 50, 500 y 5000 se obtienen añadiendo el signo de 10, 100 y 1000 al de 5, usando un principio multiplicativo. Progresivamente este sistema ático fue reemplazado por el jónico, que empleaba las 24 letras del alfabeto griego junto con algunos otros símbolos según la tabla siguiente

 

De esta forma los números parecen palabras, ya que están compuestos por letras, y a su vez las palabras tienen un valor numérico, basta sumar las cifras que corresponden a las letras que las componen. Esta circunstancia hizo aparecer una nueva suerte de disciplina mágica que estudiaba la relación entre los números y las palabras. En algunas sociedades como la judía y la árabe, que utilizaban un sistema similar, el estudio de esta relación ha tenido una gran importancia y ha constituido una disciplina aparte: la kábala, que persigue fines místicos y adivinatorios.

Sistemas de Numeracion Híbridos

  En estos sistemas se combina el principio aditivo con el multiplicativo. Si para representar 500 los sistemas aditivos recurren a cinco representaciones de 100, los híbridos utilizan la combinación del 5 y el 100. Pero siguen acumulando estas combinaciones de signos para los números más complejos. Por lo tanto sigue siendo innecesario un símbolo para el 0. Para representar el 703 se usa la combinacion del 7 y el 100 seguida del 3.
  El orden en la escritura de las cifras es ahora fundamental para evitar confusiones, se dan así los pasos para llegar al sistema posicional, ya que si los signos del 10, 100 etc se repiten siempre en los mismos lugares, pronto alguien piensa en suprimirlos, dándolos por supuestos y se escriben sólo las cifras correspondientes a las decenas, centenas etc. .Pero para ello es necesario un cero, algo que indique que algún orden de magnitud está vacío y no se confundan el 307 con 370, 3070 ...
  Además del chino clásico han sido sistemas de este tipo el asirio, arameo, etíope y algunos del subcontinente indio cómo el tamil, el malayalam y el cingalés.

El Sistema de Numeración Chino

  La forma clásica de escritura de los números en China se empezó a usar desde el 1500 A.C. aproximadamente. 
Es un sistema decimal estricto que usa las unidades y los distintas potencias de 10. Utiliza los ideogramas de la figura


y usa la combinación de los números hasta el diez con la decena, centena, millar y decena de millar para según el principio multiplicativo representar 50, 700 ó 3000. El orden de escritura se hace fundamental,ya que 5 10 7 igual podría representar 57 que 75.
    Tradicionalmente se ha escrito de arriba abajo aunque también se hace de izquierda a derecha como en el ejemplo de la figura. No es necesario un símbolo para el cero siempre y cuando se pongan todos los ideogramas, pero aún así a veces se
suprimían los correspondientes a las potencias de 10.
  Aparte de esta forma que podríamos llamar canónica se usaron otras. Para los documento importantes se usaba una grafía más complicada con objeto de evitar falsificaciones y errores. En los sellos se escribía de forma más estilizada y lineal y aún se usaban hasta dos grafías diferentes en usos domésticos y comerciales, aparte de las variantes regionales. Los eruditos chinos por su parte desarrollaron un sistema posicional muy parecido al actual que desde que incorporó el cero por influencia india en s. VIII en nada se diferencia de este.

Sistemas de Numeración Posicionales

  Mucho más efectivos que los sitemas anteriores son los posicionales. En ellos la posición de una cifra nos dice si son decenas, centenas ... o en general la potencia de la base correspondiente.
  Sólo tres culturas además de la india lograron desarrollar un sistema de este tipo. Babilonios, chinos y mayas en distintas épocas llegaron al mismo principio. La ausencia del cero impidió a los chinos un desarrollo completo hasta la intraducción del mismo. Los sistemas babilónico y maya no eran prácticos para operar porque no disponían de simbolos particulares para los dígitos, usando para representarlos una acumulación del signo de la unidad y la decena. El hecho que sus bases fuese 60 y 20 respectivamente no hubiese representado en principio nigún obstáculo. Los mayas por su parte cometían una irregularidad a partir de las unidades de tercer orden, ya que detrás de las veintenas no usaban 20x20=400 sino 20x18=360 para adecuar los números al calendario, una de sus mayores preocupaciones culturales.
   Fueron los indios antes del siglo VII los que idearon el sistema tal y como hoy lo conocemos, sin mas que un cambio en la forma en la que escribimos los nueve dígitos y el cero. Aunque con frecuencia nos referimos a nuestro sistema de numeración cómo árabe, las pruebas arqueológicas y documentales demuestran el uso del cero tanto en posiciones intermedias como finales en la India desde el sss. Los árabes transmitieron esta forma de representar los números y sobre todo el cáculo asociado a ellas, aunque tardaron siglos en ser usadas y aceptadas. Una vez más se produjo una gran resistencia a algo por el mero hecho de ser nuevo o ajeno, aunque sus ventajas eran evidentes. Sin esta forma eficaz de numerar y efectuar cálculos dificilmente la ciencia hubiese podido avanzar.

El Sistema de Numeración Babilónico

   Entre la muchas civilizaciones que florecieron en la antigua Mesopotamia se desarrollaron distintos sistemas de numeración. En el ssss A.C. se inventó un sistema de base 10, aditivo hasta el 60 y posicional para números superiores.
   Para la unidad se usaba la marca vertical que se hacía con el punzón en forma de cuña. Se ponían tantos como fuera preciso hasta llegar a 10, que tenía su propio signo.
   De este se usaban los que fuera necesario completando con las unidades hasta llegar a 60.



   A partir de ahí se usaba un sistema posicional en el que los grupos de signos iban representando sucesivamente el número de unidades, 60, 60x60, 60x60x60 y asi sucesivamente como en los ejemplos que se acompañan.
 



El Sistema de Numeración Maya

   Los mayas idearon un sistema de base 20 con el 5 cómo base auxiliar. La unidad se representaba por un punto. Dos, tres, y cuatro puntos servían para 2, 3 y 4. El 5 era una raya horizontal, a la que seañadían los puntos necesarios para representar 6, 7, 8 y 9. Para el 10 se usaban dos rayas, y de la misma forma se continúa hasta el 20, con cuatro rayas.


   Hasta aquí parece ser un sistema de base 5 aditivo, pero en realidad, considerados cada uno un solo signo, estos símbolos constituyen las cífras de un sistema de base 20, en el que hay que multiplicar el valor de cada cifra por 1, 20, 20x20, 20x20x20 ... según el lugar que ocupe, y sumar el resultado. Es por tanto un sistema posicional que se escribe a arriba abajo, empezando por el orden de magnitud mayor.


   Al tener cada cifra un valor relativo según el lugar que ocupa, la presencia de un signo para el cero, con el que indicar la ausencia de unidades de algún orden, se hace imprescindible y los mayas lo usaron, aunque no parece haberles interesado el concepto de cantidad nula. Cómo los babilonios lo usaron simplemente para indicar la ausencia de otro número.
  Pero los científicos mayas eran a la vez sacerdotes ocupados en la observación astronómica y para expresar los número correspondientes a las fechas usaron unas unidades de tercer orden irregulares para la base 20. Así la cifra que ocupaba el tercer lugar desde abajo se multiplicaba por 20x18=360 para completar una cifra muy próxima a la duración de un año.


   El año lo consideraban dividido en 18 uinal que constaba cada uno de 20 días. Se añadían algunos festivos (uayeb) y de esta forma se conseguía que durara justo lo que una de las unidades de tercer orden del sistema numérico. Además de éste calendario solar, usaron otro de carater religioso en el que el año se divide en 20 ciclos de 13 días.
  Al romperse la unidad del sistema éste se hace poco práctico para el cálculo y aunque los conocimiento astronómicos y de otro tipo fueron notables los mayas no desarrollaron una matemática más allá del calendario.

Santiago Casado

362.- Sentencia de Fujimori: Un documento esencial para la historia


Sentencia de Fujimori: 
Un documento esencial para la historia

Rodrigo Montoya Rojas


Cuando la corte suprema chilena aprobó la extradición del ex presidente peruano Alberto Fujimori, pensé como muchos otros analistas en Perú que el poder judicial no tendría la independencia suficiente para juzgarlo y que gracias al omnímodo poder que él tuvo para hacer lo que quería con los jueces, saldría libre de toda culpa. Cuando vi que en el juicio se acumulaban uno a uno los indicios y las evidencias que lo condenaban, comencé a cambiar de opinión. En el último tramo todo indicaba que sería sentenciado. ¿25 o 20 años? La sentencia de 25 años abre en el poder judicial una puerta para el reencuentro de los jueces con la justicia y la seriedad.
Confieso que nunca leí una sentencia judicial completa. Dejé a medio camino la del caso Uchuraccay que fue la primera. No me hacía falta leer sentencias, nunca fui parte de un juicio. Al terminar la atenta lectura de la sentencia a Fujimori quedé gratamente impresionado y sentí que había recibido una lección sobre el sistema político peruano por fuera y por dentro. Todo el lado oscuro y escondido quedó iluminado y hasta transparente. Luego, pensé que debería compartir estas ideas. El texto que sigue es una reflexión sobre el Perú, a partir de esta experiencia.
I. 20 años de violencia y tres hechos muy importantes
Los 20 años de violencia política peruana entre 1980 y 2,000 produjeron tres hechos decisivos para la historia de Perú: el asesinato de 8 periodistas, en 1983, en la comunidad de Uchuraccay, situada en las tierras altas de la provincia ayacuchana de Huanta, como un punto de partida para empezar a no confundir Lima con el Perú; el informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, publicado en 2003, como un espejo escondido del país; y ahora, el 7 de Abril de 2009, hace sólo quince días, la sentencia de Alberto Fujimori a 25 años de cárcel por ser ¨autor mediato de la comisión de delitos de homicidio calificado y asesinato, de secuestro agravado, ¨delitos de homicidio calificado y lesiones graves [que] constituyen crímenes contra la Humanidad según el Derecho Internacional¨ que debe ser considerado como un documento clave para arreglar cuentas con el pasado y afirmar el espacio democrático en serio que Perú necesita.
I. 1 El caso de Uchuraccay
Fue necesario que murieran asesinados ocho periodistas de Lima (Jorge Sedano, de La República, Eduardo de la Piniela, y Pedro Sánchez de El Diario de Marka. Willy Retto y Jorge Mendívil de El Observador, Amador García de Oiga, Félix Gavilán y Octavio infante, periodistas ayacuchanos, y el guía Juan Argumedo) para que los medios de comunicación empezaran a interesarse por la violencia política en los Andes, con las anónimas víctimas indígenas de siempre. Las masacres previas de indígenas y campesinos quechuas no conmovieron a la clase política nacional y a sus periodistas porque desde tiempos de los primeros españoles que llegaron en el siglo XVI, las vidas de los antiguos peruanos no era tomadas en cuenta. La tesis oficial sobre el asesinato de los ocho periodistas fue planteada desde el día mismo en que los cadáveres fueron desenterrados de sus tumbas. El General Noel, jefe de la base militar en Ayacucho, dijo simplemente: los responsables han sido los “indios salvajes”. Ese era el lenguaje del siglo XVI, reaparecido en 1983 como si los siglos pasasen en vano.
Los periodistas que fueron tras las huellas de sus colegas muertos recogieron testimonios de primera mano, ataron algunos cabos sueltos, plantearon serias dudas y muchas preguntas. ¿Qué tan grave fue lo que los periodistas vieron en Uchuraccay para que pagasen con sus vidas por el atrevimiento de ir a buscar una verdad escondida? Habían ido a conocer de cerca lo ocurrido en un enfrentamiento en Huaychao donde un grupo de senderistas habría sido asesinado por los campesinos de Uchuraccay. Fernando Belaúnde Terry, presidente de la República en ese momento, se contentó con decir que se trataba de un gesto ¨gallardo¨ en vez de ordenar una investigación judicial. El 26 de enero de 1983, el día del asesinato y entierro de los periodistas y su guía, estaban en Uchuraccay soldados del ejército, marinos, policías y por lo menos un oficial de la fuerza aérea. Los oficiales dijeron a los comuneros de Uchuraccay: “maten” a quienes vienen por tierra, porque los amigos, vienen por el aire. Curiosamente ese día todo ese personal de las Fuerzas Armadas y Policiales declaró no haber oído ni visto nada. En consecuencia, los comuneros de Uchuraccay habrían matado a los periodistas sin que nadie se diera cuenta. Desde la Antropología y desde mi experiencia vital en los Andes me opuse, entonces, a aceptar que los quechuas de Uchuraccay enterraran a las victimas por pares, desnudos, boca abajo, en tumbas cavadas a solo veinte o treinta centímetros de la superficie. Nunca en los Andes peruanos, bolivianos o ecuatorianos se entierra así a las personas. La protesta en Lima por ese crimen fue creciendo, al mismo tiempo que las dudas sobre la responsabilidad atribuida tan fácil y rápidamente a los comuneros de Uchuraccay. Por la desconfianza y sospecha de una posible responsabilidad de las fuerzas armadas, se dijo entonces que la democracia peruana estaba en peligro y que lo más conveniente sería que una Comisión al margen del poder judicial estudiase el caso. El presidente Fernando Belaunde, deseoso de ¨defender la democracia peruana en peligro¨, encargó a Mario Vargas Llosa la dirección de una Comisión investigadora. El renombrado escritor no tenía experiencia alguna en los Andes, no hablaba quechua, como tampoco ninguno de sus más cercanos colaboradores en la realización de ese encargo. El equipo estuvo pocas horas en Uchuraccay y regresó rápidamente a Ayacucho temiendo una probable agresión de parte de los comuneros. Ninguno de los miembros de la Comisión preguntó nada a los oficiales que estuvieron ese día en Uchuraccay. Hubiera sido muy importante que el Teniente Bravo de la Fuerza Aérea contase quién le ordenó recomendar a los comuneros de Uchuraccay que maten a los enemigos que llegaban por tierra. La Comisión publicó un informe oficial atribuyendo la responsabilidad a los comuneros de Uchuraccay, liberando de toda culpa a las Fuerzas Armadas, atribuyendo el lamentable suceso a un malentendido cultural pues los llamados indios habrían confundido a los periodistas con los senderistas, y a las cámaras fotográficas con metralletas, y concluyendo que nadie era individualmente responsable de ese crimen pero sí todos los peruanos. El fundamento académico del supuesto malentendido cultural fue la contribución de los antropólogos asistentes de la Comisión quienes sostuvieron que el Perú estaba dividido entre una parte occidental moderna y otra, tradicional indígena, como fragmentos separados de un país sin diálogo interior. En el dualismo de la antropología de esos años tenía aceptación la metáfora del país como un archipiélago de islas, sugerida por José Matos Mar. Era sólo una impresión fotográfica que no correspondía a lo que estaba ocurriendo con los puentes económicos, políticos y culturales que se construían desde la segunda mitad del siglo XIX 1. Las fotos tomadas por Willy Reto, uno de los periodistas muertos, publicadas después de la publicación del informe oficial de la Comisión, demostraron que los periodistas no habían sido atacados de lejos sino que hablaron directa y personalmente con los periodistas. El ayacuchano Jorge Mendívil y el guía Juan Argumedo hablaban muy bien el quechua, y explicaron, seguramente, que los periodistas no eran senderistas. No eran tontos los comuneros de Uchuraccay para confundir una metralleta con una cámara fotográfica o a un senderista joven de esos que conocían muy bien los Andes y eran capaces de caminar jornadas enteras, con Jorge Sedano, reportero gráfico del diario La República, muy gordo y que llegó a Uchuraccay en una mula alquilada porque no podía caminar.
Cumplido el encargo de la Comisión Oficial, parecía que la democracia del país había sido “salvada”, y que todo volvía al viejo cauce del pasado pero no fue así. Los responsables del orden colonial mantuvieron sus mismas convicciones, como si no hubiese pasado nada. Felizmente, la vida de los indígenas y campesinos quechuas y asháninkas de los Andes y de la Amazonía -grandes victimas de la violencia política entre SL, el MRTA y las Fuerzas Armadas- fue tomada en cuenta por un pequeño fragmento del país, que poco a poco fue creciendo en la medida en que la violencia multiplicaba el numero de victimas hasta llegar a la suma enorme de 69,280, a fines del 2,000 como sostuvo la Comisión de la Verdad y Reconciliación, CVR, en su informe final. La vida y la democracia, entendida como un modo de ejercer derechos ciudadanos, humanos, e indígenas, y como un modo de gobernar respetando los derechos de los otros, surgieron como dos nuevos valores en la política peruana a pesar de las Fuerzas Armadas y Policiales, de gran parte de la clase política y de la cúpula de la iglesia católica. No es nada gratuito que la Asociación para la Defensa y Promoción de los derechos humanos, APRODEH, haya sido fundada precisamente en 1983. Hoy, en 2009, la Coordinadora Nacional de Organización de Defensa de los Derechos Humanos agrupa a más de cincuenta organizaciones en todo el país. Tampoco es gratuito que a pesar de todos los cambios en los últimos 30 años, la clase política, las cúpulas de las Fuerzas Armadas y de la iglesia y gran parte de la clase empresarial del país sigan convencidos de que la defensa de los derechos humanos y la democracia como valores sea simplemente una cuestión de comunistas que tratan de engañar al país.
Lo que acabo de decir es lamentable para la frágil democracia peruana en la medida en que la defensa de los derechos humanos tiene una historia muy breve -solo 25 anos- mientras que la República como sistema formalmente democrático tiene 188 años, y el Perú de valores formalmente cristianos tiene 474 años, si tomamos en cuenta, como punto de partida, la fundación española de Lima en 1535. Los gestos y propuestas de Bartolomé de las Casas en el siglo XVI –en frontal oposición al cura Juana Gines de Sepúlveda, quien escribió en 1555 el libro “Tratado de las justas causas en la guerra contra los indios”- y los escasos momentos de relativa paz democrática en el país, como entre 1945 y 1948, son solo excepciones dentro de un orden colonial contrario al derecho de la vida y la democracia. El día en que no haya más una organización de defensa de derechos humanos, el Perú habrá cerrado un tristísimo capítulo de su historia.
I.2. La Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR) 2001-2003, como un espejo del Perú escondido.
Luego de la renuncia de la presidencia de la república por fax desde Japón de Alberto Fujimori Fujimori, el gobierno de transición del Dr. Valentín Paniagua entre 2000 y 2001, tuvo el acierto de nombrar una Comisión para tratar de ofrecer una explicación de la feroz violencia política que sufrió Perú entre 1980 y 2,000. Luego de algo más de dos años de trabajo, la publicación de su ¨Informe Final¨ en ocho volúmenes y más de 3,000 páginas fue un acontecimiento intelectual, académico, y político que es una fuente de primer orden para entender el Perú2. A partir de las declaraciones de los familiares de las víctimas de ambos bandos de, los actores vivos libres o encarcelados, de las visitas e investigaciones en gran parte de los casos conocidos, de los libros y artículos producidos en el mundo académico, el grupo de Comisionados entregó sus reflexiones para entender lo ocurrido y sus recomendaciones para que parte de los responsables de esa feroz violencia política sean juzgados en el poder judicial y para que los familiares de las víctimas reciban una reparación por todo lo sufrido.
Por primera vez en la historia peruana, los indígenas y campesinos de los Andes, la Amazonía, la Costa y los llamados ¨conos¨ de Lima dieron un testimonio público de los crímenes cometidos por Sendero Luminoso, el MRTA y las Fuerzas Armadas y Policiales. El hecho de recordar y contar, como parte del duelo personal y colectivo, y como un recurso para que no vuelva ocurrir otra tragedia igual, removió las estructuras profundas del inconsciente individual y colectivo de los peruanos herederos y beneficiarios del poder colonial, e hizo aparecer sobre la superficie los viejos odios heredados del pasado y esa peruanísima tradición de no reconocer errores, de atribuir la responsabilidad de los acontecimientos siempre a los otros. Desde las fuerzas armadas y policiales, desde los partidos directamente comprometidos en los acontecimientos, desde los sectores conservadores de la iglesia católica, surgieron muchas voces para oponerse al trabajo de la Comisión, exigir silencio, reclamar que nadie cuente públicamente lo que le tocó sufrir, con el pretexto de no abrir más las heridas, de no enfrentar más a los peruanos, de borrar el pasado sin juicio alguno y pensar sólo en el futuro.
La Comisión atribuyó a Sendero Luminoso la responsabilidad en el 54 % de las violaciones de derechos humanos y la segunda responsabilidad a las Fuerzas Armadas y Policiales, sin embargo fue acusada de comunista y de favorecer a Sendero y al MRTA. Parecía un enorme contrasentido. La realidad de los hechos no fue tomada en cuenta y los jefes de las Fuerzas Armadas y Policiales, de los partidos de la derecha y la cúpula de la iglesia católica culparon a la Comisión de haber hecho un pésimo favor al llamado ¨terrorismo¨ y afirmaron sin rubor alguno que la democracia fue defendida por encargo de los presidentes y que por eso las fuerzas armadas y policiales merecen el reconocimiento del país. Esa es hoy, la posición firme del presidente Alan García y de su vicepresidente, el almirante Giampietri No hay, en consecuencia, desde las diferentes instancias del poder ninguna voluntad de autocrítica. Pero el Informe Final de la CVR está ahí con miles de voces que recuerdan, cuentan, reclaman, exigen, ser tomados en cuenta como ciudadanos con iguales derechos, como personas que merecen respeto.

La exposición fotográfica titulada Yuyanapaq -para recordar, en quechua- es un testimonio extraordinario. La fuerza de sus imágenes, en los crímenes cometidos por ambos bandos, es suficientemente grande como para que los espectadores desprendan una sencilla conclusión: que lo ocurrido en ese nefasto período de violencia política no vuelva a ocurrir. Hace unas pocas semanas, el gobierno alemán ofreció al gobierno peruano una ayuda de dos millones de euros para construir un Museo de la Memoria que perennice la exposición Yuyanapaq. Los adversarios de la Comisión de la verdad se opusieron rotundamente y el presidente Alan García rechazó la oferta diciendo que no hacía falta. A ellos y ellas les gustaría un Museo de la memoria que sólo tenga las imágenes de las ¨víctimas del terrorismo¨; es decir sólo los oficiales, soldados y civiles ¨caídos luchando por defender la democracia¨. Las otras víctimas, sus víctimas, no cuentan, merecerían sólo el olvido. Esta división entre peruanos y no peruanos, entre mis victimas y tus víctimas, mis muertos y tus muertos, mis presos y tus presos, es la expresión inequívoca de un terrible problema en el país. ¿Cuántas personas hay en Perú que consideramos a las víctimas de un lado y, del otro, como nuestras víctimas, que nos negamos a aceptar la división entre peruanos y no peruanos, entre mis victimas y tus víctimas, mis muertos y tus muertos, mis presos y tus presos 3. Como las tres cuartas partes de las 69.280íctimas de la violencia política entre 1980 y 2000 son indígenas quechuas y amazónicas, no cuentan, no son seres humanos, no son personas, ni cristianos, ni prójimos. Esa era la lógica de los españoles en el siglo XVI. Este es uno de los grandes dramas del Perú actual. Aquellas peruanas y peruanos que están convencidos de que hay que defender la democracia, su democracia, por todos los medios, lícitos e ilícitos, secuestrando, torturando, violando, matando, una y veinte veces hasta que los cadáveres se dividan en mil pedazos, no parecen tener problema alguno en llamarse cristianos, católicos, apostólicos, limeños y demócratas. Muchos de ellas y ellos son cardenales y obispos. ¿Qué ocurre en Perú para que esos hombres y mujeres sean elegidos y gobiernen?
La colonial hipocresía y tremenda contradicción entre el decir y hacer de quienes creen que se puede defender la democracia secuestrando, torturando, violando, matando, rematando una y veinte veces, aparece más desnuda aún si nos detenemos un momento en el tema de la reconciliación. Probablemente el cardenal Juan Luis Cipriani, primado de la iglesia peruana, pidió al presidente Alejandro Toledo que la Comisión además de la verdad busque la reconciliación e incremente el número de sus miembros con más curas para que todas las tendencias de la iglesia estén representadas dentro de la Comisión de la Verdad que, luego se llamó de la verdad y reconciliación. La reconciliación sigue a la justicia y esta supone la verdad. ¿De qué reconciliación se puede hablar si el poder judicial no sentencia, no castiga a los culpables y no precisa las reparaciones y compensaciones debidas por todo lo sufrido y perdido? La Comisión de la verdad cumplió parcialmente con el encargo recibido, trató de llegar a la verdad pero no podía administrar justicia y tampoco perdonar. La reconciliación sigue siendo un buen deseo. Se reconcilian las partes de un conflicto luego de un proceso en el que se establecen las responsabilidades, se aceptan esas responsabilidades y sus sanciones debidas, se perdonan mutuamente y, luego, se prometen no cometer las mismas faltas. Si se habla de reconciliación, luego de los 20 años de violencia política, se trataría de un entendimiento-perdón entre las Fuerzas Armadas y Policiales con los senderistas y emerretistas, entre los victimarios y las víctimas sobrevivientes o los familiares de las víctimas. Resulta evidente que el cristianismo y el catolicismo de los presidentes de la república, de oficiales militares, cardenales, ministros, congresistas, abogados y muchos otros personajes de la clase política, son sólo parciales y no toleran la reconciliación con los enemigos. Pero sí tienen el pregón vacío de la reconciliación con voces de registros altisonantes desde el púlpito de la catedral, oficinas de gobierno, el congreso y los medios de comunicación. No sabemos si, en la otra orilla, los senderistas y emerretistas piden alguna forma de reconciliación, sí sabemos por los medios de prensa y por la propia CVR, que sus líderes condenados a cadena perpetua o 30 años de cárcel han pedido disculpas por lo que hicieron. Se trata de un progreso, pequeño, pero progreso al fin.

Me parece que el informe de la CVR, a pesar de sus errores y vacíos, es parte del presente y del futuro mientras que sus grandes detractores lo son del presente y del pasado. Confío en el horizonte democrático en serio que las peruanas y peruanos nos debemos.
Sentencia de Fujimori
Cito a continuación las partes más importantes de la sentencia:
¨CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA Fecha: 7 abril 2009, SALA PENAL ESPECIAL. Exp. Nº A.V. 19-200, Vocales Supremos : César San Martín Castro, Víctor Prado Saldarriaga, Hugo Príncipe Trujillo. Sentencia : 7 abril de 2009. Acusado: Alberto Fujimori Fujimori: Delitos : Asesinato, lesiones y secuestro.
823°. CONDENANDO a ALBERTO FUJIMORI FUJIMORI o KENYA FUJIMORI, cuyas generales de ley han sido precisadas en el párrafo 4°, como autor mediato de la comisión de los delitos de: I. Homicidio calificado – asesinato, bajo la circunstancia agravante de alevosía, en agravio de: 1. Luis Antonio León Borja.2. Luis Alberto Díaz Ascovilca.3. Alejandro Rosales Alejandro.4. Máximo León León.5. Placentina Marcela Chumbipuma Aguirre.6. Octavio Benigno Huamanyauri Nolasco.7. Filomeno León León.8. Lucio Quispe Huanaco.9. Tito Ricardo Ramírez Alberto.10. Teobaldo Ríos Lira.11. Manuel Isaías Ríos Pérez.12. Nelly María Rubina Arquiñigo.13. Odar Mender Sifuentes Núñez.14. Benedicta Yanque Churo15. Javier Manuel Ríos Rojas. (CASO BARRIOS ALTOS).16. Juan Gabriel Mariño Figueroa.17. Bertila Lozano Torres.18. Dora Oyague Fierro.19. Robert Teodoro Espinoza.20. Marcelino Rosales Cárdenas.21. Felipe Flores Chipana.22. Luis Enrique Ortiz Perea.23. Richard Armando Amaro Cóndor.24. Heráclides Pablo Meza.25. Hugo Muñoz Sánchez. (CASO LA CANTUTA). II. Lesiones graves, en agravio de:1. Natividad Condorcahuana Chicaña.2. Felipe León León.3. Tomás Livias Ortega.4. Alfonso Rodas Alvitres. (CASO BARRIOS ALTOS).Los mencionados delitos de homicidio calificado y lesiones graves constituyen crímenes contra la Humanidad según el Derecho Internacional Penal.III. Secuestro agravado, bajo la circunstancia agravante de trato cruel, en agravio de: 1. Gustavo Andrés Gorriti Ellenbogen.2. Samuel Edward Dyer Ampudia. (CASO SÓTANOS SIE).
824°. En tal virtud, le IMPUSIERON VEINTICINCO AÑOS DE PENA PRIVATIVA DE LIBERTAD, que computada desde el siete de noviembre de dos mil cinco en que fue privado de su libertad en Chile atendiendo a la solicitud de extradición hasta el dieciocho de junio de dos mil seis en que obtuvo libertad bajo fianza, y desde el veintidós de septiembre de dos mil siete en que fue puesto a disposición de este Tribunal vencerá el diez de febrero de dos mil treinta y dos¨. (Parte cuarta, Decisión p. 705). (Las mayúsculas y letras cursivas de estas y próximas citas son de la propia Sentencia).
La condena establece también medidas a favor de los agraviados por los daños inmateriales, ¨de indemnización por daño extra patrimonial o inmaterial¨. Los tres ¨montos dinerarios¨ serán abonados por el encausado Alberto Fujimori Fujimori a título personal. Estos montos, a su vez, devengarán el interés legal desde la fecha en que se produjo el daño.
Doscientas cuarenta y siete (247) veces aparece en el documento de la sentencia la pregunta ¨ ¿está probado que…?¨ y 247 veces la respuesta es ¨si lo está¨. Presento dos ejemplos:
1º. ¿Está probado que el acusado, nacido en el Perú, de padres japoneses, tiene doble nacionalidad: peruana y japonesa, y que en nuestro país su nombre es ALBERTO FUJIMORI FUJIMORI y en Japón es Kenya Fujimori? Si lo está. (Cuestiones de hecho, p. I).
40º. ¿Está probado que el acusado ALBERTO FUJIMORI FUJIMORI, como jefe
supremo de las FFAA y PNP, ejerció potestades político militares y potestades militares efectivas, evidenciando mando y comando máximo sobre las Fuerzas del Orden, tanto a nivel político estratégico, como táctico y operativo? Si lo está.

Vladimiro Montesinos en el proceso seguido a su gemelo, 
el acusado Alberto Fujimori. 



(Cuestiones de hecho, p. VII).
Las 247 preguntas han sido respondidas luego de una exhaustiva presentación de las versiones diversas, pruebas, hechos, evidencias e indicios razonables debidamente contrastados sobre cada uno de los puntos de la acusación fiscal. Se trata de una sentencia sustentada con un rigor notable, con un amplio manejo de la doctrina de los temas tratados por los especialistas más importantes del mundo y de los casos internacionales más importantes como los juicios de guerra en Alemania, o Israel, por ejemplo. Es un documento valiosísimo no solo para el derecho peruano y para la jurisprudencia mundial sobre los crímenes contra la humanidad, de lesa humanidad y la autoría mediata, sino también para el estudio y entendimiento de la realidad peruana. Me parece que será una fuente de primer orden para saber cómo dentro de un sistema político formalmente de derecho y democrático el dictador Alberto Fujimori Fujimori y sus dos hombres claves, el ex capitán Vladimiro Montesinos y el general Hermosa Ríos, jefe máximo del ejército durante ocho años, fueron capaces de tejer una red extraordinaria para delinquir, clandestina e impune, para ejercer el poder de modo absoluto, sin tener en cuenta la Constitución del país.
En el día a día de la historia peruana de esos diez años de gobierno fujimorista, la prensa de investigación fue una fuente de primer orden para develar parte de esa red clandestina. Sin el trabajo de periodistas como Gustavo Gorriti, Edmundo Cruz, Ricardo Uceda y Carlos Páucar , entre los mas destacados, y el apoyo firme y constante del diario La República y su director Gustavo Mohme Seminario, también de la revista Caretas, tal vez no habría sido posible tener los grandes hilos para entender el complejo y vasto tejido del poder clandestino debajo del poder formal. Con los materiales recogidos por dichos periodistas y la información producida en el largo y sereno juicio a Fujimori, el buen trabajo de los fiscales José Antonio Peláez y Avellino Guillén y los abogados de la parte civil, Ronald Gamarra, Gloria Cano y Carlos Rivera, los jueces Vocales Supremos César San Martín, Víctor Prado y Hugo Príncipe Trujillo pudieron reconstruir los acontecimientos en las masacres de Barrios Altos y La Cantuta y en el secuestro del periodista Gustavo Gorriti y del empresario Samuel Dyer.
En todas las disciplinas del conocimiento científico, las pruebas y los hechos que fundan las hipótesis, los hallazgos, las proposiciones finales, son indispensables. En el caso particular de las ciencias sociales, la recomendación del historiador francés Fernand Braudel a sus alumnos: “una afirmación, un documento, una prueba”, que oí al maestro Pierre Vilar en la Escuela de Altos Estudios de Ciencias Sociales en Paris, fue una herramienta decisiva. Antes de afirmar algo hay que tener las pruebas de lo que decimos. No se trata de dar opiniones en el aire. A quienes trabajamos en las ciencias sociales nos corresponde el deber de buscar en la realidad los hechos que sostienen, fundan o prueban lo que decimos. También los indicios son importantes para nosotros siempre y cuando haya razones suficientes para considerar que deben ser tomados en cuenta. Antes de la sentencia a Fujimori cualquiera de las afirmaciones sobre las partes de esa red para delinquir tenían el carácter de hipótesis, conjeturas o simples opiniones enteramente negadas y ocultadas por Fujimori, Montesinos, Hermoza Moya y los militares, empresarios, congresistas, periodistas, intelectuales, dirigentes políticos, clientes y amigos asociados a ese poder publico y clandestino. Después de la sentencia se trata de hechos debidamente probados. La red clandestina de un omnímodo poder existió y ahora parece enteramente transparente. Por eso sostengo que se trata de un documento esencial para entender el Perú.
Algunos temas centrales en la Sentencia
En una primera aproximación al estudio de la sentencia de Fujimori, quiero detenerme en tres puntos, Fujimori como jefe supremo de las fuerzas armadas y autor mediato, el verbo ¨demoler¨ compartido por Fujimori y Abimael Guzmán, la nociones de crimen de Estado, crimen contra la humanidad , y la “guerra sucia”.
III.1. Fujimori fue el jefe supremo de las fuerzas armadas y el responsable principal de los crímenes como autor mediato.
40º. ¿Está probado que el acusado ALBERTO FUJIMORI FUJIMORI, como jefe
supremo de las FFAA y PNP, ejerció potestades político militares y potestades militares efectivas, evidenciando mando y comando máximo sobre las Fuerzas del Orden, tanto a nivel político estratégico, como táctico y operativo? Si lo está.
(Cuestiones de hecho, p. VII).
734°. ALCANCE DEL APARTAMIENTO DEL DERECHO. SUPUESTOS. Como advierte ROXIN, en estos casos, “el aparato funciona como una totalidad por fuera del orden jurídico”1096. Es decir, produce sus efectos ilícitos como una integridad que actúa completamente al margen del Derecho. En su análisis sobre los casos Eichmann y Staschynski, él detectó que el poder estatal operaba al margen del Derecho ya que las propias garantías que éste regulaba no tenían efectividad. Sin embargo, ello no implicaba, necesariamente, que los detentadores de dicho poder no estuvieran finalmente regidos por el mismo orden jurídico, sobretodo en su dimensión internacional. Tercera parte, Capítulo II Autoría mediata, p. 640).
735°. AUTORÍA MEDIATA Y CRIMINALIDAD ESTATAL. Por las características y contenidos de la imputación en el caso sub judice, es relevante evaluar las expresiones y manifestaciones concretas de la autoría mediata que se gesta y opera como criminalidad estatal. 1. Al respecto, cabe destacar que ROXIN considera a la criminalidad de los aparatos de poder organizado estatal, como el “prototipo de criminalidad Organizada¨. Es más, como refiere Zaffaroni la criminología y la criminalística muestran que “el crimen de estado es un delito altamente organizado y jerarquizado, quizá la manifestación de criminalidad realmente organizada por excelencia”, pp. 641-642.
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2. Para graficar esta modalidad fungible, ROXIN aludía a los argumentos planteados por la defensa de Eichmann ante el Tribunal de Jerusalén. Según él, carecía de relevancia que el funcionario nazi no cumpliera con la orden de ejecución de los judíos, ya que ésta, aún en tal supuesto, se hubiera llevado a cabo. De esta manera quedaba en evidencia que el delito no era obra de una persona individual, sino del propio Estado1121. En la jurisprudencia nacional también se ha aludido a esta posición de fungibilidad negativa. Efectivamente, la Sala Penal Nacional en su sentencia al líder senderista Abimael Guzmán Reynoso, sostuvo: “el hombre de atrás no dominaba la voluntad del ejecutor de modo directo, sino sólo indirecto a través del aparato criminal”. Ello, en función de la concurrencia de dos factores interdependientes: primero por lo decisivo de la conducción del aparato; y, luego, por la vinculación, la pertenencia y subordinación por parte del ejecutor a la jerarquía de este aparato¨ p.646,
En sus diez años de gobierno Alberto Fujimori apareció como el hombre fuerte, como el jefe supremo de las fuerzas armadas, como un valiente conductor en operaciones arriesgadas. Estuvo en la frontera con Ecuador en 1991 como un jefe de campaña, parecía un actor policial justiciero que desde un patrullero trataba de encontrar al fugitivo Vladimiro Montesinos, y era el gran jefe del comando de liberación de los rehenes en la casa del embajador de Japón en Lima, subiendo una escalera, feliz y eufórico, entre los cadáveres de los emerretistas. Se le vio de justiciero otra vez en el departamento de la esposa de Vladimiro Montesinos, llevándose maletas de videos con la aparente protección de un fiscal que no era fiscal. Fujimori aparecía siempre seguro, era autoritario, mandón, altanero, soberbio. En su juicio, quiso aparecer como un ángel. Dijo que no sabía nada de nada, que nunca dio una orden porque no fue jefe de las Fuerzas Armadas, que fue sólo un presidente preocupado por “salvar al país”. De dos cosas una: era un tonto de atar o un actor que simulaba ser lo que le convenía. Los jueces no le creyeron. Reunieron todas las evidencias e indicios y concluyeron que sí actuó como jefe supremo.
Su abogado defensor pedía, exigía órdenes escritas de Fujimori y como no existían alegó su inocencia. La fiscalía y la parte civil dijeron simplemente: no eran necesarias las órdenes escritas, Fujimori tenía el control de todo. Los jueces sumaron evidencias e indicios, buscaron las fuentes de derecho sobre autoría mediata y observaron de cerca la documentación sobre los casos parecidos más importantes en el mundo, y también aquí. La condena a perpetuidad a Abimael Guzmán se basó, precisamente, en su autoría mediata. Analizaron a fondo el asunto y llegaron a la conclusión definitiva: Fujimori fue el autor mediato y por eso debía ser condenado.
III.2 Crímenes de Estado, crimen contra la humanidad y guerra sucia
134º. ¿Está probado que la operación de Barrios Altos fue un crimen de Estado?
Si lo está
156º. ¿Está probado que el asesinato de los nueve estudiantes y un profesor de la Universidad La Cantuta también responde a un patrón de crimen de Estado, de ejecuciones extrajudiciales? Si lo está.
164º. ¿Está probado que la privación de libertad del agraviado Gustavo Gorriti Ellenbogen y otros ciudadanos contó con la disposición del acusado ALBERTO FUJIMORI FUJIMORI en su condición de jefe de Estado y jefe supremo de las FFAA y PNP? Si lo está.
179º. ¿Está probado que el acusado ALBERTO FUJIMORI FUJIMORI autorizó la
privación de libertad del agraviado Dyer Ampudia? Si lo está
747°. Cabe anotar, por lo demás, que en la Criminología y Criminalística actuales no hay incompatibilidad material entre las categorías de Estado Criminal y Guerra Sucia llevada a cabo por organizaciones estatales como acotó la defensa en su alegato oral. Es más, esta ha pretendido construir una falacia en torno a las opciones expuestas por FARALDO CABANA cuya clasificación al respecto es una mera opción criminológica que no es ni la única ni la predominante entre los enfoques contemporáneos de la materia. Incluso se puede percibir una tergiversación de la opinión de dicha autora por la defensa del acusado, ya que en ningún apartado de su aludida monografía la citada jurista afirma que los Estados Criminales utilicen todo el aparato estatal para actos de exterminio de personas. Por el contrario, hay consenso en reconocer que ambas manifestaciones criminales y categorías criminológicas parten de una misma matriz etiológica: la Criminalidad de Estado. Esto es, un proceder criminal generado, ejecutado, avalado, tolerado o justificado por las más altas instancias del poder estatal. Son, pues, parte de formas de criminalidad que, como entiende HASSEMER, se materializan sólo con apoyo¨. (p. 655). 747,655-656.
El Estado es una categoría muy compleja y difícil. Se supone que cada una de las personas que vivimos en el territorio peruano somos parte la nación y que el Estado nos representa. Esta es una especie de declaración de principios del Estado-nación, un ideal por alcanzar en la formulación del sistema político de repúblicas democráticas derivadas de la revolución francesa de 1789. En la realidad, en el juego de las representaciones, los que se reclaman como representantes olvidan a sus representados y defienden sólo sus intereses individuales, de grupo o de clase.

De ese modo sería un contrasentido que quienes representan a todos las personas nacidas en el Perú, las encarcelen, torturen, violen, maten y rematen una y veinte veces. Pero es precisamente eso lo que hicieron Fujimori, Montesinos, Hermoza y sus aliados. Un crimen de Estado se comete por orden de quienes tienen puestos de comando en el Estado, desde el privilegio que tienen de disponer de hombres entrenados profesionalmente para matar, de armas, dinero, vehículos y la protección oficial debida. Al margen de la constitución y las leyes que excluyen la pena de muerte, salvo casos de traición a la patria, Fujimori, Montesinos y Hermosa decidieron que la muerte de los llamados terroristas sería una solución. No eran ¨terroristas¨ los vecinos que hacían una ¨pollada¨ o fiesta de solidaridad y reciprocidad, en Barrios Altos, tampoco el profesor y los nueve estudiantes de la Cantuta, como lo ha señalado sin ambigüedad alguna la sentencia:
827°. Atento a lo definido en el párrafo 764° de esta sentencia, el Tribunal HACE CONSTAR, terminantemente, que los veintinueve agraviados reconocidos en los casos Barrios Altos y La Cantuta –cuyos nombres se indican en el párrafo 783°, I y II, del fallo– no estaban vinculados a las acciones terroristas del PCP–SL ni integraban esa organización criminal. (p. 707).
Tampoco eran senderistas o terroristas Javier Diez Canseco y Yehude Simon, éste último, primer ministro actual del segundo gobierno de Alan García Pérez:
183º. ¿Está probada la operación frustrada de eliminación física de los ciudadanos Yehude Simon Munaro y Javier Diez Canseco Cisneros por parte del Destacamento Especial de Inteligencia Colina? Si lo está.
Fujimori, Montesinos y Hermoza sabían que las 29 personas de Barrios Altos y la Cantuta y que Diez Canseco y Simon no eran terroristas ni senderistas y a pesar de eso ordenaron su muerte. Felizmente, Diez Canseco y Simon se salvaron.
De modo general, los crímenes de Estado quedan impunes porque quienes lo ordenan tienen un gran poder y quienes los ejecutan cuentan con la protección oficial. Ante la acumulación de de evidencias e indicios en los casos de la Barrios Altos y La Cantuta, los jueces, vocales supremos que acaban de condenar a Fujimori, nos ofrecen un caso jurídico excepcional porque es la primera vez en la historia del país que se condena a un ex presidente de la república, acusándolo de ¨delitos de homicidio calificado y lesiones graves [que] constituyen crímenes contra la Humanidad según el Derecho Internacional¨.
Un crimen de estado es un crimen contra la humanidad, es un delito de lesa humanidad. La sentencia servirá como un precedente para garantizar los derechos humanos, ciudadanos, e indígenas de las peruanas y peruanos, y también de otros seres humanos en otros países. Se trata de un excelente ejemplo a seguir.
Cuando se habla de una guerra sucia¨, se supone que hay una ¨guerra limpia¨. Limpio sería el enfrentamiento franco entre adversarios enemigos que aceptan una convención común de respeto a los heridos y prisioneros, por ejemplo. Los Jueces en la sentencia a Fujimori sostienen que los crímenes de Estado corresponden a lo que se llama ¨guerra sucia¨ en el preciso sentido de no respeto a las leyes y convenciones de la propia guerra.
III.3. Fujimori-Guzmán y su común voluntad de aniquilar,
33º. ¿Está probado que el acusado ALBERTO FUJIMORI FUJIMORI, como jefe supremo de las FFAA y PNP, en reiteradas ocasiones y ante diversos auditorios, manifestó su decisión y “orden” de “aniquilar al terrorismo” antes de que concluya su primer periodo de gobierno el veintiocho de julio de mil novecientos noventa y cinco? Si lo está
El verbo aniquilar quiere decir liquidar, destruir al enemigo, no dejar nada de él, para derrotarlo plena y definitivamente. No es por azar que Abimael Guzmán pretendió destruir, demoler el estado burgués, aniquilar al enemigo para instalar en Perú una ¨República popular¨ como un paso intermedio antes de llegar a una sociedad comunista. Muchas son las similitudes entre ambos y, naturalmente, las diferencias. Guzmán era el dirigente-dios de una ¨organización marxista leninista, maoísta, pensamiento de Mao Tsé Tung y pensamiento Gonzalo¨ que quería destruir la sociedad y el estado semifeudal del Perú para construir una sociedad comunista. Fujimori había sido elegido presidente de la República para defender la Constitución, representar a todos los peruanos y peruanas en el primer puesto de comando en el Estado. Cada uno quiso hacer lo que quería con el Perú, al margen de las leyes y la Constitución. El capitalismo neoliberal y salvaje le pareció a Fujimori el sistema ideal y para llevar a la práctica sus ideas dio un golpe de Estado y decidió seguir dos políticas: una formal e institucional de acuerdo a la constitución que dio a su medida y otra, informal, ¨sucia¨, con la banda para delinquir que formó con Montesinos y Hermosa Ríos. Ambos compitieron entre sí para saber quién era peor que quién. Hicieron lo mismo tratando de golpear más y de asustar al otro. Los derechos humanos no eran tomados en cuenta por ambos bandos. Su guerra no tenía nada de ¨limpia¨. Era una guerra sin periodistas, sin cruz roja, sin heridos, sin prisioneros, desde que comenzó, diez años antes de que Fujimori fuera elegido presidente de la república en 1990. Fujimori oyó seguramente los consejos de Montesinos y Hermoza para seguir haciendo lo mismo que antes. Pero habría una voluntad política de hacer lo mismo y mejor desde la presidencia misma de la república en pleno entendimiento con las Fuerzas Armadas y con todos los recursos disponibles.
Fujimori, ¿salvador del Perú?
En el juicio Fujimori dijo que nunca dio una orden escrita ni oral para matar a nadie, que nunca supo de la existencia del Comando Colina, que no sabía nada de lo que Montesinos y Hermosa hacían, y que estaba convencido de que lo juzgaban para hacerle daño por haber ¨salvado al Perú¨. Este lenguaje religioso de salvación e infierno merece una atención especial. Fujimori se siente orgulloso de haber ¨salvado al Perú¨ de la crisis económica, de haber hecho una gran obra de infraestructura y de haber derrotado al ¨terrorismo¨. Me detendré en este último punto. El juicio a Fujimori no fue sobre si hundió o salvó al Perú, si hizo o no una gran obra, si derrotó o no al terrorismo. Lo extraditaron para responder por muchísimos delitos, entre ellos las masacres de Barrios Altos y la Cantuta y los secuestros del periodista Gustavo Gorriti y del empresario Dyer. Explicar la derrota de Sendero Luminoso tiene algo que ver con lo que la sentencia contiene. Me gustaría volver sobre él en otro texto. Por el momento, creo oportuno señalar que toda la feroz represión fujimorista entre 1990 y setiembre de 1992 contribuyó al crecimiento de Sendero Luminoso y a que Guzmán creyese que su guerra ya había llegado a la fase de equilibrio estratégico y que por eso estaba cerca de la victoria. La captura de Guzmán fue ajena al comando Fujimori-Montesinos-Hermoza y el acuerdo de paz propuesto por Montesinos y aceptado por Guzmán es, en mi opinión, el hecho decisivo para tratar de entender la derrota de Sendero. En otras palabras el principal responsable de la derrota de Sendero fue Abimael Guzmán y no Alberto Fujimori.
Para terminar me parecen pertinentes tres reflexiones más.
1. Es tan seria y contundente la argumentación de los jueces para condenar a Fujimori que su defensa en la próxima y última instancia de la Corte Suprema no podría conseguir declararlo inocente. Con un mínimo de prudencia, esa defensa podría pedir disminución de la pena y retirar el gravísimo cargo de secuestro agravado para de ese modo conseguir que el reo Fujimori pase menos años en la cárcel. Con ese fin los fujimoristas seguirán insistiendo en el supuesto cáncer de su líder, nunca diagnosticado médicamente, pero si esgrimido constantemente para generar una cristiana compasión, su edad avanzada y su condición de ex presidente ¨salvador de la patria¨. Ese chantaje afectivo no sirvió para impedir la severa condena a 25 años. Lo que podría buscar la defensa es anular el juicio que dio lugar a la sentencia por algún error procesal como suele ocurrir con gran frecuencia en el poder judicial. Aún ese camino parece muy difícil dada la seriedad y competencia de los jueces vocales supremos para haber conducido un juicio reconocido como correcto por las partes en conflicto.
2. Alberto Fujimori ya suma 31 años de condena 4. Una primera de 6, firme e inapelable por haber violado personalmente el domicilio de la esposa de Vladimiro Montesinos para llevarse las maletas con los videos que lo comprometían, bajo a la legalidad de un falso fiscal que él llevó al operativo. Después vendrán nuevos juicios más. El próximo tiene que ver con el regalo de 15 millones de dólares del tesoro público como una especie de indemnización de Vladimiro Montesinos por sus ¨servicios prestados al país¨, antes de huir a Venezuela. Habrá otros sobre más crímenes como los de Barrios Altos y La Cantuta, y, tal vez, sobre la venta de armas a las FARC de Colombia, las compras de aviones rusos y probables vínculos con el narcotráfico.
3. Quienes se sienten agradecidos con Alberto Fujimori comienzan a expresar su solidaridad con él. En primera línea, los empresarios que en sus diez años de gobierno hicieron grandes negocios y se volvieron más ricos de lo que ya eran. En segunda línea, los propietarios de algunos medios de comunicación y algunos periodistas que hicieron fortuna igualmente y ascendieron a puestos de importancia. En tercera línea sus ex ministros y o funcionarios que obtuvieron igualmente muchos beneficios. En cuarta línea, los congresistas que sin Fujimori no serían lo que son ni estarían donde están. En quinta línea, las peruanas y peruanos, muy católicos ellas y ellos, que creen en la necesidad de la mano dura, del hombre fuerte, de la democracia como un asunto de débiles y blandengues, de los que creen que Fujimori, robó y tuvo excesos como todos, pero hizo obra, del garrote y la muerte para los que no piensan como ellos, los que siguen creyendo que es un error creer que los indios y cholos tienen derechos humanos. Finalmente, parte de los habitantes de comunidades andinas, amazónicas, costeñas, de los conos en Lima y las barriadas en ciudades grandes de provincias, que se sienten sinceramente agradecidos porque con Fujimori tuvieron una posta médica, un teléfono comunitario, una carretera que hacía tanta falta y un local escolar bonito, de material noble. La gratitud de los empresarios no se parece en nada a la de los comuneros de todas partes. Los primeros agradecen grandes favores para seguir siendo ricos o más ricos, Los últimos agradecen por haber recibido algunos bienes colectivos. El camino que separa a la gratitud de la complicidad será largo aún, pero la suma de gratitudes no cambiará la suerte del dictador vencido.

Referencias bibliográficas
Montoya Rodrigo
2004 Informe de la Comisión de la Verdad y reconciliación: un doloroso espejo del Perú. Publicado también el libro ¨Elogio de la Antropología¨, Instituto Nacional de Cultura, Cusco, Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Fondo Editorial de la Facultad de Ciencias Sociales. Lima.
1984 Otra pista para entender lo que pasó en Unchuraccay. Texto publicado en el Diario La República en el especial “Después de un año Uchuraccay es una herida abierta”….publicado el 21 de enero. Lima. El texto es también el capitulo 13 de mi libro ¨Elogio de la Antropología¨, Instituto Nacional de Cultura, Cusco, Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Fondo Editorial de la Facultad de Ciencias Sociales. Lima.
Vargas Llosa Mario,
1984 Informe de la Comisión Uchuraccay. Lima.

- Rodrigo Montoya Rojas
University of California, San Diego, Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima.
1 En 1984, en el primer aniversario, escribí un largo artículo ¨Otra pista para entender lo que pasó en Uchuraccay¨, publicado en el Diario La República, (Montoya, 1984), en el que respondí - uno por uno- a los argumentos de la Comisión Vargas Llosa.

2 En 2004, escribí el texto ¨Informe de la Comisión de la Verdad y reconciliación: un doloroso espejo del Perú¨ (Montoya, 2004). Expresé entonces mi respaldo de fondo a la CVR dejando clara constancia de mis desacuerdos en tres puntos: 1. La pobreza del Informe final en el tema de la muerte de los periodistas en Uchuraccay. Las personas a quienes la Comisión encargó investigar el tema no buscaron a los oficiales de las fuerzas armadas para hacerles las preguntas debidas y se movieron sólo dentro del terreno propuesto por la Comisión Vargas Llosa. Tampoco leyeron ni respondieron a las críticas de fondo que se plantearon al Informe de la Comisión Vargas Llosa. Concluyeron diciendo lo mismo que esa Comisión. 2. La argumentación usada por la CVR sobre la responsabilidad sólo política de Alan García Pérez en la masacre de presos en las cárceles de Lima en 1986, era suficiente y contundente para señalar su responsabilidad penal. Esa especie de perdón produjo gran felicidad en el ex presidente y le abrió las puertas para ser candidato y presidente otra vez. 3. Le reproché a la CVR no haber ofrecido un cálculo global del número de desaparecidos y de la responsabilidad de las FF AA y de Sendero Luminoso y el MRTA como lo hizo con las 69,280 víctimas. Hoy, con el correr del tiempo, podría agregar un cuarto desacuerdo: su mano blanda para juzgar el papel de la iglesia católica en la historia de la violencia en Perú. En dicho artículo se encuentran ya algunas de las razones que fundan esta proposición.
3 Obligado por una fuerte oposicion a ese rechazo, Alan Garcia Perez acaba de dar marcha atras y decidio aceptar la ayuda alemana. Para que el Museo de la memoria tenga algo de lo que el quisiera nombro una Comision. Vargas Llosa, quien voto por Garcia Perez en las ultimas elecciones “tapandose la nariz”, acepto el encargo.
4 Lamentablemente en Perú no se suman las condenas y sólo cuenta la de más tiempo.




http://alainet.org/active/29963&lang=es


361.- Desvelar la utopía



Desvelar la utopía

Juan Seoane
Rebelión


“La utopía de 1919 estaba vacía y no tenía fundamento. No tenía influencia en el futuro porque ya no tenía ninguna raigambre en el presente. Era una utopía que tenía muy poco en cuenta la realidad.”

E.H Carr (1939)

Habitualmente empleamos el término utopía para referirnos a la izquierda política, sin embargo, desde los años setenta del pasado siglo ha sido la derecha la que ha conseguido el triunfo de su utopía. Una utopía triunfa cuando se deja de percibir su carácter ilusorio y se convierte en un convencionalismo. Desde las filas conservadoras se ha revivido la vieja utopía liberal de finales del siglo XIX y principios del XX con todos sus componentes: la primacía de lo individual acaba generando beneficios colectivos; el mundo es un gran mercado infinito y en permanente expansión; la necesidad de una libertad entendida como ausencia de regulaciones....

El triunfo, de nuevo, de esta vieja utopía ha sido tan abrumador que es el aire que respiramos, es la materia que compone los discursos políticos y económicos. Al convertirse en un pensamiento institucionalizado oculta su carácter utópico y se presenta como la única realidad posible. Hemos construido desde entonces arquitecturas institucionales tan complejas como la UE sobre estas bases y hoy, cuando nos acercamos a los límites que la realidad marca a esta utopía, cuando es evidente que los acontecimientos tienen la mala costumbre de no ajustarse al ideal, construimos las pretendidas soluciones sobre las mismas ideas. Tomamos medidas que se ajustan como un guante a lo que el utopismo liberal profetiza pero que se alejan dramáticamente de lo que la Historia nos enseña que es más probable que suceda. Esta discrepancia entre lo percibido y lo sucedido es clave. Construimos soluciones para un espejismo, somos prisioneros de una idea irrealizable.

Pero mientras nos esforzamos en que el mundo se ajuste al ideal conservador, los acontecimientos circulan por una vía paralela, las medidas que se toman agravan el problema y, lo que es peor, marcan sombríos caminos que ya hemos transitado en otros períodos históricos. El sacrificio de conceptos como la soberanía popular, la ciudadanía, los derechos sociales y laborales en el altar de la competencia y la productividad nos conducen irremediablemente a la deshumanización, a la consideración del conflicto y la lucha como valores positivos y a considerar desechables a aquellos que no sepan o no puedan adaptarse a estas nuevas condiciones. Si adoptamos la competencia y la productividad como valores fuertes en torno a los cuales edificar un nuevo pacto social la catástrofe está asegurada, y las más negras pesadillas se harán realidad.

Y no sólo se trata de un problema de índole moral, sino que, desde el punto de vista estrictamente económico tampoco parece una gran idea orientar nuestros sistemas productivos a una economía basada en las exportaciones cuando, todo indica, que nos encaminamos a un escenario de dificultades y tensiones geopolíticas. El colapso de la “pax americana” abre la puerta a un futuro incierto de conflictos en el que una economía abierta y globalizada, como la que hemos conocido durante los últimos veinte años está en franco retroceso. En palabras del sociólogo Richard Sennett: “la desglobalización ha comenzado”. Si esto es así, ¿qué sentido tiene orientar todos nuestros esfuerzos a globalizar nuestra economía?.

No necesitamos tecnócratas, necesitamos personas que puedan o intenten dar respuesta a estas cuestiones. La primera y difícil tarea debe ser desvelar la utopía, desenmascarar una ilusión que es peligrosa ya que corremos un serio riesgo de que, persiguiendo un sueño, encontremos una pesadilla.

360.- La gran ofensiva




La gran ofensiva

Guillermo García del Busto Miralles
Rebelión


Cuando el gobierno del PSOE, de la mano del PP, reformó la constitución el año pasado, la mayor parte de las personas que tenemos una mínima conciencia política no pudimos evitar hacer reflexiones como “Si les regalamos la constitución a los bancos y especuladores, si establecemos en la norma suprema que tiene prioridad pagar a la banca sobre la educación, la sanidad, el trabajo o el derecho a una vivienda digna, ¿qué nos hace suponer que se conformarán con ello? ¿Cómo nos pueden decir que se acabarán todos los problemas con la reforma de la constitución, que los mercados dejarán de especular con nuestra deuda y se atendrán a razones?”

Evidentemente, la reforma constitucional fue solo una parte del principio, la forma en que nos han depositado al comienzo de una pendiente resbaladiza al grito de “¡quien caiga es que lo merece!” Cuando aquellos que representan a los mercados, aquellos que tienen el suficiente capital para influir de forma determinante en las condiciones de vida de las demás personas, consiguen algo tan importante como poner determinados intereses privados por encima del interés público (lo que incluye: Derechos Humanos, Estado de Derecho, justicia, igualdad, fraternidad, libertad, etc.) y lo hacen con sencillez, sin que la sociedad responda como es debido para impedirlo, parece lógico esperar nuevas ofensivas en esta dirección. De hecho, es claro y evidente: si todo gira en torno al cálculo, en torno a la cantidad de beneficios que se pueda extraer de una determinada actividad, no hay nada bueno ni malo, solo nos queda el criterio de la rentabilidad. Las cosas (actividades, empresas, personas, naturaleza) son rentables o no lo son y nada más. Si la sociedad acepta perder todo lo que ha costado siglos construir sin plantar cara, en nombre de la rentabilidad, la competitividad o el crecimiento económico, ¿por qué no iban a dar más pasos aquellos que quieren reconquistar los privilegios?

Obedientes ante sus inversores, el PSOE y el PP han aceptado esta lógica hasta las últimas consecuencias: ayer les regalamos a los tiburones nuestra constitución. Fue tan sencillo, que los tiburones, que no son tontos, han olido una nueva oportunidad. Si resultó tan fácil hacer algo tan grave como supeditar todos los derechos a la banca y demás especuladores, si además es la presunta izquierda quien inicia ese camino, ¿cómo no iban a exigir más y más? Recortes en educación, en sanidad, en ayudas, en becas, aumento de la edad de jubilación, eliminación del convenio colectivo... Como no somos capaces de defender lo que es nuestro por derecho, otras personas, mucho más poderosas que cualquier ciudadano o ciudadana, lo convierten en suyo por apropiación mediante el chantaje: si no me das esto despediré a gente, o me llevaré mi dinero a otro país que me ponga menos pegas, o deslocalizaré la empresa allá donde no existan derechos laborales, etc. Con los argumentos de la libertad (del empresario) y la competitividad, someten nuestros derechos al dictado del capital, es decir, a la lógica mercantil, a perseguir el máximo beneficio por encima de cualquier interés puramente humano.

Cuando se aprobó la reforma de la constitución, muchas personas nos preguntamos qué sería lo siguiente, no nos ha sorprendido lo más mínimo que luego se prohíba el aborto, se asocie a las mujeres de nuevo a la naturaleza y a la función reproductiva, hagan una reforma laboral digna del siglo XIX o de la etapa del fundamentalismo neoliberal a la Pinochet en Latinoamérica, se privatice todo aquello que se considere rentable y esté en manos del Estado, se ahogue poco a poco los campos de la sanidad y la educación pública, etc. Cuando a alguien que tiene un hambre insaciable le das la mano te cogerá el brazo; si no planteas resistencia, te cogerá también el torso, y la tripa y los brazos y las piernas. Esto es una prueba más de que no vivimos realmente en un Estado de Derecho, sino en un Estado de Permiso: resulta que todos y cada uno de nuestros derechos dependen de que Estado y grandes empresas los permitan. Es decir, no estamos hablando de derechos desde el momento en que no se aprecia un cambio de poder: si el Estado o las empresas tienen el poder de decidir si las sociedades tienen derecho o no a una sanidad pública, de lo que estamos hablando es de que durante un tiempo, hasta que se cansen, tanto los grandes capitales como el Estado que está a su servicio nos permiten disfrutar de algo público. Es esta capacidad de decidir cualquier cosa lo que impugna la idea de que vivimos en un Estado de Derecho, porque si así fuera, no solo se trataría de cumplir con los derechos ya reconocidos, sino que estos serían intocables, algo que está decidido de antemano, algo que se tiene que respetar en cualquier situación y sea quién sea el que gobierne. Esto no es baladí: la legitimidad del Estado y de cualquier partido con pretensión de gobernar depende enteramente del cumplimiento, protección y fomento de estos derechos. El Estado no tiene razón de ser, no es legítima su existencia si no es para hacer que se cumplan, lo que incluye garantizar las condiciones materiales para que sean efectivos, es decir que además de hospitales públicos debe existir una dotación presupuestaria adecuada para que puedan ejercer su función. Por mucho que al señor Montoro le parezca que 7.000 millones de euros menos no van a repercutir en la calidad de la sanidad, es cuestión de tiempo comprobar los efectos de estrangular económicamente un servicio público: mañana lo señalarán como ineficaz e ineficiente, lo privatizarán y con ello venderán (o regalarán) la poca legitimidad que le queda al Estado y a sus dos posibles gobiernos.

El Estado de hoy no es otra cosa que un agente privado al servicio de los grandes capitales. Mediante la extorsión, la especulación, el chantaje, la desinformación y la fuerza bruta, se ha conseguido privatizar el Estado de forma definitiva. Ahora la policía en una huelga no está para evitar conflictos o detener a quién ejerza la violencia, sino para garantizar que el Carrefour y el Corte Inglés se abran, no les veremos perseguir porra en mano a los empresarios que amenazan a sus trabajadores con no renovarles su precario contrato de tres meses si hacen la huelga. La justicia también es sustituida por el criterio de la competitividad y el crecimiento económico, es decir, por la lógica mercantil.

Pero la ofensiva de los tiburones y los vampiros no acaba aquí. Como si del “Talón de Hierro” se tratase, el Estado se ha quitado la máscara y se ha posicionado definitivamente: ya no basta con sustituir las leyes por normas arbitrarias dictadas, no por la voluntad general, sino por aquellos que el sistema socio-económico convierte en poderosos, sino que también se ha comenzado a desmontar activamente toda aquella institucionalidad paralela de la que la sociedad ha sido capaz de dotarse a sí misma al margen de los poderes públicos y privados. Así, la reforma laboral limita la ya paupérrima situación de los sindicatos y la negociación colectiva. Los sindicatos mayoritarios, ya absolutamente desprestigiados por su negativa a la lucha política, ven como aquellos que les dan de comer reducen todavía más su papel en la sociedad.

Esto, claro, tiene sus riesgos: a medida que la vieja institucionalidad obrera es derribada, basta que exista un mínimo de conciencia política para que surja otra cosa. Así surgió la “spanish revolution”: fue fruto (entre otras cosas) de la toma de conciencia de que pese a que vivimos en un sistema representativo, por mucho que votemos, por mucho que nos afiliemos a sindicatos, no encontramos a nadie que nos represente. Por eso, miles, incluso millones de ciudadanos y ciudadanas, tomaron las calles y decidieron representarse a sí mismos. Esta nueva forma de institucionalidad asamblearia, que se deja ver e invita a los y las demás a tomar las riendas de nuestro destino desde las plazas públicas, también debe ser despedazada, si no por lo que es, por lo que en potencia puede llegar a ser. En esta dirección apuntan medidas como la de considerar la resistencia pacífica (por ejemplo, sentarse en el suelo para cortar el tráfico unos minutos) un atentado contra la autoridad (el equivalente a coger un adoquín del suelo y partirle la cabeza a un mercenario antidisturbios).

Celebrar una asamblea en Sol (¿o debería decir la Plaza Galaxy Note? Ahora las empresas también pondrán nombre a los lugares públicos, por lo que parece; no andaban nada desencaminados en “El club de la lucha” cuando aseguraban que serían las multinacionales las que pondrían nombre a los objetos del universo: “la galaxia Microsoft, el planeta Starbucks”...), podrá ser considerado como pegar a un policía. El mensaje y la intención son claros: escondeos como antaño los cristianos en las catacumbas, porque la calle no es vuestra, ciudadanos y ciudadanas, es del capital. Y guardaos muy mucho de que vuestra institucionalidad paralela, no dependiente del Estado ni de alguna empresa, adquiera mayores proporciones, porque si pasa del puro espectáculo os aplicaremos... la ley antiterrorista. Otra de las medidas estrella que prepara este gobierno es la de poder aplicar las leyes antiterroristas que ya se aplican a determinadas movilizaciones en el País Vasco a cualquier manifestación “antisistema” (anti-su-sistema) en cualquier lugar del Estado español. Esto significa que por hacer una pintada inconveniente o por inutilizar un cajero automático, las personas que escoja la policía de entre los manifestantes pu eden acabar siendo tratados casi como si hubiesen intentado de colocar una bomba. El criterio de proporcionalidad por los suelos, pero así se genera confianza en los mercados: si ya exigieron nuestra constitución, ¿por qué no exigir ahora la paz romana, el orden en las calles, la silenciación y criminalización de la protesta? Ya que no pueden atacar el mensaje porque hasta los beneficiados de esta crisis saben que es algo injusto, algo intolerable, lo que hacen es atacar al mensajero: criminal, terrorista, violento, antisistema, descerebrado manipulado por los rusos o lo que sea.

Resulta de lo más sorprendente: un movimiento tan pacífico como el del 15M, que ha demostrado su civismo incluso en las situaciones más complicadas, que ha condenado la violencia en todos los sentidos (desde la patronal hasta la física), ha provocado que el gobierno cambie la ley para “proteger” a la sociedad (entiéndase los negocios) de la violencia. Es otra muestra de totalitarismo: como cuando mantuvieron el alumbrado público encendido durante la huelga para que no descendiese el consumo eléctrico (no olvidemos el gasto que supone en tiempos de crisis, para eso sí hay dinero, por no mentar los problemas que plantea desde el punto de vista del impacto en el medio ambiente), mediante la creación de leyes que limitan derechos el gobierno actual pretende construir la realidad, algo muy distinto a simplemente mentir. Cuando el día de mañana una lata vacía de cerveza golpee un escaparate en una manifestación, nos llamarán terroristas y toda reacción de la policía estará justificada de antemano (incluida la desaparición durante 72 horas). Cabe decir, por otra parte, que se trata de una actitud muy coherente, como el aumento de la dotación policial. Ante actitudes totalitarias, lo que cabe esperar son reacciones desesperadas. Y ante la previsión de medidas desesperadas, lo que cabe hacer es aumentar la dotación policial y garantizar su efectividad a la hora de reprimir. La hipocresía está a la orden del día: en el País Vasco, acaba de morir una persona por el impacto de una pelota de goma disparada por la policía, lo que se conoce como “munición no letal”. La culpa, por supuesto, es del azar y del joven, porque la trayectoria de la bala “es errática” y el joven no tenía por qué estar allí agrediendo a la policía. Como en Valencia: la culpa de la violación la tiene la violada, que andaba provocando.

Aún hay más: también se pretende inculpar de delito a aquellas personas que, a través de la red, convoquen una manifestación violenta. Parece lógico, salvo porque no lo es. Cuando alguien convoca una manifestación en las redes de Internet no lo hace incitando a la violencia, la violencia surge durante la manifestación, normalmente gracias a la actividad de la policía, que se dedica profesionalmente a la violencia “liberados” de la ética (solo cumplen órdenes). Esto significa que, si la policía carga en una manifestación y en respuesta les cae alguna piedra, alguna botella, se podrá detener también a los convocantes de esa manifestación, aunque no tengan nada que ver con el estallido de la violencia. Objetivo: cubrirse legalmente cuando sea necesario detener a determinadas personas que, bien por su notoriedad, bien por su capacidad de movilización, supongan un estorbo para el avance del capital.

Por otra parte, creo que hoy por hoy todo el mundo tiene claro que una empresa es una institución privada, es decir, es una institución que persigue los intereses de quienes la poseen y cuyos beneficios son para sus propietarios. Ahora bien, en un sistema corrupto en el sentido aristotélico, donde no se distingue entre lo público y lo privado, lo que nos deja a merced de los tiranos (uno o varios), se nos dicen cosas como que el hecho de que en Argentina se haga cumplir la ley y, si así lo deciden los órganos competentes, se re-nacionalice la petrolera YPF, hoy filial de Repsol, es como un acto hostil contra España. Que Repsol viole sistemáticamente las leyes argentinas no parece motivo suficiente para aceptar algo así como que la sociedad argentina quiera controlar sus propios recursos. De repente, nuestro gobierno, también filial de Repsol, aparece no para apoyar al gobierno argentino, por ejemplo, presionando a Repsol para que respete los acuerdos a los que llegó cuando se privatizó YPF, sino que aparece para, con lenguaje pre-bélico, amenazar al gobierno argentino en nombre de toda España. Se nos está diciendo que los intereses de Repsol (por ejemplo, echar a miles de indígenas de determinadas tierras para poder contaminarlas a placer mientras extraen petróleo que venden fuera del país), son los intereses de España. Se nos dice que los intereses de un grupúsculo de accionistas y ejecutivos son nuestros intereses, el de la ciudadanía en general. Como pese a que se privatice, el Estado sigue teniendo una función pública, lo que significa todo esto es que el gobierno nos hace cómplices de las barrabasadas que comete Repsol en Argentina, nos hace cómplices a todos y todas de la presión y el chantaje al que se quiere someter al gobierno y a la ciudadanía de allá para beneficiar a los peces gordos de acá. Vivimos en un sistema en el que la corrupción no solo está generalizada, sino que se pretende ley, simula que tiene forma de ley, simula que tiene que ver con la voluntad general y no con la decisión arbitraria de unos pocos presionados por otros pocos.

Mientras, nos encontramos con otra situación curiosa: a la par que el gobierno nos trata de convencer que los intereses de los tiburones más gordos son los intereses de los peces pequeñitos, una serie de “disidentes” cubanos que el gobierno anterior acogió encantado, han sufrido en un corto periodo de tiempo un cambio bastante interesante: de odiar con estómago e imaginación al gobierno cubano, culpable de todos sus males, pasan a pedir auxilio en España. Con la crisis, les quitaron las ayudas y de repente, se tienen que enfrentar a la cruda realidad: aquí no hay un Estado que te garantice vivienda, alimentación y trabajo (pronto tampoco educación ni sanidad), lo que sí encontramos es un Estado que construye muros y leyes de extranjería, que pone trabas para convalidar los títulos que legítimamente adquirieron en Cuba, que mira para otro sitio si nadie les quiere dar trabajo y se quedan en la calle, sin dinero ni para comer. Estas personas, que creían escapar del infierno, se han metido de lleno en él y ya no hay marcha atrás: después de todo lo que organizaron, ¿cómo van a volver a Cuba? Han sido proletarizados... bienvenidos al capitalismo: ese sistema que genera empresarios y capitales “libres” (pueden hacer lo que quieran si tienen los recursos suficientes) y ciudadanas y ciudadanos “liberados” (liberados de toda propiedad, de todo derecho, de dignidad...).