viernes, 30 de enero de 2015

860.- La dignidad de todas las personas


La dignidad de todas las personas


El hecho de que incluso la mayoría de la sociedad demande la llamada “prisión permanente revisable” no justifica su aprobación. Tal y como está proyectada, desvela la baja calidad real de la democracia española


TOMÁS S. VIVES ANTÓN 30 ENE 2015 

Desde la promulgación del Código Penal de 1995, que algunos llamaron el Código Penal de la democracia, se le han incorporado una serie de reformas variopintas con un denominador común: la constante elevación, directa o indirecta, de las penas privativas de libertad. La culminación de ese proceso es la llamada “prisión permanente revisable”, que el dictamen de la Comisión de Justicia del Congreso de los Diputados describe y justifica en los siguientes términos:

“La necesidad de fortalecer la confianza en la Administración de Justicia hace preciso poner a su disposición un sistema legal que garantice resoluciones judiciales previsibles, que, además, sean percibidas como justas. Con esta finalidad, siguiendo el modelo de otros países de nuestro entorno europeo, se introduce la prisión permanente revisable para aquellos delitos de extrema gravedad en los que los ciudadanos demandaban una pena proporcional al hecho cometido. En este mismo sentido se revisan los delitos de homicidio, asesinato y detención ilegal y secuestro con desaparición, y se amplían los marcos penales dentro de los cuales los tribunales podrán fijar la pena más ajustada del caso concreto”.

Como pone de manifiesto ese párrafo, la justificación básica de la introducción de la nueva pena se halla en la demanda social, es decir, en lo que se llama voluntad democrática del pueblo; pero, que una parte importante, probablemente mayoritaria, de la sociedad, demande el endurecimiento de las penas no constituye una justificación democrática. Ese modo de justificar olvida que la democracia no se reduce a la voluntad y los deseos de la mayoría sino que tiene otras exigencias definitorias: es un sistema político de ciudadanos que se reconocen como iguales en dignidad y derechos y que pretenden gobernarse por mayorías que tomen decisiones racionalmente fundadas y respetuosas con la dignidad de todos. Ser antiterrorista o juzgar negativamente los delitos violentos no significa ser demócrata. Eso lo hace espontáneamente casi todo el mundo, es fácil. 

Sin embargo, ser demócrata es difícil porque comporta un plus: reconocer como personas incluso a los que, a nuestro juicio, hayan causado los más graves daños sociales (y es claro que no cabe exigir ese reconocimiento a las víctimas de delitos de sangre; pero sí a los que dirigen la política criminal). 

Poner a las víctimas como eje de la política criminal es un error ético, pues o es exigirles una imparcialidad y objetividad imposible para ellas o es plegarse a una idea de la justicia distinta de la que debería imperar en una sociedad racional.

Esa irracionalidad se pone de manifiesto en la regulación española de las penas privativas de libertad. Hasta ahora, teníamos las tasas de delincuencia más bajas de Europa, con uno de los sistemas penales más duros. Pese a que, en esa situación, la delincuencia no parece crecer, las penas privativas de libertad, sí. Y ese incremento no se justifica en absoluto en aras de una mayor eficacia: si uno examina los sistemas penales de Occidente, comprobará que aquellos que tienen las penas más duras no son, ni con mucho, los que combaten con mayor eficacia la delincuencia. El endurecimiento de las penas más allá de ciertos límites parece, incluso, contraproducente. Si tomáramos como modelo Estados Unidos (que parece ser el que efectivamente tomamos), probablemente tendríamos alrededor de un millón de presos y una delincuencia bastante mayor y peor que la nuestra. ¿Es eso lo que queremos?

Ni siquiera se ajusta a los requerimientos formales del Tribunal Europeo de Derechos Humanos

La pena privativa de libertad, que por sí misma es un mal, sólo puede justificarse porque produzca un bien mayor que el mal que causa, pues causar daño al delincuente, sin obtener de ese daño una utilidad manifiesta, no satisface ni la justicia ni el deseo de hacerla: o responde a un deseo de venganza o a un sentido equivocado de lo que la justicia exige. Si el mal causado al delincuente no hace más que sumarse al que el delito produjo no tiene justificación posible.

Los nuevos “demócratas” olvidan ese pequeño detalle y parten de una concepción “talionar” de la justicia, que se pone de manifiesto en la inversión del sentido del principio de proporcionalidad constitucional: ese principio supone un límite del poder penal del Estado y, de ningún modo, un fundamento que legitime el incremento de las sanciones penales. La ley del talión es irracional, tanto si la igualdad entre el delito y la pena se entiende materialmente (ojo por ojo, diente por diente), pues en ese caso sería inviable si el delincuente fuera ciego o desdentado, como si se la concibe de modo valorativo. Pues el castigo no trata de añadir al mal del delito el de la pena, sino de tutelar los bienes y derechos de los individuos y de la sociedad. Es esa función de tutela, y no la igualdad con el mal del delito, lo que puede justificar la pena; y, en sistema democrático, cualquiera que sea la voluntad de sus miembros, esa tutela ha de llevarse a cabo respetando las exigencias que dimanan de la adopción de un sistema democrático, cuyo fundamento, como acaba de decirse, radica en la igual dignidad de todos. Por eso, una pena que lesione esa dignidad, incluso en el peor de los delincuentes, no puede considerarse un bien en una democracia.

Cuando se afirma por la Comisión de Justicia que seguimos el modelo imperante en el entorno europeo se oculta que esa semejanza es meramente nominal. Para demostrarlo, basta considerar el caso de Alemania. Introducida allí la cadena perpetua (lebenslange Freiheitsstrafe),se planteó una cuestión de inconstitucionalidad ante el Tribunal Constitucional alemán que, tras llevar a cabo una profunda reflexión acerca de la misma, concluyó que la cadena perpetua en sí misma podía ser conforme a la Constitución siempre que dejase al penado una posibilidad real de libertad y reinserción. Tras un período de tiempo en que esa posibilidad la garantizaba el Gobierno, a través de la posibilidad de indultar, por ley del 8 de diciembre de 1981 se introdujo en el Código Penal un artículo 57a que establece la revisión periódica por parte de los tribunales, a partir de los 15 años de cumplimiento. Estos habrán de suspender la cadena perpetua siempre que se den determinados requisitos. El resultado de ese sistema es que el tiempo medio de cumplimiento en los delitos más graves es de 20 años, es decir, la mitad de los 40 que establecen hoy nuestras leyes.

¿No será que seguir los dictados de ciudadanos encolerizados resulta más rentable electoralmente?

A partir de esos datos es precisa una reflexión sobre la necesidad de la prisión permanente revisable pues, tal y como está proyectada, desvela la baja calidad real que cabe atribuir hoy a la democracia española. Ni siquiera se ajusta a los requerimientos formales establecidos por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos en la sentencia del 9 de julio de 2013, sino que, sólo aparentemente, cumple la exigencia material de proporcionar al penado una expectativa real de libertad y reinserción. Pues no podemos olvidar nuestra historia: en un país donde la liberación de ciertos penados no se ha producido ni siquiera cuando las penas temporalmente limitadas llegan a su fin (y basta recordar el caso Parot, al que cabría añadir otros), ¿cómo cabe esperar que los delincuentes a los que en el futuro se imponga dicha pena vayan a tener una oportunidad efectiva de recuperar la libertad? Y, si existe un peligro grave de que no la tengan, ¿cómo nos atrevemos a proponer su introducción? ¿Acaso es porque seguir los dictados irreflexivos de ciudadanos encolerizados resulta electoralmente más rentable que defender los derechos básicos, que constituyen los cimientos de la democracia? ¿Nos importan realmente los derechos constitucionales? ¿O invocamos la Constitución realmente sólo cuando nos afecta, mientras que, si pensamos que no nos incumbe, directamente la empleamos a modo de latiguillo retórico en el que no se pone ni fe ni entusiasmo?

Parece que, al menos, la mayoría de los políticos y juristas y la totalidad de los jueces debieran defender la dignidad y los derechos fundamentales de todas las personas con una decisión y un valor que hasta ahora no han demostrado. Y sería hora de que lo hiciesen para que este país gozase de una democracia de calidad y dejase, de una vez por todas, de ser el burgo sórdido del que hablaba don Antonio Machado.

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Tomás S. Vives Antón es catedrático emérito de Derecho Penal de la Universidad de Valencia.






jueves, 29 de enero de 2015

859.- Boko Haram y el gris terror. El color de las niñas perdidas

                          Las niñas raptadas por Boko Haram en Nigeria. / MARÍA JOSÉ DURÁN


Boko Haram y el gris terror. 
El color de las niñas perdidas


Dos centenares de niñas fueron raptadas hace meses en Nigeria. De ellas nada se sabe. Sólo nos quedó una imagen, una sola, vestidas de color ceniza, el tono de su situación, de las aldeas quemadas, del horror que aún continúa...
La revista Granta en español, publicada por Galaxia Gutenberg, se ocupa de su dramática situación en esta crónica literaria aparecida en la última edición

LOLA HUETE MACHADO Madrid 26 ENE 2015 




Ellos. Ellos firman sus obras criminales con una bandera blanquinegra que cuelgan en aquellos lugares que atacan; en los edificios, vehículos o cerca de las personas que convierten en ceniza y humo, ese gris bokoharam sello de la casa. El mismo tono de los vestidos -- musulmanes, dicen -- que han impuesto a sus víctimas más famosas, las 276 niñas secuestradas en Chibok (Borno State, Nigeria), el pasado abril, tal como se ve en una fotografía de impacto mundial. He ahí una masa de mujeres sin matiz, sólo rostros, alguna mano, ninguna forma de cuerpo perceptible. Sentadas. Calladas. Dominadas.

Tú. Tú te llamas Mary Ussman o Rebecca Luka... y andas como una niña africana pobre y precavida cualquiera, por los mismos senderos y aldeas. Te mueves entre el sofoco del aire saheliano, ese polvo rojo sangre de la tierra, el pespunteado boscoso de los árboles, la maraña de puestos de ultramarinos y los coches destartalados que se cruzan a tu paso. Sales cada mañana de tu casa, pensando en tus asuntos (pesares de adolescente, exámenes de hoy mismo...), vestida de uniforme escolar; ese verde o azul habitual de los colegios africanos, según el centro sea musulmán o cristiano. No hay distingos aquí y sí convivencia. La religión en muchos lugares de Nigeria no es tema, ni problema.


Las niñas secuestradas en un fotograma de un vídeo difundido por los captores.



Tú vives tu vida de niña.

Pero todo alrededor, en el Nordeste, el territorio en que habitas, sufre de estado de emergencia.

Las rehenes de Chibok no lo sabréis, seguramente. Pero vuestro destino se escribió un día de 2002 cuando se constituyó Boko Haram, otra secta más de hombres fanáticos, insurgentes como los de Al Shabab, Ansar Dine, ISIS..., con la idea de implantar la Ley y el Estado islámicos. Lo occidental, el objetivo.

Que no es la primera vez que ellos raptan y matan y explosionan ni será la última, lo saben bien ya desde hace mucho los casi 170 millones de habitantes de este país, el mayor productor de petróleo, la mayor economía del continente, uno de los más corruptos, y de los que más pobres acumula en su territorio: setenta por ciento de la población; seis millones de niñas que no pisan la escuela. Lo saben bien también los políticos locales, nacionales e internacionales que hacen caso omiso (o no) al terror según momento y conveniencia. Lo saben en la capital, Abuja, donde ellos han volado edificios un día de Año Nuevo; han prendido coches al paso de festejos, arrojado bombas en sedes de Policía y de Naciones Unidas… El mismo día de tu secuestro, queman un depósito de autobuses. Decenas de vehículos virados del rojo al negro hollín infierno.

Ellos son sanguinarios. Tanto que pocas semanas antes de ir a por ti, chica de Chibok, se cebaron en un colegio masculino de Yobe State, allí donde su líder, Abubakar Shekau, antaño estudiante de teología y ahora asesino en el nombre de Dios, vino al mundo un día de los años setenta. Él mismo, cabe pensar, podría haber sido víctima en manos de otro violento cualquiera. Pero este radical de radicales, ya se ve, eso no se lo plantea. Y tampoco tiene pudor en colocar bombas en mezquitas repletas de fieles (julio 2012, Maiduguri) con la idea de cargarse a los más moderados del Islam (y matar a uno de sus máximos líderes en Borno, El-Kanemi), a los que le contradicen y le piden que cese la violencia.



Musulmanas de Nigeria refugiadas en Baga Sola, Lago Chad, tras las incursiones de los terroristas en los alrededores. / SIA KAMBOU/ AFP


Cuatro semanas después del rapto aparece Shekau en un vídeo, impecablemente vestido en blanco y negro, agarrado a un arma, con gorro y barba bien cuidada. Buena vida lleva. Y habla enloquecido, en hausa, con una cólera que una religión como tal nunca debería permitirse. Lanza proclamas contra los males de Occidente. La mujer como diana siempre. Tú y otras, la mitad de las raptadas, aparecéis en imagen. “Irreconocibles”, dirán luego algunos padres, rotos en lágrimas, al New York Times. “Deberían estar casadas y no en la escuela”, vocifera el líder antes de amenazar con venderos como esclavas, cual botín de guerra.

A los chavales de Yobe los sacaron también a gritos del colegio; los pusieron en fila y acabaron a tiros con cincuenta y nueve de ellos. Luego dejaron que el fuego hiciera a gusto su trabajo en el edificio. Pirómanos, se diría, dejan todo siempre en llamas, hasta reducirlo a la nada; allí ardieron, incluso, cuerpos “aun sintiendo”, tal como dijeron los que estuvieron cerca y vieron y olieron y hablaron con los diarios locales, el Premium Times,el que más informa.

Todo reducido a la nada, menos el miedo, que adquirió ese día altura estratosférica.

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La violencia como credo

JOSE NARANJO

El pasado 10 de enero una niña de diez años con explosivos atados a su cuerpo entraba en el mercado de la ciudad de Maiduguri, en el noreste de Nigeria, y desencadenaba una explosión que segó su vida y la de una veintena de personas. Días antes, varios brutales ataques protagonizados por hombres fuertemente armados arrasaron un pueblo llamado Baga, a orillas del Lago Chad, dejando un rastro de cientos de muertos. Y el día 12, una amplia ofensiva terrorista era rechazada en Kolofata, al norte de Camerún, con el resultado de 143 atacantes fallecidos. Detrás de todas estas acciones se esconde la misma sombra tenebrosa, la de Boko Haram, el grupo terrorista más letal de África que ha provocado al menos 11.000 muertos desde 2003, casi la mitad de ellos el pasado año, y que no sólo ha logrado sembrar el terror y el desconcierto en el noreste de la pujante Nigeria, donde ya controla una quincena de localidades en un autoproclamado califato, sino que amenaza con desestabilizar a toda la región. “Están cada vez más organizados y son más letales y ambiciosos, es muy posible que lo peor esté por venir”, asegura Carlos Echeverría, profesor de Relaciones Internacionales en la UNED y conocedor de la problemática nigeriana.
En nuestro blog África no es un país se puede leer la historia completa de Boko Haram y sus actividades terroristas.
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Tú. Tu nombre es Saratu Dauda o Hasana Adamu o Mairama Abubakar... y entras ese 14 de abril en la clase de tu escuela pública, la Chibok Goverment Girls Secondary School, una construcción de una sola planta, ocre y mal acabada como tantas en el África paupérrima. Te sientas en un banco de madera espartano, una pizarra apenas, el suelo de cemento gastado, cortinas de tela claveteadas en las jambas de las ventanas... “Pam, pam, pam, oigo disparos y me digo: 'estos han venido, han venido", contará luego en un vídeo de The Associated Press el padre de una de las víctimas.

Y sí sucede que sí, que ellos llegan, hombres armados en camiones, que te empujan y te arrastran y te llevan. Por ser mujer y ser alumna, cristiana o musulmana. Por querer ser educada. Porque su nombre mismo ya indica: Boko Haram, “la educación occidental es pecaminosa”. O mejor, en árabe, Jama'atu Ahlis Sunna Lidda'awati wal-Jihad, lo que significa Comité Popular para la Propagación de las Enseñanzas del Profeta y la Yihab. Ambiciosa tarea.

"Le pido a Dios que permita que mi hija regrese, ella es mi futuro”, sigue el progenitor de la hija robada. Un acto este, robar, que Mahoma prohíbe en todas sus letras.

Y qué conclusión tan sencilla para los tuyos, para quién lo ha perdido todo: pretender ser mujeres educadas os conduce, una a una, a ser secuestradas ayer, desaparecidas hoy (ese "no existir existiendo" que tanto y tan bien conocen los familiares de los seres perdidos). Seguramente violadas y vendidas estéis ya, a estas alturas, mucho más allá de la frontera con Camerún, Níger o Chad.

Desde éste, el más sonado, secuestro de Nigeria, los milicianos de Boko Haram han seguido raptando sin prisa pero sin pausa: ayer veinte jóvenes fulani a las que quieren cambiar por ganado; hoy, cien pescadores de Doron Baga, cerca del Lago Chad, a los que luego liberarán las tropas chadianas; mañana, cualquiera. Y regando de cadáveres las cunetas en nombre del yihadismo, ese radicalismo que se nutre aquí de Al Qaeda y el plus vitaminado de armas sobrantes en la guerra libia. Entre cuatro mil y doce mil víctimas mortales suman, según a quién se pregunte. Más de mil muertos llegaron a acumular en sólo dos meses; una marca que les da podio: ser el grupo terrorista más brutal desde los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos.



Refugiados de la violencia de Boko Haram en Chad. / EMMANUEL BRAUN/REUTERS


Este gran apetito de destrucción se les abrió tras la desaparición en custodia policial del líder Mohamed Yusuf, en 2009. Los antepenúltimos acribillados fueron 300 civiles, en los mercados de Gamboru y Ngala. Las dos poblaciones convertidas, de nuevo, en escombrera gris bokoharam. Fusiles, granadas de mano, bazucas, machetes, armas de todo formato usan.

Al Qaeda del Magreb (AQIM) suministra material y cada vez organizan atentados más elaborados: rodean una localidad y la masacran. De la última, Bama, tuvieron que huir en un suspiro más de cinco mil personas. Maiduguri, la capital de Borno State, es su base logística. Dicen que ahora son muchos miles los que se unen. La pobreza es el caldo; el dinero fácil, la golosina y la vía. La motocicleta, una señal de que se acercan: su medio de transporte preferido. Las redes sociales, en su campo de mira.

Actúan cual guerrilla, tanto y tan rápido que los soldados y policías nada quieren o pueden hacer. Y a veces casi mejor para la población civil, acogotada entre dos aguas: las fuerzas de seguridad cargaron un día contra medio millar de hombres acusándoles de terrorismo sin mediar investigación alguna. Otro, fueron medio millar los detenidos, simples viajeros del Sur hacia el Norte, sospechosos de ser miembros.

Palos de ciego del ejército y el gobierno.

Las dos narrativas que, asegura el investigador Adeolu Ademoyo, destila el caso Boko Haram: un instrumento de la oposición o un instrumento del presidente Jonathan de cara a la reelección... Y el temor de una crisis nacional producto de tanta violencia.

Tú, Ruth Amos, no sabes nada de esto porque estás incomunicada y retenida. Ignoras que abundan las críticas contra la ineficacia del ejército, que ni cuenta ni interviene y se queja a su vez de falta de medios.

Tú no sabes que el presidente Obama le ha declarado la guerra total al yihadismo.

Que la Unión Africana ha propuesto crear un fondo especial mundial para luchar juntos contra este cáncer que a todos amenaza.



Rebecca Samuel (derecha), madre de Sarah, una de las 200 niñas secuestradas en Chibok, habla desesperada en un acto de la campaña #Bringbackourgirls celebrado el pasado 1 de enero en Abuja (Nigeria). / AFOLABI SOTUNDE/REUTERS


Que abundan las manifestaciones de protesta en las calles de tu país, antes y después de cumplirse los cien días de tu rapto, y frente a los consulados de todo el mundo y mucho más allá, online.

Que arden las redes sociales, desde Michelle Obama hasta el infinito, portando tu foto, y han volado los mensajes por tu liberación. Pidiendo acción y solución.

Que el desasosiego se aprecia en la cartelería: “Nigeria, el Estado fallido”, “Todas las niñas somos nosotros”, “No rescue, no vote”, “Boko Haram no es Islam”, “La próxima puede ser tu hija”, “Bring back our girls”... y corre al ritmo de los hashtags en Twitter.

La diferencia es que mientras la atención mundial se cansa pronto y languidece con el tiempo, ellos siempre perseveran.

Porque a Boko Haram nada de esto le importa. Tampoco que los líderes internacionales envíen expertos y soldados y armas, que haya ya drones sobrevolando el bosque de Sambisa cercano, que pongan precio jugoso a sus cabezas, que el rostro de Abubakar Shekau, elbinladen negro lo llaman, cuelgue cual rapero popular en los carteles de las plazas...

Ellos. Ellos están en otra liga. Dominan el terreno de juego. Se permiten jugar al desconcierto; ahora han cambiado de estrategia. Ya no buscan sólo víctimas en esa esquina del África subsahariana, ahora quieren territorio. Para cerrar, así, un primer círculo de dominación y proclamar el califato; uno sin califa, pues Shekau no tiene linaje que le alcance para tanto.


Lago Chad. Unos 20.000 nigerianos han huido hacia Chad, Niger o Camerún en las últimas semanas ante los ataques continuados de Boko Haram a sus aldeas. / EMMANUEL BRAUN/REUTERS


Infiltrados en los pueblos y en los campos, llegan donde no llega el ejército. Se han hecho ya con trece ciudades en el Norte de Nigeria, en los estados de Adamawa, Borno y Yobe. Se permiten incursiones incluso más allá de la frontera, en Camerún, para hacerse con rehenes. Cuanto más occidentales, mejor.

Disfrutan en sus atentados. Los terroristas son actores, simulan ser predicadores y soldados. Sucedió en Gwoza. Convocaron a los hombres para hablar al centro de una plaza y abrieron fuego luego. Una sangría de al menos doscientas vidas. Sucedió en Damaturu (Yobe State); atacaron un establecimiento donde veían el campeonato mundial de fútbol. Muy occidental. Se transmitía el partido Brasil-México. Acabó entre hurras con una veintena de muertos. Ganador: otra vez ellos. Y el miedo.

Carreteras enteras, como la de Gwoza a Maiduguri, la capital de Borno, convertidas ya en "no-go road".

Limpieza del territorio lo llaman ellos.

El gris muerte que arrasa.

Tú. Tú te llamas Rose Daniel, diecisiete años. Y regresas al poco del secuestro ante los ojos de los tuyos, en esa foto de grupo en todo el mundo conocida. Regresas convertida en masa y mancha gris opresión. Tu madre, tu padre, tu hermano, tu vecino... buscan tu cara entre las chicas. Te encuentran. Y apenas te reconocen.

Quizá un día llegues a saberlo: un fotógrafo de Reuters llamado Joe Penney le ha dado la vuelta a esta doble humillación a la que os han sometido. Ha intentado rehacer vuestra dignidad doblemente arrebatada: el secuestro de vuestra persona y el de vuestra imagen, al borrar de ella todo rastro de tu personalidad, el calor de la edad, el color de las ropas africanas habituales y de tu pelo, la amplitud de tu sonrisa...

Penney, inmenso, te ha devuelto tu rostro verdadero retratando a tu madre, Rachel Daniel, de treinta y cinco años, junto a tu hermano Bukar, de siete, sujetando una de tus fotografías de ese pasado ya para siempre perdido.

Porque ya aunque regresaras hoy, nunca serás la misma.

Y esa es la pregunta más repetida. “¿Volverán las chicas?”. La plantean las familias y los ciudadanos a los policías, a los expertos, a los profesores, a los periodistas... El ex presidente del país, Olusegun Obasanjo, se atrevió a responderla. “Sí, volverán, pero sólo algunas... otras se han ido ya”, dijo, omitiendo el "para siempre".

Medio centenar de ellas (53) logró huir durante los primeros días. Otras cuatro lo han hecho en junio mismo. Una de estas, Sarah Lawan, de diecinueve años, contó a The Associated Press, ante las familias, cómo las transportaron en camiones y las amenazaron; cómo muchas podrían haber escapado saltando del vehículo como hizo ella. Pero no lo hicieron. La mayoría sufría parálisis. Por horror.

Y así, casi seis meses después de tu secuestro, las aldeas de Borno y Yobe y Adamawa permanecen destrozadas por fuera, desgarrados sus habitantes por dentro. Tan desesperados los vecinos, que para no atraer a los terroristas, cuando estos matan y dejan en las calles los cuerpos, han decidido mandar a las mujeres más mayores a recoger y enterrar sus restos.

Saben que sólo ellas se librarán de ser atacadas, violadas, raptadas, desaparecidas...

Madres, abuelas, tías... ancianas trabajando con sigilo.

Día tras día.

Un muerto tras otro muerto.










miércoles, 21 de enero de 2015

858.- Franco sabía del genocidio judío y ordenó salvar sólo a los españoles "indudables"



Franco sabía del genocidio judío y ordenó 
salvar sólo a los españoles "indudables" 

La dictadura franquista conocía la magnitud del genocidio pero sólo ordenó salvar a “los judíos de indudable nacionalidad española”. En los próximos días, 'Público' ofrecerá testimonios de supervivientes españoles de los campos nazis, que aparecen en la obra 'Los últimos españoles de Mauthausen'. 


ALEJANDRO TORRÚS 
@ATorrus

No. Franco no hizo nada para evitar el holocausto judío. La propaganda franquista ha intentado reescribir la historia machaconamente. Desde el ministro Serrano Súñer, el cuñadísimo, tras la derrota de Hitler y Mussolini en la II Guerra Mundial hasta la Fundación Francisco Franco en la actualidad, pasando por una larga lista de historiadores del régimen. Sin embargo, parte de la documentación y de los telegramas intercambiados entre el Gobierno de Franco y los embajadores españoles en Europa ha resistido al paso del tiempo y a los distintos intentos para falsear y reescribir la historia. 

La obra Los últimos españoles de Mauthausen (Ediciones B), que publica el periodista Carlos Hernández de Miguel, y de la que los lectores de Público disfrutarán de cinco adelantos editoriales con testimonios de españoles que sobrevivieron a los campos de exterminio nazi, recoge estos telegramas entre el Gobierno franquista y sus embajadores en los que queda negro sobre blanco que Franco conocía la magnitud del genocidio judío que llevaba a cabo Hitler y que no movió ni un dedo para evitarlo. 

"Es una absoluta falsedad que el régimen de Franco tratara de salvar a los judíos de una muerte segura en los campos nazis. Ni tan siquiera puede ser considerado como un cómplice pasivo. Fue cómplice activo y necesario y, por tanto, coatuor de la deportación de los judíos. Cuando alguien tiene la capacidad de salvar a otro ser humano de una muerte segura y no lo hace se convierte en cómplice", denuncia el autor de la obra Carlos Hernández en conversación telefónica con Público.



Bienes judíos

Es más, la primera muestra de interés del dictador hacia el drama que estaban viviendo los judíos en Europa fue cuando el embajador francés le informó que Alemania estaba incautando los bienes y las cuentas de los judíos españoles. Entonces sí. Franco ordenó que fueran las embajadas españolas las que administraran el dinero y los bienes de los judíos españoles. 

Administrar los bienes de "sus judíos"

Fue en diciembre de 1940. La Embajada española en París anunció la expropiación de las posesiones de los judíos a través de un telegrama: "Autoridades Departamento Seine et Oise han comenzado a incautarse bienes de los sefarditas y están bloqueando sus cuentas en los bancos. También en París se proponen desde 1 de enero nombrar administradores judiciales para bienes de los judíos. Urge por tanto resolver este asunto y espero instrucciones"·.

                                           telegrama bienes judíos

Días después el embajador escribió: "Amplío mi telegrama anterior. Autoridades Departamento Sarthe han empezado hoy a nombrar administradores judiciales para bienes de los judíos españoles con tienda abierta y según parece por orden de autoridades de ocupación". En este caso, el Gobierno de Franco sí puso mucho empeño en que sus legaciones pelearan con las autoridades alemanas para hacerse cargo de la administración de los bienes de "sus judíos". La petición fue aceptada sin mayores problemas por el régimen nazi.


Esta diligencia del Gobierno franquista contrasta con la actitud del mismo cuando Hitler consultó a Franco qué hacer el 20 de agosto de 1940 qué hacer con "los 2.000 rojos españoles" que estaban internados en Angoulême. Franco no contestó. Por eso, el día 28 Alemania insistió ampliando la consulta a los "100.000 rojos españoles" que estaban en los campos de concentración franceses. Aún así, las autoridades españolas tampoco contestaron. Franco ignoró el ofrecimiento de las autoridades alemanas para rescatar a los prisioneros "rojos" españoles. En septiembre, Serrano Suñer se desplazó hasta Alemania para reunirse con Heinrich Himmler. Ese mismo día Alemania emitió la orden de trasladar a todos los "rojos españoles a campos de concentración".

4.500 judíos de nacionalidad española

De la misma manera que con los "rojos", Franco mostró una total indiferencia por la suerte de los 4.500 judíos de nacionalidad española que había en países ocupados por el nazismo y, más aún, por los 175.000 de origen sefardí, descendientes de los judíos expulsados de España, que conservaban sus tradiciones, su cultura y hablaban en una lengua muy similar al castellano antiguo. 

"Franco ni tan siquiera puede ser considerado como un cómplice pasivo. Fue cómplice activo y necesario y, por tanto, coatuor de la deportación de los judíos"

De hecho, en enero de 1943 el Gobierno nazi aprobó un decreto por el que permitía a sus aliados repatriar a sus judíos. Estados Unidos, la URSS y Gran Bretaña ya habían denunciado públicamente que Hitler planeaba el exterminio de todos los judíos europeos. Franco volvió a ignorar las peticiones alemanas, a pesar de la insistencia de los nazis. Finalmente, Franco mostró su total desinterés respecto a los judíos españoles enviando interlocutores a Alemania de cuarto de cuarto nivel que demostraron su ignorancia y su falta de interés por la suerte de los judíos.

Sólo a última hora, a mediados de 1944, cuando estuvo convencido de que Hitler sería derrotado en la guerra, Franco realizó gestiones para salvar a pequeños grupos de judíos y dio la orden a sus embajadores para tratar de repatriar a aquellos judíos de "indudable nacionalidad española". El historiador alemán, Bernd Rother, lo describe así: "España solo a regañadientes y de una manera dubitativa protegió a los judíos y limitó la protección a los judíos españoles".

  Telegrama del cónsul general de España en Francia al Ministro de AAEE 

Prueba de ello, son los mensajes que intercambiaban el ministro de Asuntos Exteriores, Francisco Gómez-Jordana, y sus diplomáticos. En diciembre de 1943 el cónsul general de España en Francia informa a Jordana: "De acuerdo con telegrama VE, intervengo tan solo a favor liberación sefarditas indiscutible nacionalidad española aceptando fin lograr la condición ser repatriados. Respecto los de incompleta documentación me atengo estrictamente instrucciones VE. Ha quedado demarcada totalmente diferencia entre los que están condición ser breve plazo repatriados (pocos casos) y aquellos cuya eventual repatriación puede ser objeto estudio".
"Ambas han sufrido ....... consecuencias señaladas en mi telegrama nº 44 y despacho 798", informa un telegrama
Sin embargo, ya era tarde para muchos judíos españoles y para aquellos que alegaban ser descendientes de españoles. La respuesta de Franco llegaba nueve meses fuera del plazo dado por Alemania para reclamar a los judíos. El retraso en la respuesta de Franco se cobraría un número muy alto de vidas que no pudieron escapar del holocausto nazi. 

Dos de estas familias fueron la de Mayo y Abastado, quienes tras una larga detención fueron deportados a Alemania ya que Franco no se pronunciaba sobre su destino. Cuando llegó la orden, era tarde. Así escribía el cónsul español en París, Alfonso Fiscowich, al ministro Gómez-Jordana: 

"Familias Mayo y Abastado después de larga detención han sido deportadas Alemania. La primera había sido autorizada entrar España por telegrama VE nº 3252 habiendo este Consulado realizado con el mayor interés reiteradas gestiones por desgracia infructuosas. La segunda no había cumplido todos los requisitos exigidos para considerar su nacionalidad como indiscutible no entrando por lo tanto en la categoría de repatriados. Ambas han sufrido ....... consecuencias señaladas en mi telegrama nº 44 y despacho 798". Era el 10 de marzo de 1944. Había pasado casi un año desde que expiró el ultimátum alemán.
puntos suspensivos
Telegrama del cónsul español en París, Alfonso Fiscowich, al ministro Gómez-Jordana
A pesar de Franco

Frente a la indiferencia de Franco, hubo diplomáticos españoles que se jugaron el puesto, y la vida, en salvar a los judíos de una muerte segura. La historiografía franquista ha utilizado las hazañas de estos diplomáticos para tratar de limpiar su imagen. Sin embargo, los hechos contradicen esta revisión de la historia. Prueba de ello, es el caso de Eduardo Propper, quien expidió, en 1940, miles de visados de tránsito para judíos que deseaban huir de la Francia ocupada fue destituido e incluido en la lista negra por Serrano Suñer.

Algo similar le ocurrió a Miguel Ángel de Muguio, encargado de negocios de la Embajada de España en Budapest, que informó continuamente a Madrid sobre la discriminación, las amenazas y los crímenes que se perpetraban contra la comunidad judía de Hungría y que ante el silencio de su Gobierno emprendió por su cuenta y riesgo una serie de actuaciones encaminadas a proteger a diferentes grupos de adultos y especialmente de niños judíos. Su actuación indignó a las autoridades húngaras que protestaron formalmente ante el Ejecutivo español. Franco le cesó fulminantemente.

"Diplomáticos como Ángel Sanz trabajaron para evitar la muerte de judíos. Pero no fue gracias a sus jefes sino a pesar de lo que mandaban sus jefes y Franco. La actitud del régimen fue la de la indiferencia. No tuvo ni un gesto de humanidad. Afortunadamente, un grupo de diplomáticos se salvo estas órdenes y actuó por su cuenta y riesgo a favor de los judíos", sentencia el autor de la obra Hernández de Miguel, que señala que el único objetivo de la obra que acaba de publicar es "poner la Historia donde estaba: en la verdad y no en la manipulación franquista".  


857.- Qué bien se reinsertan los presos de derechas


Qué bien se reinsertan los presos de derechas

Por Aníbal Malvar  21 ene 2015
  

Más o menos simultáneamente, como todos los grandes acontecimientos de la Historia, nuestros jueces le abren la puerta de Soto del Real a Luis Bárcenas por 200.000 pavos y exoneran de culpa a Esperanza Aguirre por huir de la policía, derribar una moto y casi atropellar a un guardia. Ayer fue un gran día para la Historia de esta gloriosa nación llamada España. Y para los que conducen habitualmente por la Gran Vía, si la ley es igual para todos.

Sin duda España es un ejemplo universal de libertades, a pesar de la recalcitrante cantinela de tipos como Arnaldo Otegi. Nuestros más conspicuos delincuentes se reinsertan en la sociedad en un abrir y cerrar del ABC, demostrando que nuestro sistema penitenciario funciona perfectamente. Qué donosura al reinsertarse. Qué elegantísima fianza. Cómo sonríen los cajones donde se archivan las causas. Qué patillas en libertad. Qué rubia permanén sin siquiera multa. Qué pedazo de división de poderes gozamos en esta España dos, cuatro o tres, menos grande que mediana, y libre.

La capacidad de reinserción de Esperanza Aguirre ha sido muy asombrosa. Despues de aparcar en prohibido, poner en peligro la vida de unos guardias con un acelerón y huir a su palacio, ya está preparada para volver a la calle incluso sin pasar por juicio. La sociedad española la recibirá con los brazos abiertos. No hay mejor candidata a la alcaldía que la oveja descarriada que regresa a la majada.

Por su parte, a Bárcenas le imponen una fianza que apenas alcanza el 0,4% del dinero que se le encontró en Suiza. Presuponiendo, ya que está reinsertado, que en su bonhomía no guardará otros 20 ó 30 millones en las islas Caimán para fugarse. Después hay gente a la que estos mismos jueces arrebatan la casa porque debe 2.000 euros, pero son muy inexplicables excepciones. Ningún sistema judicial puede ser perfecto del todo. El 0,4% de 2.000 son ocho pavos, por cierto. Lo que le han pedido a Bárcenas para gozar de libertad y de una casa sin desahuciar, con sus platas, su chaise-longue, sus picassos y sus libros.




La presunción de inocencia siempre ha sido una costumbre muy española, sobre todo para los que son culpables. Ver a Bárcenas comprando cuellos de astracán en las tiendas de Serrano, a Esperanza Aguirre aparcando en triple fila en la calle de Alcalá con la falda almidoná, y a Alfon y al teniente Segura en el trullo, nos llena de seguridad y fe en nuestras instituciones. Nuestra capacidad para reformar a nuestros delincuentes de derechas es tan perfecta que ni uno solo de los imputados de Gürtel seguirá en el talego tras la espantada del ínclito Don Luis. Si ni siquiera huyen del país, ya nadie podrá insinuar que España sufre fuga de cerebros.

Debe de resultar muy tranquilizador para el votante del PP saber que en las próximas elecciones Luis Bárcenas va a estar en la calle, y Esperanza Aguirre, quizá, en los carteles. Y Mariano Rajoy tal vez vuelva a recordar a “este señor que tengo en la agenda [del móvil]”: “Luis. Lo entiendo. Sé fuerte”, le escribió en sms el presidente al ex tesorero hace un par de años.

Lo que realmente me extraña, para hacer justicia total en este país, es que el PP no haya publicitado un crowdfunding para pagar la fianza de Bárcenas y para comprarle un Red Bull (el bólido) a Esperanza Aguirre. El pueblo, la calle, el gentío entre el que mañana transitarán libres Bárcenas y Aguirre, se hubiera volcado.

Todos sabemos que la libertad es el opio del delincuente. Y aquí en España esa droga es legal, al parecer. Y se fuma en la calle Serrano y por ahí.




martes, 20 de enero de 2015

856.- Alfonso XIII: negocio, porno y sexo


Alfonso XIII: negocio, porno y sexo

Según el investigador Roman Gubern, el Rey fue un gran aficionado al erotismo y al cine pornográfico. Alfonso XIII tuvo cinco hijos bastardos.

nuevatribuna.es | Edmundo Fayanas Escuer | 19 Enero 2015 

La figura de Alfonso XIII es de las más interesantes de los Borbones y como dice el historiador José María Zavala “fue un rey perjuro, como su bisabuelo Fernando VII, pues juró fidelidad a la Constitución de 1876 ante los Santos Evangelios y luego apoyó a la dictadura de Primo de Rivera”.

Nace en Roma el diecisiete de mayo de 1886, sus padres fueron Alfonso XII, al que no lo conoció, y María Cristina de Habsburgo-Lorena. Es bautizado con el nombre Alfonso León Fernando María Jaime Isidro Pascual Antonio de Borbón y Habsburgo-Lorena.

Nace ya como Rey, pero hasta que cumple la edad de dieciséis años (1986-1902) dirige el país una Regencia presidida por su madre María Cristina de Habsburgo-Lorena. Alfonso XIII tuvo una educación similar a la que había tenido su padre. Se guió mucho por el proceder de su madre María Cristina, que era apodada “doña Virtudes”, pero también influyó mucho en su carácter su tía Isabel, conocida como “la chata”, tenía como lema “con el rey, con razón o sin ella”. Esto demuestra el grado de adulación que existía en el Palacio Real.

EL INICIO DE SU REINADO

Asume el poder con dieciséis años en 1902. Era apodado “el piernecitas” porque tenía las piernas muy delgadas. Antes de tomar el poder, hizo una declaración de sus intenciones como gobernante, el uno de enero de 1902, diciendo:

“En este año me encargaré de las riendas del Estado, acto de suma trascendencia tal como están las cosas, porque de mí depende si ha de quedar en España la monarquía borbónica o la república; porque yo me encuentro el país quebrantado por nuestras pasadas guerras, que anhela por un alguien que la saque de esa situación. La reforma social a favor de las clases necesitadas, el ejército con una organización atrasada a los adelantos modernos, la marina sin barcos, la bandera ultrajada, los gobernadores y alcaldes que no cumplen las leyes, etc. En fin, todos los servicios desorganizados y mal atendidos. Yo puedo ser un rey que se llene de gloria regenerando a la patria, cuyo nombre pase a la Historia como recuerdo imperecedero de su reinado, pero también puede ser un rey que no gobierne, que sea gobernado por sus ministros y por fin puesto en la frontera… Yo espero reinar en España como Rey justo. Espero al mismo tiempo regenerar la patria y hacerla, si no poderosa, al menos buscada, o sea, que la busquen como aliada. Si Dios quiere para bien de España”.



Alfonso XIII, a pesar de tener una pobre formación política, fue consciente de que el papel del Rey había quedado reducido a una función institucional. Esto nunca lo asumió y creía que solo una monarquía con capacidad de acción política podría evitar el avance del republicanismo, que crecía visiblemente, reforzado por los movimientos socialista y anarquista.

En su primera reunión con el gobierno les aclara cual es su interpretación de la Constitución de 1876.   La intromisión real entorpece la gestión del gobierno, ya que el Rey carece de iniciativa política. Esto hacía que muchos decretos quedaran detenidos en palacio para la firma real.

Alfonso XIII se movía muy cómodo por los cuarteles, haciéndole saber al gobierno la gran importancia que la opinión del ejército debía tener en el Estado. Esto hace, que el Rey se implique en la nefasta guerra de Marruecos y posteriormente muestre su simpatía hacia la dictadura de Primo de Rivera.

En sus primeros años realizó diversos viajes por España y también por el extranjero. En su visita a Francia ,en mayo de 1905, sufrió un atentado junto al presidente francés Loubet, del que ambos salieron ilesos, aunque provocó la muerte de varias personas.


Atentado en París a Alfonso XIII

EL MATRIMONIO CON VICTORIA EUGENIA DE BATENBERG

En su visita a Inglaterra conoció a la princesa Victoria Eugenia. Era hija del príncipe Enrique de Battenberg y la princesa Beatriz del Reino Unido, era la línea de una dinastía de origen plebeyo. Sobrina del rey Eduardo VII y nieta de la reina Victoria I. Victoria Eugenia se le conocía con él sobre nombre de ENA y tenía el tratamiento de Alteza Serenísima por nacimiento, pero para poder casarse con Alfonso XIII y evitar que dicha unión fuese considerada morganática, se le elevó de rango a Alteza Real. Además tuvo que hacerse católica.

El Tratado matrimonial se firmó, el siete de mayo de 1906, en Londres. Se celebró la ceremonia en Madrid el 31 de mayo de 1906. Cuando regresaba camino del Palacio Real después de la ceremonia nupcial, sufrieron un atentado, mediante el lanzamiento de un ramo de flores desde los espectadores en el que se encontraba escondida una bomba. Fue lanzada por el anarquista Mateo Morral a la carroza real, del que salieron ilesos, pero que sí provocó la muerte de once personas.

El matrimonio tuvo siete hijos. Veamos

- Alfonso (1907), nació hemofílico y renunció a sus derechos dinásticos en 1933.
- Jaime (1908), era sordo y por presión del Rey le hicieron renunciar al trono en 1933.
- Beatriz (1909), es la abuela materna de Alejandro Lecquio.
- Fernando (1910), nació muerto.
- María Cristina (1911)
-Juan (1913). Recibe el título de conde de Barcelona y será el que asumirá los derechos dinásticos a la muerte de Alfonso XIII.
- Gonzalo (1914), que también nació hemofílico.



Las relaciones entre el Rey y Victoria Eugenia se enfriaron cuando se supo que la reina tenía hemofilia, que es una enfermedad hereditaria, pero que ambos desconocían. Por otro lado, Alfonso XIII mantuvo numerosas relaciones amorosas con otras mujeres, como posteriormente veremos.

Si seguimos a la escritora Mercedes Salisachs, comenta “que el pueblo amaba a la reina Victoria Eugenia y, en cambio, la nobleza, una aristocracia muy conservadora y provinciana, la detestaba por guapa, por extranjera y por culta”. Hizo mucho por España y la gente lo sabía. Fue una mujer admirable y extraordinaria, que se convirtió al catolicismo para poder contraer matrimonio con el Rey.

Salisachs califica a Alfonso XIII como un auténtico “enfermo sexual”. Respecto a esto comenta que “Victoria Eugenia nunca afeó la conducta de su marido en público, al menos, en los años en que reinaron juntos”. Mientras fueron reyes, ella observó una actitud ejemplar, pese a que el Rey llegó a mantener una familia paralela con la actriz Carmen Ruiz Moragas, con la que tuvo dos hijos.



El matrimonio en su etapa final no se hablaba y se había interrumpido el contacto carnal desde el nacimiento de su último hijo, Gonzalo. Victoria Eugenia se consolaba con la amistad de su círculo más cercano y sobre todo con los duques de Lécera, hasta el punto que empezaron a circular falsas historias sobre esta amistad.

Ya en el exilio, Alfonso y Victoria Eugenia se enfrentaron en el salón del hotel donde se encontraban. El Rey le reprochó a su mujer su amistad con los duques de Lécera y le exigió “o ellos o yo”. Victoria Eugenia sacó toda su rabia acumulada durante muchos años y le respondió “Los escojo a ellos y no quiero ver tu fea cara nunca más “.

Victoria Eugenia se fue a su país, abandonando a sus hijos y marido y se enfrentó en los tribunales reclamando su dote, los intereses durante veinticuatro años y una pensión, arguyendo, que estaban separados de facto desde hacía años.

LOS AMORIOS EXTRACONYUGALES Y LOS HIJOS BASTARDOS

Alfonso XIII tuvo cinco hijos bastardos. Tuvo una relación con la aristócrata francesa Mélanie de Gaufrydi de Dorton en 1905, como consecuencia tuvo un hijo Roger Leveque de Vilmorin.

Mantuvo una relación muy larga e intensa con la actriz Carmen Ruiz de Moragas. De dicha relación nacieron dos hijos, la primera fue María Teresa Ruiz Moragas en 1925 y Leandro Alfonso Ruiz Moragas 1929. La justicia española sentenció ante la reclamación de Leandro, el 21 de mayo de 2003, que  pudiera usar el apellido Borbón y así paso a llamarse Leandro Alfonso de Borbón Ruiz.

Además tuvo dos hijas más. La primera, fue con una de las institutrices de sus hijos, de la que se desconoce el nombre, siendo abandonada la niña en un convento madrileño.

La segunda, en 1916, con otra institutriz irlandesa Beatrice Noon, que llevó el nombre de Juana Alfonsa Milán y Quiñones de León. Su primer apellido es tomado por su padre adoptivo, el duque de Milán y el segundo apellido es del embajador de España en Francia.


Alfonso XIII, el rey pornógrafo, dibujado por Alberto Cimadevilla



LA AYUDA PRO-CAUTIVOS EN LA I GUERRA MUNDIAL

Creó una oficina pro-cautivos para conseguir aliviar las penas que se originaban en la primera guerra mundial y que puede considerarse como la primera acción humanitaria gubernamental en la historia.

Se estableció esta oficina pro-cautivos en el propio Palacio Real, donde llegaban las solicitudes de información e intervención sobre prisioneros de guerra de ambos bandos. Se salvó así a unos 70.000 civiles y unos 21.000 soldados. Intervino a favor de unos 136.000  prisioneros de guerra.

Tuvo también otras intervenciones importantes, como el intentar liberar y llevar a España a la familia real rusa depuesta por la revolución bolchevique, pero fracasó.

ALFONSO XIII Y LA PORNOGRAFIA

Era un hombre muy liberal en sus costumbres y con un sentido de la moralidad bastante abierto y muy alejado a los cánones de la época.

Según el investigador Roman Gubern, el Rey fue un gran aficionado al erotismo y al cine pornográfico. Utilizó como intermediario al conde de Romanones. Hizo rodar a los hermanos Baños, en la década de 1915-1925, varias películas pornográficas en el Barrio Chino de Barcelona, que serían las primeras de este género realizadas en España.

Las películas se titulaban, “El confesor”, “Consultorio de señoras” y “El ministro”. Los guiones fueron desarrollados por el propio Rey. La primera tiene una duración de unos cuarenta minutos, cuenta la historia de un cura confesor que se beneficia de su poder sobre las feligresas. La segunda, con una mayor duración y realizada técnicamente mejor, se cuenta la historia de la consulta de un doctor que examina a las mujeres mediante un método especial. Y en la tercera película trata la historia de una mujer que acude al Ministerio para rogar que no se despida a su marido, a lo cual el ministro accede a cambio de unos favores sexuales.

Estas películas permanecieron ocultas más de setenta años, hasta que aparecieron de forma misteriosa en un convento valenciano. Fueron restauradas por la Generalitat valenciana y se conservan en la Filmoteca de Valencia.

Ya en el exilio visitó Hollywood y según cuenta Anita Loos que fue la autora de “los caballeros las prefieren rubias”, en su libro “Adiós a Hollywood con un beso”, cuando Alfonso XIII visita la meca del cine, tiene como anfitrión al actor Douglas Fairbanks interesándose por conocer al actor de comedia Fatty Arbuckle. Douglas le informa que Fatty había sido defenestrado por haber ocasionado la muerte de una adolescente en una orgía, introduciéndole una botella de champán en los genitales. Anita Loos cuenta que el rey, tras oír la desgraciada historia, exclamo: “Vaya, qué injusticia. ¡Si eso le podía haber pasado a cualquiera!"

Alfonso XIII, como vemos, gustaba coleccionar películas pornográficas. “No le interesaban en absoluto ni la literatura, ni la pintura, la música o el arte. Solamente los caballos, la caza, los automóviles y la pornografía”. “Para nadie era un secreto que las aventuras extraconyugales de Alfonso, habían experimentado un decidido incremento sin marcha atrás, paralelo a la evolución de la descomposición de su matrimonio… Al igual que su padre Alfonso XII, era él persona escasamente selectiva a la hora de elegir eventuales compañeras de cama”. 

LOS NEGOCIOS DE ALFONSO XIII

Alfonso XIII tenía una gran información tanto financiera como industrial del país y las utilizó para hacer inversiones, que le fueron muy productivas. Participó en el accionariado de Hispano-Suiza, Transmediterránea, Metro…

En el año 1929, se creó el Club Deportivo Galguero español, una sociedad sin ánimo de lucro para fomentar el galgo español. El general Emilio Mola le otorgó la explotación exclusiva de las carreras de galgos y sus apuestas mutuas. El club transfería sus beneficios a la Sociedad Mecánica y Stadium Metropolitano, donde el Rey participaba en su accionariado a través de persona interpuesta, en concreto por Carlos Mendoza.



Desde su inicio en 1930 hasta que las carreras fueron prohibidas por la República, obtuvieron un beneficio de 6,18 millones de euros. Más tarde vendieron la sociedad a Enrique Zimmermann, que pagó doce millones de euros de hoy. La República interpuso una querella judicial contra Alfonso XIII y Jacobo Stuart, duque de Alba. Sin embargo, con la victoria de Franco esta querella desapareció.

El patrimonio de Alfonso XIII, entre 1986 y 1902, era de 35,5 millones de euros. Esta fortuna era consecuencia de la asignación anual del Estado, que rondaba los dos millones de euros anuales; la herencia de su padre Alfonso XII, fue de 4,4 millones de euros. Si a ello unimos la fortuna de Victoria Eugenia y los amplios negocios del Rey, se puede decir que su patrimonio rondaba los 144 millones de euros.

Como decía el escritor Valle Inclán “los españoles han echado al último Borbón, no por Rey sino por ladrón”.

Según un informe realizado por el juez Mariano Luján, titular del juzgado número diez de Madrid elevó al Tribunal Supremo, el seis de diciembre de 1933, un auto donde acusaba al Rey y al duque Alba de “lucrarse con apuestas cruzadas en las carreras de galgos” a ello se le unió el de estafa y malversación de caudales públicos.

El 14 de abril de 1931 comienza su exilio, llevándose el equivalente a 48 millones de euros, pues era el dinero que tenía no declarados en bancos de Londres y París.   En sus diez años de exilio los gastó en safaris, viajes, casas, hoteles… Cuando muere en 1941, ya solo le quedaban 18 millones de euros

PRINCIPALES HECHOS DE SU REINADO



Desde los inicios de su reinado, la vida social política y económica del país era muy convulsa, pues tanto liberales, republicanos, socialistas como anarquistas protestaban violentamente toda la política gubernamental.

Su  punto más álgido sucedió en Barcelona con la llamada Semana Trágica y los desastres militares, que se estaban produciendo en Marruecos. Todo ello en medio de una durísima represión de los movimientos políticos, que culminó con la ejecución del intelectual y pedagogo anarquista Ferrer i Guardia, provocando una dura condena de las democracias europeas. La presión internacional hizo, que Alfonso XIII destituyera el gobierno conservador de Maura.

Tras el asesinato de Canalejas, se produce la ruptura del bipartidismo político de los últimos treinta y cinco años que tan malos resultados había dado al país. Los conservadores se dividieron en distintas corrientes, lo mismo que los liberales, en enfrentamientos fratricidas e irreconciliables.

El conservador Eduardo Dato declaró la neutralidad española en la I Guerra Mundial. Esta neutralidad hizo que surgiera una fuerte crisis en la familia real. La reina madre María Cristina de Habsburgo- Lorena era austriaca y en consecuencia  simpatizaba con los Imperios centrales, mientras que la reina Victoria Eugenia era inglesa y apoyaba a los aliados.

Después de la Primera Guerra Mundial la situación política social y económica en el país era gravísima, de forma que Alfonso XIII tuvo que amenazar con dimitir para que el conservador Maura aceptara un gobierno de Unidad Nacional. La crisis política se fue agravando y la situación interior del país a nivel social se iba deteriorando a grandes pasos. A ello se le unió el desastre marroquí de Annual, en la que tuvo una desafortunada intervención Alfonso XIII y gran parte de responsabilidad en este desastre.

ALFONSO XIII Y LA DICTADURA DE PRIMO DE RIVERA

Alfonso XIII tenía grandes simpatías por el autoritarismo como se puede comprobar en los discursos reales de Córdoba en 1921, y Castellón de la Plana en 1922. El Rey era consciente del fracaso de la alternancia política y como solución a la crisis del país, apoyó el golpe de Estado del general Primo  de Rivera en septiembre de 1923.



Las fuerzas políticas no apoyaron la suspensión de la Constitución realizada por el dictador Primo de Rivera. El dictador puso fin a la guerra de Marruecos con el desembarco de Alhucemas en 1925. Mientras que en el interior del país desarrollaba una política centralista y aplicaba con dureza la  represión a todos los movimientos políticos.

En política internacional se mostraban tanto Primo de Rivera como Alfonso XIII cercano a las ideas desarrolladas por Mussolini en Italia, con el que tenían unas grandes relaciones.

Al inicio de su gobierno, Primo de Rivera obtuvo un cierto apoyo popular, pero posteriormente fue cambiando este apoyo, debido a la fuerte contestación que tuvo de la intelectualidad española, sobre todo de Miguel de Unamuno y de Blasco Ibáñez. La opinión pública acusaba de complicidad al rey con la dictadura.  

La represión a la oposición a través de encarcelamientos de prestigiosos hombres públicos, la sanjuanada, y los conflictos estudiantiles fueron desacreditando la dictadura.

Finalmente, Alfonso XIII retiró su apoyo a Primo de Rivera y le presentó su dimisión el 28 de enero de 1930. Le sustituyó el general Dámaso Berenguer, pero el fracaso fue mayúsculo y el cierre dictatorial llegaba demasiado tarde.

El doce de abril de 1931, se celebraron elecciones municipales ganando la izquierda en las principales ciudades del país. El 14 de abril, en toda España, ondeaban banderas republicanas, el conde de Romanones  le recomendó que abandonara el país. Salió hacia Cartagena y en barco llegó a Marsella. Se suspendió el poder real, sin que el Rey llegara a abdicar de manera formal.


Las Cortes republicanas acusaron de alta traición a Alfonso XIII por ley de 26 de noviembre de 1931. En ella se dice:

“A todos los  que la presente vieren y entendieren, sabed: Que las Cortes Constituyentes, en funciones de Soberanía Nacional, han aprobado el acta acusatoria contra don Alfonso de Borbón y Habsburgo-Lorena, dictando lo siguiente:

“Las Cortes Constituyentes declaran culpable de alta traición, como fórmula jurídica que resume todos los delitos del acta acusatoria, al que fue rey de España, quien, ejercitando los poderes de su magistratura contra la Constitución del Estado, ha cometido la más criminal violación del orden jurídico del país, y, en consecuencia, el Tribunal soberano de la nación declara solemnemente fuera de la ley a don Alfonso de Borbón y Habsburgo-Lorena. Privado de la paz jurídica, cualquier ciudadano español podrá aprehender su persona si penetrase en territorio nacional.

Don Alfonso de Borbón será degradado de todas sus dignidades, derechos y títulos, que no podrá ostentar ni dentro ni fuera de España, de los cuales el pueblo español, por boca de sus representantes elegidos para votar las nuevas normas del Estado español, declara decaído, sin que se pueda reivindicarlos jamás ni para él ni para sus sucesores.

De todos los bienes, derechos y acciones de su propiedad que se encuentren en territorio nacional se incautará, en su beneficio, el estado, que dispondrá del uso conveniente que deba darles.

Esta sentencia, que aprueban las Cortes soberanas Constituyentes, después de publicada por el Gobierno de la República, será impresa y fijada en todos los ayuntamientos de España, y comunicada a los representantes diplomáticos de todos los países, así como a la Sociedad de Naciones”.

“En ejecución de esta sentencia. El Gobierno dictará las órdenes conducentes a su más exacto cumplimiento, al que coadyuvarán todos los ciudadanos, tribunales y autoridades”.

ALFONSO XIII Y FRANCO

El Rey conocía a Franco por sus éxitos militares en Marruecos. En el año 1923, el rey concedió  una medalla militar y el título honorifico de “gentilhombre de cámara”. Alfonso XIII fue el padrino de la boda de Franco con Carmen Polo (estuvo representado por el gobernador civil de Asturias, el general Losada).


La muerte de Alfonso XIII

En 1925, Primo de Rivera, transmitió a Franco una carta del Rey que terminaba diciendo “Ya sabes lo mucho que te quiere y aprecia tu afectísimo amigo que te abraza. Alfonso XIII”. En 1928, por real decreto, se nombra a Franco, Director de la Academia General Militar de Zaragoza.

Tras el levantamiento militar del 18 de julio de 1936, Alfonso XIII apoyó con entusiasmo al bando sublevado, afirmando ser un falangista de primera hora.

Franco le escribió una carta muy crítica contra Alfonso XIII, el cuatro de abril de 1937. Anteriormente el Rey había donado un millón de pesetas a la causa franquista, y le expresaba a Franco su preocupación por la nula rapidez en la restauración monárquica. Franco es esta carta le deja claro a Alfonso XIII, que difícilmente llegaría a desempeñar un papel en el futuro del país, después de los errores cometidos en su reinado.

Cuando acabó la guerra y al no restaurarse la monarquía, Alfonso XIII declaró “Elegí a Franco cuando no era nadie. El me ha traicionado y engañado a cada paso”.

El quince de enero de 1941, Alfonso XIII renuncia a la jefatura de la Casa Real a favor de su hijo Juan. El Rey muere, el 28 de febrero de 1941, como consecuencia de una angina de pecho, cuando se encontraba en el Gran Hotel de Roma. Fue enterrado en la iglesia romana de Santa María de Montserrat de los Españoles. Sus restos son trasladados a España el 19 de enero de 1980, siendo depositados en el panteón Real del Monasterio del Escorial por orden de su nieto el rey Juan Carlos I.

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Primo de Rivera y el rey Alfonso XIII