domingo, 20 de mayo de 2012

415.- El machismo: discriminación de género



El machismo: discriminación de género

Significado y consecuencias del trato discriminatorio a las mujeres

El machismo es fruto de múltiples factores. Todas las sociedades han vivido y viven expresiones de este fenómeno que causa muchas víctimas en diferentes contextos.
“Machismo” es un término acuñado en el contexto latino, pero su forma de expresión es común a muchas culturas e ideológicamente multidimensional.

¿Qué es el machismo?

También conocido como androcentrismo (el varón como centro), supone una actitud de menoscabo, desprecio y discriminación hacia la mujer. Ideológicamente sostiene que el varón es superior y la mujer debe estar unilateralmente sometida al mundo masculino. No hay base sostenible para dicha idea; por lo tanto, se trata de una construcción cultural.

¿Cómo se expresa?

En algunas sociedades se vive el machismo con un abierto desprecio hacia la mujer que se manifiesta en la obligatoriedad de utilizar determinadas vestimentas elegidas por varones, cumplir algunos roles fijos e inamovibles y tener una conducta servil hacia el género masculino.

En otros grupos sociales, que han luchado por la discriminación contra la mujer, el machismo se expresa en actitudes más sutiles, como pagar mejores salarios a los varones por desempeñar funciones similares o iguales a las de las mujeres, o conceder a los hombres los mejores accesos a puestos de responsabilidad gerencial, política o religiosa. También se observa en mensajes publicitarios que de un modo u otro denigran a la mujer o la relegan a funciones como el hogar y la familia.


Cómo sufren las mujeres el machismo

En muchos sentidos, las mujeres criadas en un contexto machista sufren problemas de:

Autoestima. Se les hace creer desde pequeñas que son inferiores.
Falta de oportunidades. En países donde la discriminación de la mujer es práctica habitual, los varones tienen un mayor acceso a la educación pública o superior. O bien, a las mujeres se les impide avanzar en sus carreras. Margaret Maruani, directora de investigación del Centro Nacional de Investigación Científica de Francia, llama a esto "un pantano de desigualdades estancadas".
Violencia de género. El machismo crea las condiciones ideológicas para que se produzca la violencia por motivos de sexo. Más mujeres son maltratadas en contextos machistas que en otros ambientes más favorables a la integración de los sexos.
Distorsiones religiosas. En contextos androcéntricos, las religiones se convierten en entes validadores de la discriminación y menoscabo de la mujer.
Abuso sexual. Se expresa en formas sutiles, como tratar a la mujer como objeto sexual, y en situaciones que abiertamente atropellan la dignidad y los derechos del mundo femenino al considerar que son “servidoras” sexuales de los varones.
El machismo también afecta a los hombres
Sin embargo, no sólo las mujeres sufren las consecuencias. El machismo también perjudica a los varones, que deben enfrentar:

Violencia de género.
Existe cuando las mujeres les exigen o violentan para que no se comporten como “mujercitas” o “afeminados”, cuando se interesan en aspectos que no son tolerados por los “machos de la manada". Esto favorece, entre otras prácticas, la homofobia.

Poca inteligencia emocional.
Puesto que se les enseña a los varones a no expresar de una manera abierta y asertiva sus emociones, sino a callarlas, anularlas o negarlas, por considerar que ciertas manifestaciones emocionales son propias de mujeres: llorar, tener miedo, sentirse inseguro, interesarse en el arte, etc.

Educación sexista.
Se los educa para comportarse como machos y para tratar a las mujeres como seres inferiores, provocando con eso serias distorsiones en su desarrollo e identidad personal.

Fracasos matrimoniales.
Muchos varones machistas se topan con que su conducta los lleva a fracasar en ámbitos en los que no están preparados para manejarse bien, como el matrimonio, considerado dominio de la mujer (la palabra "matrimonio" viene de la expresión latina matri -mujer- monio -dominio-).



Las causas del machismo

Las conductas machistas no son producto de un solo factor, sino de una combinación de situaciones que, mantenidas en el tiempo, promueven esta situación.

Educación sexista.
Por mucho tiempo se “educó” sólo a varones, por considerar que las mujeres no eran aptas para aprender. Sin embargo, aunque hoy no se practica dicho modelo arcaico en la mayoría de los países, aún se privilegian modelos de enseñanza donde el centro es el varón.

Enseñanzas religiosas sexistas.
La religión es uno de los aspectos formativos y culturales más importantes a la hora de fomentar el machismo. Muchas religiones promueven interpretaciones de la realidad donde la mujer es vista como “la mala” o "la pecadora” que tienta al hombre y contamina el universo, y otras expresiones que sólo sirven para denigrarla.

Leyes discriminatorias.
Votar, tener propiedades, decidir sobre sus propios cuerpos o su educación ha sido una lucha ardua, porque en muchos sentidos las leyes han propiciado un entorno de discriminación que favorece a los varones. Por ejemplo, aún hay países donde la violación de la mujer no es penada por ley.

División del trabajo.
Históricamente se ha supuesto que el trabajo de la casa y los hijos es ámbito de la mujer y, por ende, el manejo del dinero y el trabajo fuera del hogar son tareas del varón. En la práctica, este modelo permite la discriminación de hecho y mantiene el machismo.

Medios de comunicación.
Los medios de comunicación de masas (cine, televisión, música y radio) contribuyen en gran medida a mantener algunos de los estereotipos del machismo.

¿Cómo enfrentarlo?

Cambiar las actitudes machistas implica un proceso de análisis profundo de la educación que se entrega desde el hogar hasta la universidad, cambio de políticas sociales, transformación de los medios, reelaboración del trabajo, etc.

El medio más efectivo para cambiar las actitudes machistas es la educación, tanto la formal como la informal que se da en los ámbitos familiares, religiosos o culturales.

Luchar por una integración de los sexos que sea justa, ecuánime y positiva es una responsabilidad compartida, tanto por varones como mujeres que sostienen una vida emocionalmente inteligente.

Copyright del artículo: Miguel Ángel Núñez.



Violencia sexual, un asunto cotidiano, 
privado y peligroso 


Violencia sexual

La violencia sexual es más peligrosa que otras ya que sus abusos se dan en los protegidos espacios privados y son ejercidos por conocidos de la víctima.
Las violaciones que sufren niñas y mujeres, el acoso sexual diario que soportan ellas sin estar conscientes del mismo y los toqueteos a los que son sometidas sin su consentimiento, son algunas manifestaciones de la violencia sexual que soportan muchas mujeres en el mundo, independientemente de su nivel socioeconómico, raza, religión, etnia, profesión o ideología.

Sus efectos tienen repercusiones que son más difíciles de superar, a diferencia de los daños de la violencia física. Afectan la autoestima de la persona, la seguridad personal, la estabilidad emocional, la libertad individual, la integridad personal e incluso el desarrollo de la economía de los países y el desarrollo de la misma sociedad en cuanto a lograr la equidad y el respeto de los géneros.



La violencia sexual es definida por las Naciones Unidas como el crimen privado más extendido en todo el mundo. Asimismo al existir tan pocas investigaciones al respecto, se le considera como el tipo de violencia más desconocida, más silenciada y por sus alcances, la más peligrosa.

La violencia sexual abarca el sexo bajo coacción de cualquier tipo produciendo en la víctima daño físico, psicológico y emocional.

Sus manifestaciones van desde golpes para forzar a la persona a tener relaciones sexuales, así como la humillación sexual en el matrimonio y cualquier tipo de agresión que atente contra la integridad de la sexualidad de las mujeres y niñas.

Son formas de violencia sexual, la comercialización de mujeres para obligarlas a ejercer la prostitución, los métodos de algunos países en los que la mujer es sometida a prácticas para comprobar su virginidad, la negación a utilizar métodos anticonceptivos incluida también, la mutilación genital.

Esta última consiste en la extirpación total o parcial de los órganos sexuales externos femeninos, ya sea por motivos culturales o religiosos. El tipo de mutilación genital más común que existe es la escisión del clítoris y labios menores, aunque existen otras prácticas que dejan secuelas permanentes en la vida de quienes han sido sometidas a ellas.

Este fenómeno es una situación alarmante debido a que se ha vuelto un asunto cotidiano, sistemático, privado, “silencioso” . En casos como la mutilación genital, hasta aprobado culturalmente.

El ejercicio para combatir la violencia sexual en todo el mundo se torna un asunto bastante difícil debido a sus dimensiones, la falta de información y también a la poca denuncia que existe sobre los casos.

La violencia sexual se produce en los protegidos espacios privados
Los protegidos espacios privados son lugares conocidos por la víctima y en los que se desenvuelven diariamente, como la escuela, el trabajo, la iglesia o una asociación a la que pudieran pertenecer, ya sea de tipo religiosa o social. Estos están alejados de la cosa pública y están estructurados para hacer posible la coacción del delito por lo que su ejercicio se da manera muy sútil y reservada.

Una manifestación común de violencia sexual que se volvió un asunto cotidiano, ocurre en el ámbito del hogar. La casa, es el primer lugar que se considera “seguro” para todo ser humano, no obstante muchas mujeres en su papel de esposas son obligadas por sus esposos a tener relaciones sexuales, sin que ellas lo deseen. No existen denuncias de esos casos por considerarse asuntos privados, comunes y domésticos que se dan en la vida de pareja.

Causas de la violación

Las violaciones son formas comunes de violencia masculina relacionadas con la idea de machismo, sometimiento y poder.

Elena Larrauri en su libro Mujeres, derecho penal y criminología recoge los resultados de una investigación realizada en el año 1984, sobre las causas por las que se cometen las violaciones. Esta investigación se realizó a un grupo de violadores de las prisiones de Virginia y se encontró que los factores explicativos que utilizan la mayoría de los violadores para justificar este hecho son:



La mujer es víctima de su propia actitud seductora.
La mujer en realidad se relaja y lo disfruta.
La reputación, características y el comportamiento de la mujer no acorde con las expectativas normativas de roles sexuales le convierten en víctima fácil del delito.
Facilitación del delito de violación
Muchos de los abusos sexuales se dan por familiares, esposos, padres, tíos, sacerdotes, es decir; conocidos de la víctima. Al ser personas tan cercanas, los victimarios logran fácilmente obtener la cercanía y confianza, lo cual facilita el delito.

Obstáculos para combatir la violencia sexual

Muchas mujeres que han sufrido violencia sexual se enfrentan a un terrible obstáculo para que el abuso al que fueron sometidas sea castigado.

La vergüenza, el miedo o la culpa, son obstáculos que dificultan el combate de la violencia por medio de la denuncia de sus víctimas, ya que la mayoría no hablan del abuso por considerarlo un asunto “vergonzoso” en el que desgraciadamente ellas son protagonistas.

Las denuncias por violaciones obligan a las mujeres a tener que describir muy específicamente la forma en que ocurrió la agresión, lo cual genera recuerdos de la experiencia con repercusiones psicológicas de gravedad y muy difíciles de superar sin una ayuda psicológica.

La denuncia implica hacer público lo privado. Asuntos como éstos permanecen en el rincón de lo privado por considerarse vergonzosos, lo que hace muy difícil que la violencia sea combatida y se generen planes de acción que sean eficaces para reducir su incidencia.

La violencia sexual, estrategias para evitarla

La violencia sexual debe ser analizada desde un punto de vista sociocultural y psicosocial, con un enfoque holístico en que se haga partícipes a psicólogos, víctimas y victimarios y generar así, estrategias de trabajo.

Las estrategias para las víctimas deben estar enfocadas a que aprendan a deshacerse de sentimientos de vergüenza para fomentar una cultura de la denuncia, asimismo para que aprendan a superar los estragos.

Las estrategias para los victimarios deben estar encaminadas a erradicar pensamientos y actitudes erróneas como el machismo y la misoginia y cambiar patrones de conducta que lleven al respeto y la igualdad de los géneros.

Copyright del artículo: Karla Perales.


Violencia mediática contra las mujeres

El sexismo como arma de venta - blog colectiva feminista anticapitalista
La mirada de los medios sobre el género femenino suele ser estereotipada, sexista y denigrante. A esa mirada la consideramos violencia mediática.
Los medios de comunicación desempeñan un rol fundamental como trasmisores de valores, modelos y opiniones, de ahí que sea considerado primordial controlar la discriminación en los mismos para que sus discursos dejen de legitimar ideologías represivas vinculadas con el sexismo, la homofobia y el racismo.

En la Argentina existen dos grandes leyes que definen y sancionan la violencia hacia la mujer en los medios de comunicación. La primera es la ley 26.485 de Protección Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres; la segunda es la ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, la cual se pronunció a favor de "promover la protección y salvaguarda de la igualdad entre hombres y mujeres, y el tratamiento plural igualitario y no estereotipado, evitando toda discriminación por género u orientación sexual".

Además, recientemente el decreto 936 reactualizó el debate del problema de la trata y la explotación sexual prohibiendo la publicación de anuncios que degradan la dignidad de las mujeres y la cosifican.

El Foro de Periodismo Argentino (Fopea) considera que el decreto presidencial 936/11 que prohíbe la publicación de avisos "que promuevan la oferta sexual o hagan implícita o explícita referencia a la solicitud de personas destinadas al comercio sexual" es un avance en la lucha contra los delitos de trata de personas y el delito de proxenetismo, que inevitablemente debe ser complementado con medidas de persecución penal efectivas y coordinación en políticas públicas de todos los estamentos y niveles del Estado (nacional, provinciales y municipales), que demuestren voluntad y ejecución política efectiva en esta materia.

El "rubro 59" esconde y legitima la explotación sexual de las mujeres, las venden, las cosifican, las denigran y humillan con sus textos e imágenes y, se presume que muchos de esos clasificados podrían encubrir situaciones de proxenetismo, abuso sexual infantil y trata de mujeres y niñas. De modo que, los diarios se enredan con posibles mafias de prostitución y trata. Las prohibiciones no son el mejor camino para resolver este tipo de problemáticas, por eso la autorregulación en los medios de comunicación en este y otros temas es un compromiso ético a la responsabilidad social que estos deben mantener frente a la ciudadanía.

Eliminar de los medios de comunicación los anuncios que degradan la dignidad de las mujeres contribuirá a combatir la discriminación hacia las mujeres y la violencia simbólica.

El feminicidio ¿crimen pasional?

La violencia en los medios tiene otras formas de manifestación: el tratamiento que efectúan sobre los casos de feminicidios.

En los medios, no solo se comunica un hecho sino que se lo hace de cierta manera. Para Claudia Laudano, Licenciada en Comunicación Social (UBA), en Visibilidad mediática de la violencia hacia las mujeres “lo novedoso” respecto de los así llamados “crímenes pasionales” en la actualidad se centra en dos cuestiones.

Por un lado, en un llamativo desplazamiento desde la retórica sedimentada en medios sensacionalistas y en materiales de la cultura popular hacia zonas informativas de medios impresos y audiovisuales denominados “serios”; lo que trae aparejado la extensión de la hipótesis pasional a un número mayor de delitos provenientes de diferentes sectores sociales (ya no sólo “populares”).

Por otro, una insistencia recurrente en el uso acrítico de la designación “crimen pasional”, como si fuese una categoría neutra de análisis social, en detrimento de otras formas de nombrar y conceptualizar las prácticas violentas en cuestión, con marcos interpretativos capaces de tornar inteligibles la problemática desde las relaciones de poder implicadas, entre ellas, “violencia hacia las mujeres” o “violencia de género”. Y, destaca además que, más allá de que el recurso simbólico del “crimen pasional” constituya una mercancía bien cotizada en la industria cultural del presente, hay tres cuestiones derivadas de su uso que involucran a diferentes sectores sociales:

Se anulan las críticas a la ineficiencia del Estado en cuanto a su responsabilidad de proteger de manera integral la vida de las mujeres (dado el carácter de acontecimientos individuales, movidos por la pasión).
Se sostiene la tolerancia hacia prácticas de ejercicio violento contra mujeres (y en un sentido más abarcador, se deja intacta la dimensión cultural del ejercicio del poder patriarcal).
Sólo se moviliza a la ciudadanía en el consumo informativo voraz, más que en el reclamo de una vida libre de violencia para mujeres y niñas, como en cambio podría ocurrir al ubicar la información en otra serie.
Recomendaciones
El Observatorio de la Discriminación en Radio y Televisión recomienda, tomando en cuenta varias de las conclusiones elaboradas previamente por este Observatorio para otros informes, así como algunas del Instructivo del Área Queer de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires:

Evitar las expresiones xenófobas.

Cuestionar los estereotipos que el sentido común establece en relación con la desigualdad y las diferencias haciendo visible que las imágenes binarias construidas a partir de rasgos asignados como características constantes, atemporales y ahistóricas, se basan en procesos ideológicos. Estas tipologías habilitan la burla y el desprecio hacia prácticas que no responden a los parámetros de “normalidad” (hombre blanco, heterosexual, de clase media).
Evitar caracterizaciones y “perfiles” que impliquen una naturalización del prejuicio, la burla y/o el insulto, o la exposición de los conflictos por géneros u orientaciones y prácticas sexuales no normativas como nota de color o pintoresquismo.
Tratar como prácticas discriminatorias los gestos, epítetos o comentarios burlescos o injuriosos producidos por miembros de la industria del espectáculo, el deporte o por celebridades públicas que suelen justificar sus enunciados excluyentes al considerarlos dentro de sus “contextos particulares.
Promover la igualdad de trato y oportunidades y la equidad de género.
No recurrir al uso de mitos y creencias que denigran a las mujeres poniéndolas en situaciones de subordinación (débiles, sensibles, pasivas o inseguras) frente a los hombres (fuertes, racionales, activos y seguros).
No transmitir mensajes en los que el género femenino se presente sólo a través de sus características físicas, cosificando a la mujer, en menoscabo de su condición de sujeto integral.
No hacer humor con situaciones que vinculen relaciones de violencia de ningún tipo.
Utilizar lenguaje no sexista.
La Conferencia Mundial de Mujeres de Beijing (1995), adoptada por 189 Estados, consideró a la comunicación como un área fundamental para lograr igualdad de oportunidades para varones y mujeres. Planteó que los medios masivos deberían "elaborar, en la medida en que ello no atente contra la libertad de expresión, directrices profesionales y códigos de conducta y otras formas de autorregulación para fomentar la presentación de imágenes no estereotipadas de la mujer".

A partir de esto, denunciar la violencia mediática como modalidad de aquellas violencias simbólicas que reproducen la discriminación hacia las mujeres en función del “sexo” como determinante de roles y expectativas y, cristaliza estereotipos que generan condiciones para el ejercicio de todas las otras violencias machistas hacia mujeres y niñas.

Copyright del artículo: Patricia Bartoloni.







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