martes, 27 de diciembre de 2011

76.- Carta de amor de MARÍA ESTUARDO a JAMES HEPBURN



Carta de amor de María Estuardo a James Hepburn

Os quejáis de mí, querido Bothwell, sin razón; si conocierais las insuperables dificultades que afronta una persona de mi rango al continuar con una relación como la nuestra, no me culparíais, sino que os apiadaríais de mí. Todo el tiempo se pasa en consultas, las ocupaciones me abruman; debería cambiar esta blanda y suave naturaleza mía por otra completamente ruda y masculina para ser capaz de enfrentar las oposiciones con que me encuentro cada día. Además Lord Darnley permanece constantemente conmigo, pretende testimoniarme su pasión mediante sus celos, y apoyado por quien se erige en árbitro de mi destino, la reina de Inglaterra, ya adopta la autoridad de un esposo.

James Hepburn, conde de Bothwell

¿Qué puedo hacer yo, desgarrada y dividida entre las dos facciones, ambas igualmente perniciosas para los intereses de sus soberanos? Y sin embargo, a pesar de las furiosas contiendas, a pesar de los asuntos de Estado que debo atender y de todas mis grandes fatigas, mi corazón aún encuentra un lugar para el amor. Sí, os aseguro, mi queridísimo Bothwell, que por una vida humilde a vuestro lado cambiaría alegremente esta carga de grandeza y la arrojaría a aquellos que parecen ambicionar el peso de una Corona; pero hasta eso es un privilegio que me está vedado; debo continuar reinando o dejar de vivir. Mi poder es todo cuanto puede proteger a mi Bothwell; si yo renunciara o no tuviera medio de ofreceros protección, no sería la supuesta amistad del siempre cambiante Murray la que os la proporcionaría. Por tanto, no atribuyáis a falta de impaciencia por veros el que demore el viaje a Edimburgo; es por el futuro reposo de ambos por lo que os ordeno que permanezcáis aún donde estáis. Pero creo que no necesito argumentos para persuadiros de que es sólo vuestro interés lo que yo considero. Demasiado preciosas han sido las pruebas que os he dado de mi ternura como para que dudéis de su sinceridad, y no creo que carezcáis de sentido común ni de gratitud para reconocer lo que he hecho por vos. El tiempo, sin embargo, ha de ser la piedra de toque de ambos corazones.


María Estuardo y Lord Darnley

Escribidme como de costumbre. Creedme, el único consuelo de vuestra desdichada reina es tener noticias vuestras. Hasta que el destino nos permita la bendición de una próxima entrevista, que espero y ruego para que sea antes de lo que vos esperáis, y tan rápidamente como mis deseos, que una legión de ángeles os asistan y os guarden de todo mal y os mantengan siempre fiel a

M. R.

PD: Había olvidado advertiros acerca de milord Herris. Tiene intención de visitaros. No puede ser por otra razón que la de husmear en vuestros asuntos. Tened cuidado con él. Adiós.

http://themaskedlady.blogspot.com/2009/06/carta-de-amor-de-maria-estuardo.html
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María Estuardo- Reina María I de Escocia
(07/12/1542 - 08/02/1587)
Nació el 7 de diciembre de 1542 en Linlithgow. Hija de Jacobo V, rey de Escocia, y de su segunda esposa, María de Lorena. María Estuardo se convirtió en reina antes de cumplir una semana de vida. Pasó toda su infancia en Francia, y en 1558 contrajo matrimonio con el Delfín, que accedió al trono francés con el nombre de Francisco II en 1559, pero murió al año siguiente. En el año 1561 regresó a su país. A pesar de ser católica, aceptó el gobierno protestante que encontró a su llegada. Su jefe de ministros era su hermanastro Jacobo Estuardo, a quien ella confirió el título de conde de Moray. En 1565 se casó con su primo, el noble escocés católico lord Darnley. El matrimonio despertó los recelos protestantes y fue el inicio de una insurrección, encabezada por Moray y una familia de la nobleza escocesa, que tenía la esperanza de contar con el respaldo de todo el partido protestante. Sin embargo, sus esperanzas no se cumplieron y la reina, haciéndose personalmente cargo de la situación, reprimió rápidamente la rebelión. Todavía disfrutaba de su triunfo cuando comenzaron a aparecer las desavenencias con Darnley. Ella le había cedido el título de rey, pero él exigía los derechos de la Corona de por vida y que, en caso de que la reina muriera sin descendencia, los derechos pasaran a sus herederos. Con anterioridad a la rebelión de Moray, el secretario y consejero de María había sido David Riccio, católico y favorito de la corte. Por su parte, el rey estaba seguro de que Riccio era un obstáculo para conseguir sus proyectos con respecto a la Corona. Convencido de ello, formó un pacto con Moray, Patrick Ruthven, James Douglas, cuarto conde de Morton, y otros líderes del partido protestante. El resultado de esta conspiración llevó al asesinato de Rizzio en 1566. A principios de 1567, la casa en la que Darnley se reponía de una enfermedad, estalló por una explosión de pólvora; el instigador probablemente fue James Hepburn, cuarto conde de Bothwell, quien, desde la rebelión de Moray, y aún más desde el asesinato de Rizzio, se había convertido en favorito de la Reina. Encontraron a Darnley estrangulado, muy cerca del lugar donde se produjo la explosión. María tenía conocimiento de la intriga. Prueba de ello son las cartas y los sonetos incriminatorios, supuestamente escritos por la propia María a Bothwell, encontrados a finales de ese año en un joyero de plata. Bothwell fue llevado ante un falso tribunal y absuelto; poco después, se divorció de su esposa y se casó con María según el rito protestante. De nuevo se produjo un enfrentamiento entre María y los nobles escoceses. Logró reunir un ejército para luchar contra ellos y, aunque igualaba en número al ejército confederado, era claramente inferior en disciplina. El 15 de junio de 1567 María y sus hombres cayeron derrotados en Carberry Hill y se vio obligada a abandonar a Bothwell y a rendirse ante los caballeros confederados. El 24 de julio, abdicó en favor de su hijo, quien, cinco días más tarde, fue coronado en Stirling con el nombre de Jacobo VI. El 2 de mayo de 1568, María Estuardo logró escapar de su isla-prisión de Lochleven y en pocos días logró reunir un ejército de 6.000 hombres. El 12 de mayo de nuevo fueron vencidos por el regente Moray en Langside, cerca de Glasgow. Cuatro días después, a pesar de las súplicas de sus mejores amigos, María cruzó el estuario de Solway y solicitó refugio en la corte de Isabel I, reina de Inglaterra, convirtiéndose así en prisionera de por vida de ésta. La más famosa de las intrigas posteriores para conseguir su liberación y acceso al trono de Inglaterra fue la planeada por su paje, Anthony Babington, quien conspiró para asesinar a Isabel. La conspiración fue descubierta y María fue llevada a juicio en octubre de 1586. El 25 de octubre la condenaron a muerte, pero hasta el 1 de febrero de 1587 Isabel no firmó la orden de ejecución, que fue llevada a cabo una semana más tarde.

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