sábado, 5 de mayo de 2012

373.- Todos somos inocentes: menos Troy Davis




Todos somos inocentes…. 
menos Troy Davis, a pesar de las dudas.


Troy Davis acaba de morir a las diez de la noche del miércoles 21 de septiembre de 2011, después que una inyección letal le arrancara la vida, cumpliendo una sentencia dictada por un Tribunal del estado norteamericano de Georgia en 1991, y después que la Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos decidiera rechazar las peticiones de los abogados defensores. Una vez más, la justicia norteamericana apretó el nudo de la banda que cubre sus ojos y desoyó, no solo a los abogados encargados de la defensa de Troy Davis, sino que no escuchó el reclamo mundial para la conmutación de la máxima pena contra el joven afroamericano, que incluyó un pedido de clemencia del Papa Benedicto XVI, la mediación del expresidente Jimmy Carter, y la demanda de justicia de un millón de personas que en todo el mundo se unieron a la campaña, recolectando firmas para salvar la vida de Davis.

Casi 20 años se mantuvo Troy Davis en los “corredores de la muerte” defendiendo su inocencia, ante la acusación de asesinar en 1989 a Mark MacPhail, agente de policía de la localidad de Savannah, en Georgia. En el último minuto, a punto de morir, Troy declaró que: “no soy responsable por el asesinato de MacPhail. No tenía un arma. Soy inocente”.


El proceso judicial llevado contra Troy Davis estuvo plagado de demasiados errores e incongruencias. Siete de los nueve testigos que declararon en su contra en el juicio, posteriormente se retractaron, según su defensa. Sin embargo, los fiscales se apoyan en un informe de balística que sostiene que había similitudes suficientes entre los casquillos de bala encontrados en el sitio del homicidio y los hallados en el lugar de otro tiroteo ocurrido más temprano como para demostrar que podrían haber provenido de la misma arma.

El arma, pieza clave en la acusación, jamás apareció y el tribunal dictó sentencia de muerte solo por las aseveraciones de supuestos testigos presenciales, que después fueron cambiando sus declaraciones, aunque el Tribunal mantuvo la orden de muerte.


La defensa en el caso de Troy Davis, ha presentado este evento jurídico como el prototipo del negro condenado injustamente por la muerte de un blanco, lo que ha reanudado nuevamente el debate en torno a la pena de muerte en Estados Unidos.

Según apuntes de Amnistía Internacional (AI), referentes a este caso, en cualquier sistema legal, todos somos inocentes hasta que se demuestra lo contrario. Sin embargo, en Estados Unidos la pena de muerte discrimina a las personas, ya que tiene una incidencia desproporcionada en personas sin recursos económicos, en minorías étnicas, y se aplica a menudo en juicios injustos, en los que se plantean dudas sobre la culpabilidad de los condenados, u otras irregularidades.


Desde que Troy Davis fue condenado, -argumenta AI- más de 90 presos han sido excarcelados tras demostrarse su inocencia. En todos esos casos, los acusados habían sido declarados culpables más allá de una duda razonable.

                                                                        ***

Troy Anthony Davis (9 de octubre de 1968 – 21 de septiembre de 2011), fue un hombre afroestadounidense condenado y ejecutado por el asesinato del policía Mark MacPhail, hecho ocurrido en Savannah, Georgia, en 1989. Troy Davis se declaró inocente de todos los cargos. En agosto de 1991 fue condenado a muerte. Estuvieron previstas las ejecuciónes 3 veces (en julio de 2007, septiembre de 2008 y octubre 2008) pero en todos los casos hubo un aplazamiento de la sentencia. Finalmente fue ejecutado el 21 de septiembre de 2011. Su ejecución ha reavivado el debate sobre la pena capital en los Estados Unidos.
Este caso fue descrito por sus abogados como el prototipo del negro condenado injustamente por la muerte de un blanco.


Según la fiscalía el acusado en primer lugar realizó disparos en una fiesta en el barrio de Cloverdale, Savannah, hiriendo a un hombre en el rostro. Luego asesinó a MacPhail. Los fiscales apoyaron su acusación en el informe de balística el cual determinó que los casquillos hallados en la escena del crimen y los encontrados en el tiroteo anterior provendrían de la misma arma.
De los nueve testigos que declararon en contra de Davis en el juicio, siete se retractaron posteriormente y en agosto de 2009 denunciaron que fueron presionados por la policía para inculpar al joven. Por otra parte, el arma con la que se cometió el asesinato jamas pudo ser hallada ni se recolectaron huellas dactilares ni rastros de ADN. Nada de esto logró torcer la voluntad de los tribunales que revisaron el caso.

Pedidos de clemencia


File:Troy Davis Paris demo.jpg
Manifestación en apoyo a Davis. París, julio de 2008

El caso había tomado trascendencia internacional, hubo pedidos de clemencia de Amnistía Internacional, la Unión Europea, el ex presidente de Estados Unidos Jimmy Carter, el Papa Benedicto XVI y numerosos grupos de derechos civiles, sin embargo la Junta de Perdones y Libertad Condicional de Georgia un día antes de su ejecución le negó clemencia.
Según Amnistía Internacional: "Desde que fue inculpado, Troy Davis reconoció haber estado en el lugar de los hechos, pero negó ser el autor del crimen, no hay ninguna prueba material en su contra”.

Palabras finales

Antes de morir, Davis dirigió unas palabras a la familia de Mark MacPhail: "Que Dios tenga piedad de vuestras almas. Yo no maté a vuestro hijo, no estaba armado, no hice eso. No tenia un arma esa noche, no he sido responsable de eso".
Por su parte Anneliese MacPhail, madre del policía asesinado dijo: "Estoy contenta, aceptamos la decisión, quiero tener paz ahora. Esto tenía que acabar".

Ejecución

El deceso de Davis por inyección letal se produjo a las 4:08 GMT, solo cuarenta minutos después de que la Corte Suprema de Estados Unidos rechazara un recurso in extremis para impedir la ejecución.






No hay comentarios:

Publicar un comentario