miércoles, 16 de mayo de 2012

390.- ISLANDIA: LA REVOLUCIÓN SILENCIOSA



ISLANDIA: LA REVOLUCIÓN SILENCIOSA 



REVOLUCIÓN DESDE EL HIELO

La fría Islandia no está todos los días en los medios de comunicación. Da la sensación de que los medios están ignorando deliberadamente lo que allí sucede, una auténtico revolución popular pacífica que se ha hecho con el control del país después del desastre económico. Islandia fue el primer país del mundo que declaró públicamente la quiebra debido a la crisis económica, en el año 2008. Y todo el proceso que ha venido después muestra una vía de cambio completamente diferente a lo que nos han querido vender como la "única alternativa posible".
Con tan sólo 103.123 kilómetros cuadrados (algo mas grande que Castilla y León) y 331.000 habitantes, la fría Islandia ha sido siempre uno de los paradigmas mundiales de prosperidad y bienestar. El año del desastre financiero(2008), el país encabezaba el ránking de Índice de Desarrollo Humano (IDH) que realiza la O.N.U. Esto significa que se consideraba el país cuya población vivía con mayor prosperidad. Resulta muy extraño que esta isla fría que carece casi por completo de riquezas naturales, sea uno de los países más ricos del mundo. La totalidad del territorio es tundra, ya que su clima es polar. No existen bosques y la superficie fértil dedicada a la agricultura es escasísima. La gran ventaja de este medio natural hostil es la importante actividad geotérmica (es una isla de origen volcánico) que garantiza su autosuficiencia energética. El 40% de su P.I.B. procede de la pesca, y el resto del turismo y la explotación minera.
En el año 2008, para sorpresa de todos, Islandia se derrumbó. Los tres bancos del país (Landsbank, Kaupthing y Glitnir) se declararon en quiebra, debido a las actividades especulativas que habían realizado en el mercado internacional. Los tres debían enormes cantidades de dinero a Gran Bretaña y Holanda, y los ahorros de los islandeses habían desparacido. Era el ejemplo claro del fracaso del neoliberalismo salvaje y sin control que había imperado en los últimos años en todo el mundo occidental. Los bancos islandeses se habían visto salpicados por los famosos bonos basura de Estados Unidos. La deuda total equivalía a todo el P.I.B. del país multiplicado por cinco. Ese aciago mes de octubre de 2008, la bolsa de Reikiavik cerró sus puertas, porque no tenía nada que negociar. El escándalo sacudió este pequeño país, y el gobierno conservador, presidido por Geir H. Haarden, obtuvo permiso del parlamento para nacionalizar temporalmente los bancos. El país estaba en bancarrota. Haarden solicitó un préstamo de 2.100 millones de dólares al Fondo Monetario Internacional, y sus "paises hermanos" nórdicos le prestaron otros 2.500 millones. Las famosas y polémicas agencias de calificación, como Moody's o Standar and Poor, elevaron la peligrosidad de la deuda islandesa al límite.



La situación de bancarrota indignó a la población islandesa, que salió a la calle. Comenzaron intensas jornadas de protestas en medio de uno de los inviernos más duros del mundo. Las protestas se sucedieron durante semanas. La población exigía responsabilidades políticas porque nadie había sabido preveer esa situación. Se convocaron sentadas, pitadas, caceroladas y manifestaciones multitudinarias (algo insólito en un país tan poco poblado) en las dos grandes ciudades del país, Reikiavik y Akureiri. Se estaba gestando un movimiento pacífico que pretendía regenerar la democracia y recobrar el control cívico del país. El 23 de enero de 2009, el gobierno conservador dimitió en bloque y convocó elecciones anticipadas. El 25 de abril se celebraron las elecciones, con una victoria notable de la izquierda. La alianza socialdemócrata (Samfylkingin) y la izquierda verde (Vinstry Hreyfingin) formaron un gobierno en coalición que les garantizaba la mayoría absoluta en el parlamento islandés (Alpingi). El gobierno lo encabezaba la socialista Jóhanna Sigurdardottir, famosa por su activo feminismo y lesbiana reconocida. Era el primer caso en el mundo de un primer ministro que fuera una persona homosexual reconocida, lo que muestra lo avanzado de la sociedad islandesa.

El gobierno se encontró con una situación crítica. La deuda era impagable y había que buscar una manera de financiar el país, si se quería mantener el nivel de bienestar. El nuevo parlamento propuso la devolución de la deuda a Gran Bretaña y Holanda apelando a la solidaridad civil. Si cada familia islandesa aportaba una cierta cantidad, se podrían conseguir 3.500 millones de euros. Sin embargo, la población no estaba dispuesta a pagar los platos rotos otra vez y las manifestaciones volvieron a la calle. No entendían la razón por la que tenían que hacerse cargo de unas deudas generadas por los bancos. En marzo de 2010, el 93% de los islandeses rechazaron en referéndum esta propuesta, lo que significaba el rechazo "a pagar la deuda". El mundo financiero internacional recibió muy mal las noticias que llegaban desde la isla. El F.M.I. congeló todas las ayudas económicas destinadas al gobierno de Reikiavik. Los gobiernos de Washington, Londres y Amsterdam, avisan al gobierno islandés de las graves consecuencias de esta decisión, algo que no asustó a los islandeses. La primera medida del gobierno fue detener a los antiguos dirigentes y ejecutivos de los tres bancos, ahora nacionalizados. Se les acusó de provocar la bancarrota y se inició un proceso contra ellos. Era la primera vez que en un país del mundo se metía presos a los banqueros, en lugar de premiarlos. Mientras en muchos otros países (incluida España) se salvaban todos los bancos con dinero de los contribuyentes, sin pedir nada a cambio, en Islandia se les exigía responsabilidades. La "revolución islandesa" comenzaba a tomar forma.

Hacía falta crear un sistema político que evitara que este desastre se volviera a repetir. Islandia tenía vigente una vieja constitución que no era mas que una copia de la danesa, y databa de su independencia de Dinamarca en 1944. El gobierno abrió un proceso constituyente para redactar una nueva carta magna. La nueva asamblea constituyente incluye una notable novedad, además de representantes políticos, también hay ciudadanos de a pie, escogidos al azar entre todos los habitantes. Por tanto, se buscaba una ley que representara a la población. El primer borrador ya ha sido sometido a discusiones en asambleas realizadas a lo largo y ancho de todo el país. Se recogieron iniciativas populares. Se aprobó una ley que garantiza el derecho de los homosexuales a contraer matrimonio. Se creó también una iniciativa que garantizase la total libertad de expresion, la llamada Iniciativa Islandesa Moderna para los medios de Comunicación (IMMI). Uno de los puntos más polémicos de esta ley fue el apoyo sin fisuras al periodismo de investigación y a la publicación de documentos relevantes sin trabas. Con esta ley en la mano, Julian Assange de Wikileaks podría encontrar en Islandia el país ideal para residir. Esta ley procede de la sospecha de que los medios de comunicación islandeses ocultaron la situación financiero aunque la conocían. También se ha solicitado oficialmente la integración de Islandia en la Unión Europea, quizá el mayor error de la "nueva Islandia".

El intenso proceso para refundar la democracia islandesa continúa, pero los medios de comunicación occidental lo han silenciado. A los poderes fácticos del mundo occidental (bancos, organizaciones financieras, partidos políticos...) no les interesa que se sepa que existe una alternativa al sistema imperante, y que no procede de una revolución aislada en un país en vías de desarrollo. La alternativa procede de uno de los países más desarrollados, prósperos y democráticos del mundo.




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