lunes, 11 de junio de 2012

481.- Tráfico de armas




Documentos filtrados del Departamento de Justicia de EEUU prueban que el FBI y la DEA traficaban con armas para el Cartel de Sinaloa


El gobierno de Obama ha estado tratando de presentar la Operación "Fast and Furious" (Rápido y Furioso) como una operación conducida por la ATF (siglas en inglés de la agencia de control del tráfico de alcohol, armas y tabaco, que depende de la Secretaría de Hacienda), o más aún, por algunos agentes tránsfuga de la oficina local de la ATF en Arizona. Pero una filtración del Departamento de Justicia le ha proporcionado a la Comisión de la Cámara de Representantes para la Supervisión y Reforma del Gobierno, documentos que muestran que en realidad a la ATF se le mantuvo apartada del hecho de que dos individuos que compraban armas para el cartel de Sinaloa, y que se las compraban a los individuos que la ATF les seguía la pista, eran en realidad desde hace tiempo informantes pagados del FBI y de la DEA.

Eduardo y Jesús A. Miramontes Varela, ciudadanos mexicanos originarios de Ciudad Juárez, Chihuahua, trabajaban para el cartel de Sinaloa cuando comenzaron a ser informantes del FBI en 2009.

Anteriormente, los hermanos de 36 y 37 años de edad respectivamente, trabajaron como informantes de la policía de Miami, del servicio comisarios federales (que depende del Departamento de Justicia, o sea del Procurador General de EU) y de la DEA. Según informes de la DEA y del Congreso, los dos individuos eran el principal contacto del cartel para financiar la red de tráfico ilegal de armas.

El delegado del asistente a cargo de la ATF en Phoenix, Arizona, Jim Needles, estima que los hermanos gastaron unos $250,000 dólares en armas que fueron rastreadas por su agencia cuando realizaban la Operación Fast and Furious.

"Estamos llegando a la base misma de esta investigación", dijo el viernes 23 el senador Charles Grassley, uno de los miembros del Congreso que han venido investigando el caso. "Pero tengo que esperar hasta que tengamos toda la información antes de cerrar el caso".

Grassley reveló desde septiembre del año pasado que el FBI sabía, pero no se lo comunicó a la ATF, que sus informantes eran parte de la red de tráfico de armas. Luego en febrero de este año, Grassley los caracterizó como los "peces gordos" que había estado buscando la ATF todo el tiempo.

Tanto el FBI como la DEA conocen a los hermanos Miramontes y saben el papel que han jugado, pero omitieron decirlo a la ATF durante una reunión de coordinación con el objetivo precisamente de evitar conflictos en los operativos, que se realizó el 15 de diciembre de 2009. Tampoco informó nada ninguna de esas agencias en ninguna de las reuniones conjuntas de la llamada Iniciativa de la Frontera Sudoeste a la que asistieron las tres agencias. La DEA y el Grupo 7 de la ATF compartían incluso el mismo piso del mismo edificio y la misma sala para escuchar las intercepciones telefónicas de los sospechosos.

Eventualmente, y solo bajo presión, el FBI invitó a los más altos funcionarios de la ATF a los informes confidenciales en la ciudad de El Paso, Texas, a fines del verano de 2010, y en esas reuniones caracterizaron a Eduardo y Jesús Miramontes como "valores de seguridad nacional". Una fuente familiarizada con la reunión, dijo que los dos sujetos fueron calificados como "fuera de límite, intocables y no encausables".
Así mismo, esta semana se hicieron públicos dos documentos sumamente dañinos para el gobierno. Se trata de un Informe de Investigación de la ATF (conocido en la jerga judicial con el acrónimo "ROI") de mayo de 2010, el cual indica que Manuel Celis Acosta, el jefe de la red de compradores ilegales de armas, fue detenido en una alcabala cerca de la frontera en Arizona con 74 cargas de municiones, pero los agentes de la ATF lo dejaron ir.
El jueves 22, el representante Darrell Issa y el senador Grassley dieron a conocer una lista de ROIs que muestran que los agentes de la ATF tenían evidencia de que Acosta traficaba con armas y que uno de sus compradores, Uriel Patiño, mentía a las formas federales, pero ninguno de ellos fue arrestado.

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