Última carta de FEDERICO GARCÍA LORCA
Léase al respecto en la página 485 de la «Muerte en Fuente
Grande» de Ian Gibson:
Contrariamente a lo que se mantenía durante años, Federico
García Lorca no fue fusilado en el barranco sino un poco más allá,
cerca del manantial conocido como Fuente Grande, que se
encuentra al lado de este camino de Víznar a Alfacar.
cerca del manantial conocido como Fuente Grande, que se
encuentra al lado de este camino de Víznar a Alfacar.
Para que se tenga alguna idea de quiénes fueron sus asesinos sólo
tenemos que leer un par de frases de la página 487:
tenemos que leer un par de frases de la página 487:
«Acabamos de matar a Federico García Lorca -se jactaba
[Juan Luis Trescastro] la mañana del asesinato-. Yo le metí
dos tiros en el culo por maricón».
[Juan Luis Trescastro] la mañana del asesinato-. Yo le metí
dos tiros en el culo por maricón».
O bien de la página 488:
Aquel mismo día llegó a la casa de la calle de San Antón un
miembro de la "Escuadra negra", con una carta de Federico.
Decía, sencillamente:
«Te ruego, papá, que a este señor le entregues 1.000 pesetas como
donativo para las fuerzas armadas».
Se trataba de una vil jugada que se le había hecho al poeta en el
Gobierno Civil, dándole a entender que, si pagaba su padre
esta muy considerable cantidad, salvaría la vida. Federico García
Rodríguez, pensando que su hijo vivía todavía, desembolsó
la cantidad requerida.
esta muy considerable cantidad, salvaría la vida. Federico García
Rodríguez, pensando que su hijo vivía todavía, desembolsó
la cantidad requerida.
Murillo Gámez, a quien los asesinos le dirían a continuación
que acababan de fusilar al poeta en Víznar, mostrándole un
paquete de cigarrillos Lucky sustraído al cadáver». Ésta es la
última carta, «Sus últimas líneas» escritas, que figura reproducida
en la página 1277 de su «Correspondencia 1910-1936» y dice
lacónicamente:
paquete de cigarrillos Lucky sustraído al cadáver». Ésta es la
última carta, «Sus últimas líneas» escritas, que figura reproducida
en la página 1277 de su «Correspondencia 1910-1936» y dice
lacónicamente:
«Te ruego, papá, que a este señor le entregues 1.000 pesetas como
donativo para las fuerzas armadas».
Éstos eran los buenos.
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