MASACRE DEL CONGO
EL HORROR DEL COLONIALISMO. EL CONGO DE LEOPOLDO II
Las primeras historias que llegaron a Europa sobre el Congo estaban relacionadas con los románticos viajes de los exploradores europeos en África, los cuales una vez más “descubrían” nuevos mundos que permanecían inexplorados…. para los europeos. Las historias sobre Livingston y Stanley se hicieron muy famosas, quizá por que probablemente formaban parte de un plan de relaciones públicas que tenía como fin último, dar a la empresa de conquista – saqueo un carácter altruista, civilizador y científico, pretexto no pocas veces declarado por conquistadores y aristócratas.
Los artículos, reportajes e historias que escribieron novelistas como Joseph Conrad o Mark Twain entre otros (que no han sido tan promocionadas como las del “doctor Livingston supongo”), vienen a describirnos una cara muy diferente de la realidad de la vida de los congoleños, sus “amos” y las grotescas condiciones de vida que fueron impuestas mientras una pequeña élite belga obtenía “riquezas más allá de lo que es capaz de soñar la avaricia“. [1]
Leopoldo II, había enviado a finales del siglo XIX, emisarios por todo el mundo para que reportaran la existencia de regiones ricas a las que poder colonizar y explotar. Ansiaba, una parte del mundo para él no como parte de un nuevo y gran imperio a formar, sino para establecer una especie de “coto privado” en el que poder actuar con total impunidad.
Cuando en 1872, Henry M. Stanley dió con David Livingstone, el hecho se publicitó de manera desmesurada dando fama internacional a la frase anteriormente mencionada. Esta desmesurada publicidad tenía probablemente intenciones mas oscuras. Al mismo tiempo, Leopoldo II publicitó las historias contadas por Stanley y Livingstone sobre la “crueldad esclavista de los árabes” y el grado de retraso y escasa civilización de los pueblos contactados, todo ello con el fin de promover la colonización “altruista” de aquellos territorios dentro de una intervención que erradicacaría el comercio de esclavos mientras al mismo tiempo se imponía la “civilización” europea y su superior moral cristiana.
Este simple pretexto, junto con el interés “absolutamente humanitario” de Leopoldo II, quedó formalizado en 1876 durante la “Conferencia Geográfica” que se desarrolló en Bruselas y en la que se convenció a muchas e importantes personalidades de diversos ámbitos de la sociedad (desde geógrafos a militares pasando como no, por hombres de negocios) sobre las buenas intenciones que perseguía tan conmovedora obra.
Este pretexto no es novedoso. “Los imperios se visten con un aura de benevolencia desde mucho antes que el imperio Romano, el cual sentó en gran manera las bases para este tipo de pretextos que tenían por objeto convencer a los más reacios, a aceptar las políticas agresivas y beligerantes del imperio sobre otros pueblos y culturas aún a pesar de que estas terminaran frecuentemente en terribles genocidios“. [2]
Leopoldo II financia su “altruista” empresa valiéndose de un numeroso compendio de engaños, gracias a los cuales obtiene aportaciones económicas y prestamos provenientes de empresas, instituciones e incluso del propio Estado belga. Dichos prestamos jamás serían devueltos.
Las exploraciones de Stanley en Centrofrica entre 1879 y 1884 dieron resultados satisfactorios para las partes implicadas y se fundaron diversas estaciones a lo largo del río Congo. También firmó varios tratados con gobernantes locales estableciendo la “Asociación Internacional del Congo”, una organización tapadera de las verdaderas ambiciones de Leopoldo II.
A finales de la década, en 1878, el rey Leopoldo II establece un consorcio de banqueros para financiar la exploración y colonización del interior del Congo. Durante la “Conferencia de Berlin” (noviembre 1844 – febrero 1845), los Estados y monarquías europeas reconocen la Asociación Internacional del Congo, que pasa a llamarse “Estado Libre del Congo”.
Mientras Leopoldo II dictaba “normas” arbitrarias que expropiaban propiedades y recursos a los pueblos congoleños, permitía que su brutal ejército privado (la Fuerza Pública), cometiera todo tipo de atrocidades incluido el sistemático uso de torturas, secuestros y asesinatos que tenían el fin de aterrorizar literalmente a la población, para someterla más fácilmente a las ambiciones del rey.
La “lucha contra el comercio de esclavos” y contra la “escasa civilización” de los congoleños, convirtió a Leopoldo II en apenas un par de décadas, en uno de los hombres mas ricos del mundo.
En la década de 1890 y gracias a la amplia utilización de esclavos, se construye una red de transporte para una más extensa explotación de los recursos naturales del Congo. La construcción de estas infraestructuras, orientadas exclusivamente al interés personal, se cobró la vida de una incontable cantidad de seres humanos dentro de una inhumana agonía de la que no se salvaban ni siquiera los niños de mas corta edad que frecuentemente eran obligados a acarrear cargas pesadas hasta que caían muertos. Los esclavos también fueron explotados para el desarrollo de caucho y la obtención de marfil.
Un año después se conquistó Katanga (1891 – 1892), región norteña de enormes riquezas minerales y que será un foco de la rivalidad entre las grandes potencias hasta nuestros días. Entre 1895 y 1897 estallaron diversos motines contra la Fuerza Pública que fueron reprimidos en poco tiempo y con la acostumbrada brutalidad.
Leopoldo II creó su propia empresa para la obtención de marfil y caucho concediendo tierras a diversas empresas e intereses privados a cambio de un porcentaje sobre los beneficios finales.
Entre 1885 y 1906 el único comercio serio (entre los europeos y los indígenas) que existió en el Congo fue el de abalorios y camisetas de algodón que belgas y europeos en general cambiaban por inmensas tierras fértiles o incluso a cambio de años de trabajo todo ello cuando no se recurría (con más frecuencia) al terror sobre aquellas comunidades que no cumplían con las ordenes o las tremendas jornadas de trabajo que exigía el monarca.
Los métodos de Leopoldo II en el Congo, no constituyen un hito sobre los procesos de colonización – saqueo de otras tierras, sino que el recurso al terrorismo a gran escala sobre poblaciones indefensas era el método clásico de hacerse con un territorio. Lo único que respetaban los conquistadores era la violencia.
Según explica en su libro Adam Hochschild ( King Leopold’s Ghost ), no hay ninguna duda que Leopoldo II (que nunca estatuvo en Africa) conocía de primera mano lo que allí pasaba, pues preocupado por la muerte de muchos trabajadores a causa de las brutales condiciones, sugirió que se empleara también a niños para el trabajo.
Las primeras voces críticas sobre el horror del Congo fueron las del misionero americano G.W. Willians y los relatos y datos obtenidos por escritores como Mark Twain y Joseph Conrad. A sus preocupaciones, le siguieron las preocupaciones (interesadas o no) de otras personalidades como el también misionero Willians Sephard, el diplomático británico Casement, y principalmente los trabajos de Edmund Dene.
En 1908, en respuesta a las crecientes críticas sobre el tratamiento dado a las poblaciones africanas, el Parlamento belga anexiona el Estado Libre del Congo y lo renombra a Congo belga. Las condiciones de los nativos se suavizaran aunque su rol de semi-esclavitud se mantendría prácticamente hasta el día de su independencia.
Tras la independencia el país entero sufriría las consecuencias de agrupar a comunidades étnicas diferentes bajo un mismo territorio que no tenían uniformidad cultural ni social, mas bien todo lo contrario. Al mismo tiempo algunas de las etnias mas importantes, estaban enfrentadas entre sí por el rol que jugaron durante la colonización (etnias minoritarias colaboraban a menudo con los colonizadores) así como por motivos históricos. Los nativos siempre habían vivido bajo una estructura tribal o de clan y no sabían que significaba la identidad nacional que se les imponía ahora.
Esto permitió a los europeos evitar que las nuevas naciones independizadas, en este caso el Congo, pudieran desarrollar una sociedad civil homogénea e integrada en un Estado fuerte que pudiera desvincularse rápidamente de la antigua metrópoli.
El Congo permaneció bajo soberanía belga hasta 1960, año en que obtuvo su independencia. Tras la propia independencia del Congo el 15 de agosto de 1960, los Estados europeos y EEUU no dejaran de intervenir en la zona hasta nuestros días, ávidos por explotar los inmensos recursos y riquezas del nuevo Estado amén de mantener el “comunismo” (es decir cualquiera de los intereses nativos) lejos de sus fronteras así como base para atacar países vecinos que también se consideraban “comunistas”.
Todavía se discute en Bélgica la responsabilidad de Leopoldo II y de la propia Bélgica en las atrocidades allí cometidas, aduciendo que Bélgica se involucró en el Congo por motivos puramente altruistas, unos motivos altruistas que provocaron voluntaria e involuntariamente la muerte de más de 10 millones de nativos [4].
FUENTES Y MAS INFORMACION
[1] Cita de Adam Smith sobre las fortunas que amasaron los comerciantes europeos en India y otros lugares del mundo colonial
[2] Noam Chomsky: “Los imperios se visten con un aura de benevolencia”. David Barsamian. La Jornada
[3] La Ventana – “Aquí, en la selva, nacieron ideas nuevas”. Entrevista de Juan Gelman a Jose Saramago
Amo y señor del Congo. Jorge Eduardo Benavides.
[4] Las guerras por los recursos del Congo. Andrew G. Marshall
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