Últimas cartas de Eva Braun
«Berlín, 22-IV-45.
«Querida pequeña Herta:
«Estas son las últimas líneas, y también la última señal de vida por mi parte. No me atrevo a escribir a Gretl; debes hacerle comprender todo esto con cuidado a causa de su estado. Voy a mandaros mis joyas, y os ruego que las distribuyáis según mi testamento, que se encuentra en la Wasserburgerstrasse. Espero que con esas joyas podáis manteneros a flote durante un tiempo. Os ruego que bajéis de la montaña, ya que es un sitio muy peligroso para vosotros, si todo debe terminar. Aquí combatiremos hasta el fin, pero temo que ese fin se acerca cada vez más peligrosamente. Lo que sufro personalmente viendo al Führer, es algo que no puedo describir. Perdóname si escribo algo confuso, pero a mi lado están los seis niños de G. y no se quedan tranquilos. ¿Qué más puedo decirte? No llego a comprender que todo esto pueda ocurrir de este modo; no se puede creer en Dios. Un hombre espera esta carta. Todo, todo el cariño y la bondad para ti, mi fiel amiga. Saluda a mi padre y a mi madre, que deben regresar a Munich o a Traunstein. Saluda a todos mis amigos. Muero como he vivido. No es una carga, tú lo sabes bien.Te saluda de todo corazón y te abraza, tu Eva.
P. D. — Conserva esta carta sin divulgarla, hasta que sepas de nuestro fin. Sé que es mucho pedirte, pero eres valiente. Quizá todo pueda terminar felizmente aún, pero EL ha perdido la fe, y nosotros, me temo, aguardamos inútilmente.»
«Berlín, 23-IV-45.
»Mi querida hermanita:
No sabes cómo me apena que tengas que recibir estas líneas de mi parte. Pero no puede ser de otro modo. Con cada día, con cada hora que pasa, puede llegar el fin para nosotros, y por consiguiente debo aprovechar la última ocasión para decirte lo que hay que hacer todavía. Para empezar, Hermann no está con nosotros. Salió hacia Nauen a fin de organizar un batallón o algo por el estilo. Quiere abrirse camino luchando para continuar la resistencia en Baviera, al menos durante algún tiempo. El Führer ha perdido toda esperanza en una solución feliz del conflicto. Pero todos los que aquí estamos, incluida yo,
tenemos esperanza mientras hay vida. Te ruego que mantengas en alto la cabeza y que no desesperes. Aún quedan alientos, pero es evidente que no vamos a dejar que nos capturen vivos. La fiel Liesl no quiere abandonarme. Le he dicho muchas veces que se marche. Quisiera regalarle mi reloj de oro, pero por desgracia se lo legué a Miezi. Tú podrás dar a Miezi algo de igual valor, entre mis joyas. Arregla las cosas equitativamente. Quisiera llevar hasta el fin la pulsera de oro con la gema verde. Me la quitarás, y la llevarás siempre, como yo la llevé. También eso estaba destinado a Miezi, en el testamento, así que haz igual que antes. Mi reloj de brillantes se encuentra por desgracia en reparación. Al final de la carta te pongo la dirección exacta. Tal vez tengas suerte y podrás recuperarlo. Debe pertenecerte, pues siempre te gustó. También la pulsera de diamantes y el colgante de topacio, regalo de Hitler en mí último cumpleaños, te pertenecen. Espero que mis deseos sean respetados por los otros. Por otra parte, debo rogarte que te ocupes de lo siguiente: Destruye toda mi correspondencia privada, y sobre todo los papeles de negocios. Bajo ninguna circunstancia deberán ser halladas las facturas de la Heise. Destruye también un sobre que está dirigido al Führer y que se encuentra en la caja fuerte del sótano. Ruego que no sea leído.
También te pido que con las cartas del Führer y la copia de mis contestaciones (libreta de piel azul), hagas un paquete que resista a la humedad, y que por último lo entierres bajo tierra Te suplico que no lo destruyas. Debo a la firma Heise la factura que adjunto. Puede ser que haya otras cuentas, pero no son más de mil quinientos marcos. No sé lo que piensas hacer con las películas y los álbumes. En todo caso te ruego que lo destruyas sólo en última instancia, salvo las cartas privadas y el asunto del sobre dirigido al Führer. Esto último puedes quemarlo inmediatamente. Te mando para comer y fumar. Da también café a Kathl y a Linders. Entrega a Linders algunas conservas de mi bodega. El tabaco es para papá, y el chocolate para mamá. Hay chocolate y tabaco en el "Berg". Puedes tomarlo. Por el momento me dicen que la situación es mejor, y el general Burgdorf, que ayer nos daba un diez por ciento de posibilidades de salvación, hoy declara que las probabilidades son del cincuenta por ciento Entonces, tal vez todo termine bien. ¿Llegó Arndt con la carta y la maleta? Hemos sabido aquí que el avión se retrasó. Espero que Morell haya llegado a tu casa con mis alhajas. Sería tremendo que hubiera pasado cualquier cosa. Voy a escribir a mamá, a Herta y a Georg, si es posible mañana. Por hoy está bien. Ahora, querida hermanita, te deseo mucha, mucha suerte. Y no olvides que volverás a ver, sin duda, a Hermann. Con los saludos más cordiales, un beso de tu hermana, Eva.
«P. D. —Acabo de hablar con el Führer. Creo que hoy se ve el futuro bastante menos sombrío que ayer. La dirección del relojero es: SS Untersharf Stegemann, SS Lager Orianenburg, evacuado a Kyritz.»
http://www.estudiodehitler.com/2008/11/ltimas-cartas-de-eva-braun.html
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